Esta cuarta semana de marzo, el Coronavirus está azotando muy duramente a España e Italia, aunque esta pandemia está afectando a todos los países del planeta en mayor o menor medida. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha confirmado hoy que continúa el Estado de Alarma quince días más, confinando a todos los españoles en sus casas, durante las próximas semanas hasta el 11 de abril. Toda la información sobre la pandemia la puedes seguir en La Voz de la Sierra que dirige Juan Antonio Tirado.

Recordamos nuestra causa solidaria, de este mes, que nos llega desde Málaga: Doble Corazón.
Nuestra presidenta, Mar Olayo, nos pidió que, hasta que consigamos vencer esa pandemia, nuestros relatos solidarios tengan una doble finalidad y nos animó a escribir en apoyo a la iniciativa de la doctora Cristina Marín Campos, para apoyar y animar a los pacientes aislados de los hospitales.
Mar nos envía el siguiente comunicado con las Cinco Palabras de esta semana:
Somos lo que pensamos
Gracias por todos vuestros relatos solidarios que estas semanas están teniendo una doble finalidad: Ayudar a la causa del mes y mandar un mensaje de ánimo y esperanza a todos los enfermos de los hospitales y a las personas aisladas cuya tristeza y miedo les ahoga tanto como el coronavirus. Con los vídeos que me estáis mandando, leyendo vuestros propios relatos, llegamos también a las personas que no nos pueden leer pero sí es escuchar. Con vuestras palabras entra en sus casas ese aliento que necesitan para creer que juntos podemos superar crisis mundial.
Somos lo que pensamos y lo que decimos, por eso os pido que cuando aparezca el temor, el desaliento comience a consumiros, la rabia quiera instalarse en vuestro corazón, traigáis a vuestra mente un pensamiento positivo, un recuerdo amable, palabras de seda. Coged un bolígrafo y escribid, descargad vuestra angustia sobre el papel y rompedlo.
Después tomad otro hoja y escribid para las personas que están en peor situación que vosotros para darles todo el ánimo y ternura que podías, veréis que vuestro corazón comienza a latir con mucha paz.
Si todos emitiésemos al mundo pensamientos positivos, transformaríamos la energía negativa de muchos seres que nos rodean.
Somos lo que pensamos y decimos.
¿Tienes algo bueno que decir?
Dilo y ayuda
Juntos lo podemos conseguir
JUNTOS VENCEREMOS AL CORONAVIRUS
Mis Cinco Palabras son:
VENTANA
PALOMAS
CREER
PREGUNTA
FAMILIA
Mónica Rodríguez, Onda Cero Sierra, entrevistó a Mar Olayo, donde hace una homenaje a su gran familia #SagaOlayo22, a los compañeros de todas las aerolínea, que arriesgan su salud para que los pasajeros vuelvan a sus hogares, en especial a sus compañeros de Iberia, y a todos los enfermos que están sufriendo esta dramática situación.
Estos son los relatos de los escritores solidarios que hemos enviado a los pacientes aislados en los hospitales, con las CINCO PALABRAS que nos regaló Blanca Portillo:
(*) Escribir el relato solidario con tres premisas:
1-. Extensión máxima 100 palabras.
2-. No se cambiará la posición de las palabras.
3-. No se modificará el género ni el número de las palabras proporcionadas.
*Por favor, revisad ortografía antes de publicarlo.
LAS BECAS DE CINCO PALABRAS PARA UGANDA
Recordemos que la Asociación de Escritores Solidarios Cinco Palabras se ha hecho cargo, desde este mes de marzo de las becas 2020 en Uganda de Patrick, Daphine y Scovia a través del Proyecto de Alfabetización. En el caso de Daphine y Scovia empiezan en la universidad, cursando las carreras Administración de Empresas y Turismo, respectivamente. Mientras que Patrick va a ingresar en un Centro de Educación Especial.
Si deseas colaborar con Cinco Palabras en el Proyecyo de Alfabetización que estamos desarrollando, puedes hacerlo comprando las pulseras de Cinco Palabras hechas por Be in Africa en Uganda. También puedes adquirir nuestros productos solidarios en nuestra Tienda On Line
PROLOGUISTA DE MARZO

Federico Rodríguez Garrido
Periodista. Director de Informativos Fuengirola TV
Este periodista madrileño, afincado en Málaga desde muy pequeño, es responsable de los Servicios Informativos de Fuengirola TV desde el 2004 hasta la fecha, anteriormente pasó por la La Opinión de Málaga, de 1999 a 2001, además por Radio Las Rozas de 1992 a 1997 donde desempeñó labores de narrador y comentarista deportivo.
CAUSA DE MARZO
Iván Perchante es un argentino de 33 años afincado en Málaga desde hace 18 años y actualmente trabajando en una empresa turística ha empleado los 18 idiomas que habla en contactar con turistas y recaudar dinero para sus proyectos solidarios en Camerún. Su vida futbolistica se trucó por una lesión lo que le obligó a cambiar de rumbo su vida.
La experiencia le ha animado a poner en marcha tres proyectos para mejorar la vida de los enfermos y el entorno que costeará con la venta de su novela: Doble Corazón.
NORMAS DE CINCO PALABRAS
Los escritores solidarios de CINCO PALABRAS siguen las siguientes reglas:
No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.
El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)
(*) Escribe el relato en esta WEB pinchando DEJA UN COMENTARIO (aparecerán publicados una vez sean aprobados por nuestro equipo de edición) – Al final del mes se recopilarán todos los relatos en un volumen editado en PDF, que se podrá adquirir por un donativo de 10€, destinado a cada causa del mes. Colabora con nosotros y nuestras causas.
Además, puedes colaborar para que siga creciendo el proyecto CINCO PALABRAS mediante un donativo realizando una transferencia bancaria a la cuenta corriente de la Asociación de Escritores Solidarios:
BANKIA
IBAN ES22 2038 2463 2460 0037 9336.
NOTA: CINCO PALABRAS se reserva el derecho de la publicación de los relatos. Se eliminarán relatos ofensivos o insultantes hacia cualquier país, pueblo, animal o personal que puedan herir la sensibilidad del lector. Registro de la Propiedad Intelectual Nº 43388/2013 © CINCO PALABRAS. Una vez que el autor escribe su relato en ‘comentarios’, autoriza a CINCO PALABRAS a hacer comunicación pública de las obras que voluntariamente publica en nuestra página web: cincopalabras.com
Por la ventana, todas las mañanas, aquel anciano centenario soltaba muchas palomas, cada una portaba en sus patas papeles enrollados. La gente, desde sus ventanas, las veían partir y se preguntaban qué contendrían esos papeles. Algunos decían que estaba loco, otros les dio por creer que participó en alguna guerra. La pregunta que todos se hacían era la misma: “¿A dónde iban todas esas palomas?”
Un día alguien preguntó: “¿Por qué lo haces?”
Y el anciano contestó:
“Hace mucho tiempo lancé una paloma pidiendo ayuda y alguien, milagrosamente, me ayudó. Ahora, después de tantos años, ya somos…
Una gran familia”
Sopla el viento del pueblo unido en los cristales de las habitaciones de los enfermos. Golpea la ventana en una llamada al ánimo en el hospital, en cada vivienda, con el empuje y la fuerza del vuelo de mil palomas, esparciendo alegría y libertad. Creer es poder. Atrás, muy lejos quedaron pasadas rencillas; ahora solo existe un ejército solidario que responde aplastando la ansiada pregunta: sí, hay esperanza y habrá cura. Eres tú, es tu familia, somos todos, somos uno, batallando con Cinco Palabras contra el maldito bicho: ¡Venceremos!
Él miraba por la ventana, como hacía todas las mañanas desde que se habían mudado, observando las palomas que revoloteaban en la azotea. Quería creer que había tomado la decisión correcta cuando eligió a Ella a pesar de todas las dificultades que se avecinaban. La gran pregunta se contestó sola y el corazón ganó la partida. Aunque hubo quienes no le apoyaron, ahora, un año después, y con la pequeña de la familia dormida en la cuna, una sonrisa se dibujó en sus labios sintiendo que todo iba a salir bien.
Para ti, aunque no te conozco, si puedes mirar por la ventana con suerte verás palomas cruzar el cielo, echarás en falta ver gente por la calle, el ajetreo de la circulación, los ruidos de la ciudad.
Cuesta creer en la realidad de esta situación, todos nos hacemos la misma pregunta ¿Es esto una pesadilla?, a todos nos gustaría despertar y que lo fuera.
Pronto pasará, recuperaremos nuestra vida y todo esto sera una anécdota mas.
De momento nos hemos convertido en una familia inmensa en la que compartimos soledad, miedos, solidaridad y esperanza, mucha esperanza, vamos a ganarle la partida a la enfermedad todos juntos.
Y recuerda, no estás solo.
Mientras estaba escuchando una versión del Romance Anónimo, por la ventana de mi nueva habitación, pude disfrutar de ver aquellas palomas. Una visión del exterior que me hizo creer que podría volar para repartir esperanza.
Con un nuevo amanecer, observando a una de las palomas, me surgió una pregunta ¿Eran las mismas palomas cada día? Seguramente y puede ser de la misma familia, una gran familia que cada día llegando el almuerzo con su puntualidad, se hacían las dueñas del césped del jardín.
El mismo jardín que desde hace una semana, era un sitio solitario y exclusivamente visitado por palomas.
Alas
Una niña parece mirar por la ventana. Sin embargo ella tiene los ojos bien cerrados y las manos abiertas.
Mientras percibe el vuelo de palomas inquietas, dibuja con sus dedos, en el aire, la historia que imaginan sus seis años.
Ha empezado a creer en la leyenda que un día sus amigas le contaron… la del hilo que enlaza nuestras almas.
¿Estaremos a tiempo -se pregunta en su jaula (como todos)- de entender que hemos sido, desde siempre, familia?
Cuando el encierro pase, sin fronteras de idiomas, prejuicios ni banderas, los humanos podremos abrir aún más las alas.
SOLA EN CASA
Permanecer en casa,
contemplar desde la ventana
un vuelo de palomas,
asombro blanco,
libertad alada.
Creer en un final,
lanzar al aire
la pregunta inevitable,
el hasta cuándo.
Esperar en torno a la mesa
la cálida compañía
de toda la familia.
Saber que así será.
¡Quiero una ventana!¡Quiero una ventana!¡Quiero una ventana!
Una rabieta de mi hijo que hoy empezó temprano.
-“¿Para qué quieres una ventana?”
-“Hoy es el día que vienen Las Palomas a contarme un cuento…”
No me lo podía creer, era la primera noticia sobre éste tema.
A mí pregunta de -“¿desde cuándo hablas con Las Palomas?”
Su contestación me dejó boquiabierta:
_”desde que tú cantas a las flores”…
Sin duda, pensé, familia extraña la nuestra pero feliz.
Así que a la ventana fuimos…
Tengo la ventana del alma
abierta de par en par.
Entraron palomas blancas
y anidaron en el calorcito de la esperanza.
Solo queda creer en que podemos,
en nosotros,
en nuestras fuerzas.
Lancé una pregunta al viento
esperando mil posibles respuestas…
mientras llegan,
me quedo en familia
abrazando nuestros sueños.
EL SECRETO
Hace tiempo que por la ventana de mi habitación se cuelan dos palomas. Son hermosas, con las alas de colores. Me acompañan un rato y luego se van, quién sabe adónde. A mi madre no le he dicho nada, aunque yo las veo todos los días, siempre a la misma hora. No acabo de creer cómo saben ellas la hora exacta. Pero es una pregunta que no puedo hacer a nadie de mi familia. Los secretos no se pueden compartir con nadie, lo sabes, ¿verdad?
Son las ocho, y en mi habitual rutina, que últimamente se ha tornado obsesiva, abro la ventana y escucho el silencio. Los trinos callaron hace ya tanto que me parece eterno. Las palomas emigraron al creer otra mentira.
Y me asalta “la pregunta”, que no por recurrente se convierte en más absurda,
¿Sentirán el vacío de mi estancia?
Un lugar que, en su oquedad, hace que el escuálido tintineo del teléfono se convierta en un tañer de campanas, que me asusta, me despierta y me devuelve a la crueldad de mi encierro:
“Don Francisco, ¿qué tal se encuentra hoy?”.
Si, somos conscientes de que estas pasando un mal rato, tú que siempre viviste solo y apenas hablabas con tu poca gente conocida, asomado a la ventana de ese hospital, viendo las palomas de ese parque inmenso, tan vacío de almas.
No decaigas, ha llegado la hora de creer, estamos todos a tu lado y con la ayuda de todos, pronto has de salir.
Hemos aprendido que unidos somos más fuertes, así que recupérate pronto y cuando salgas, solo entonces, hazte la siguiente pregunta, ¿Tendré los brazos lo suficientemente largos para abrazar a la que ya, es tu nueva familia?
Una ventana,
Una ventana viendo al cielo,
Una ventana como el arca de Noé.
Una visión solo para arriba,
¿De dónde de viene la esperanza y la fe?
Quienes son estos que vuelan como nubes
¿Y cómo palomas a sus ventanas?
¿Quiénes son los que se sostienen viendo al invisible?
Los que pueden creer.
Los que tienen la certeza de lo que se espera,
La convicción de lo que no se ve,
Hombres y mujeres de fe.
Responde la pregunta:
Los que se salvarán y a su familia,
En medio de este diluvio en que estamos…
Volvamos a Dios, creamos!
Con la esperanza
pegada a la VENTANA,
Sueño con abrazos
como alas de PALOMAS.
Quisiera tenerte cerca
y CREER que termina la clausura,
no hacerme otra vez la PREGUNTA…
porque tengo a todos juntos en FAMILIA.
En muchas casas de El Cairo tras la celosía de una ventana los cairotas crían palomas. Desde la calle se distinguen los palomares, unos sencillos, otros elaborados pero todos hermosos. Cuando el rumor del tráfico se acalla estos días de confinamiento cuesta creer que sean el aleteo y el zureo de las palomas los sonidos que conecten unas casas con otras. Ashisa le pregunta a Abdul por su familia mientras rellena los comederos, cambia los bebederos y canta sintiéndose también paloma, enjaulada y desprovista de sus alas de alegría. Que cambien pronto las cosas, desea con todo su corazón. Inshallah.
LIBRE
Se asoma a la VENTANA de aquel hospital donde permanece aislada.
Añora la libertad con la que vuelan las PALOMAS, sus alas de plumaje blanco , sus vuelos sin rumbo…
Ahora solo puede CREER en sí misma, ella sabe que pronto podrá curarse…
Se PREGUNTA qué debe valorar , a quién amó, a quién perdonó, a quién hizo daño y quién le hizo libre…
Hasta que llegó a una simple conclusión: Cada amigo , cada enemigo, cada ex , cada pareja , y cada miembro que perteneció a su FAMILIA son un trocito de ella…
La humanidad solo vuela cuando sabe amarse y amar…(M.Arnás)
Tras aquella ventana, el día gris irrumpía en mis pupilas. Me hubiera gustado formar parte de aquellas palomas que volaban rumbo a unos días más soleados.
Costaba creer que meses atrás, tras aquella pregunta, se escondía el deseo de agrandar esta pequeña familia. Sólo queda esperar, pues después de un día gris, siempre vuelve a salir el sol. Y estaremos los tres tras esta ventana, esperando días mejores
Para Palo
EN LAS ALAS DEL VIENTO
Nadie puede asomarse a la ventana sin marco de la incertidumbre, sin vértigo. Solo las palomas vuelan más allá del miedo. Creer es ser libre. La pregunta contiene en sí la respuesta. La respuesta es la pregunta. Somos humanos, no más. Ni dioses ni desalmados. Somos una gran familia.
MVF©
Tengo abiertos mis ojoscomo ventana luminosa por donde entra la luz de la mañana.
Ojos que aletean como
alas de palomas que juegan al amor
ante mi mirada.
¿Cómo no creer que la vida continúa?
¿Que la voz apagara el silencio que nos envuelve?
¿Que el amor nos espera entre besos guardados y suspiros contenidos al alba?
¿Cómo no aguardar el sonido de la familia, versos que cantan el amor de la entrega y la esperanza?
¿Cómo no hacer la pregunta?
¿Me amas?
Abramos la ventana
y miremos a ese horizonte
que es común,
el que nos llama desde la mañana y
nos acuesta por las noches,
¡volemos hacia él como palomas guiadas por la intuición!
Solo intuimos que nunca estuvimos tan unidos estando tan separados,
solo creemos que ahora en la distancia
el abrazo será más fuerte que cuando estábamos abrazados.
Intuir, creer, sentir, volar
en una misma dirección.
Vibrar
en una misma frecuencia,
como láser de un mismo corazón
que avanza sin miedo,
guiados por la misma pregunta
¿Qué hemos de temer?
La familia se ha hecho numerosa en la Tierra
VENTANA PALOMAS CREER PREGUNTA FAMILIA
¿Tienes algo bueno que decir?
Con la osadía que da la inconsciencia, me lanzo con mi relato solidario.
“En un tiempo no muy lejano decidí abrir la ventana de twitter y dejar entrar en mi mundo millones de palomas que volaban por este universo.
Entre todas ellas se coló una que me hizo hacer una pregunta:
¿Qué es CINCO PALABRAS?
La respuesta me llevó a encontrar una gran familia SOLIDARIA con el mundo.
Y nos llevan a creer que siempre podemos sacar lo mejor de nosotros”
Por sus grandes PROYECTOS y OBRAS sociales los conoceréis.
Gracias a las 🕊 Cinco Palabras y Mar Olayo.
Sigue sin haber luz ni actividad en la VENTANA.
Las PALOMAS llegan como cada mañana al reclamo de las migas de pan mojadas en leche que Serafina esparce sobre el alféizar para que coman.
Intuyen que algo raro pasa. Con sus picos golpean los cristales reclamando la presencia de su benefactora.
Difícil CREER la actitud de estos animalitos. Seguro que entre ellos vuela una misma PREGUNTA.
Me devano los sesos.
¿cómo conseguir que reparen en mí, pedirles que sigan viniendo, que yo les pondré pan con leche en mi balcón hasta que la abuela regrese con su FAMILIA?
No solo, cinco palabras, se me ocurrían, al mirar por la VENTANA.
Brotaba una primavera, llena de vida. Era una fiesta preparada para todas esas aves, que en otoño emigraron, y ahora retornaban, a esta celebración de mil colores.
Surcaban los cielos millares de PALOMAS, a dicho acontecimiento.
CREER, que todos podríamos disfrutar, de esta puesta en escena, antes que tarde; consuela
¿Nos abrazaríamos pronto? La PREGUNTA, flotaba en el aire.
Escuchar a la orquesta, interpretando las cuatro estaciones de Vivaldi. Te hacia soñar. Estar con la FAMILIA, en una gran pradera, gozando de la explosión de la bella naturaleza.
COLUMBA
Al abrir la VENTANA para ventilar, un par de PALOMAS aprovechan para entrar en su dormitorio. Pasado el sobresalto inicial, la mujer repara en los papelitos que tienen anudados a sus patas. No lo puede CREER, son palomas mensajeras. Se PREGUNTA entonces cómo era aquel poema de Alberti que aprendió de niña en el colegio. Cuando a la hora de la comida, reunida alrededor de la mesa toda la FAMILIA, la mujer narra lo sucedido, su marido dirige una rápida mirada a sus cinco hijos y le sobreviene un escalofrío al pensar en el Espíritu Santo.
De ventana a ventana
Amanece un nuevo día. Abro mi ventana, inspiro y me lleno de energía que quiero compartir.
¡Quién pudiera llegar hasta la tuya, volando como las palomas!
Y contarte que, aunque aislados, nos sentimos capaces de acompañarte.
Solo con la mente podemos ser completamente libres. Si es verdad que somos lo que pensamos, me empeño en creer que vuelo y te alcanzo.
Te llevo buenas noticias a tu pregunta sin respuesta.
Hoy que somos familia, hermanados por una misma causa, aplaudo tu voluntad de imaginarme.
Asómate a tu ventana y aguárdame.
Allí nos veremos cuando decidas encontrarme.
PALOMAS DE MI ESPERANZA
Congelados los días
tras los cristales de mi ventana,
sigue la ciudad inmóvil… solitaria.
Arrancándole pedacitos al Alma
afloran nostalgias de rutinas pausadas;
humedecidos los ojos por anchas distancias.
Un tenue pestañeo… y entre alegres aleteos,
dos bellas palomas blancas
de largas plumas y colas de abanico,
llegan hasta mi alféizar
cubriéndolo de esperanza.
En un segundo el sol vuelve a brillar.
No es una opción creer en el mañana,
siempre ha de ser nuestra meta.
Que tu pregunta y la mía abrazadas
no sean más… una respuesta que calla.
Unidos como nunca somos…
una gran familia ganando esta batalla.
Mensajeras
Abrí la ventana y comprobé que había soñado con algo todavía inalcanzable. La ciudad seguía vacía, en silencio. Poco a poco las calles se fueron vistiendo con todos aquellos profesionales que seguían batallando en la trinchera. Me sentí segura y acompañada en la distancia.
Llegaron dos palomas al alfeizar, e iniciaron agradecidas, su acostumbrada danza nupcial, mientras se comían el único manjar a su alcance.
Ver para creer. Ellas, como en tiempos de guerra, hacían de mensajeras; se llevaban una pregunta y traían mil respuestas. Ya forman parte de la familia.
Y mi mensaje: ¡No temas, de ésta salimos juntos!
Una ventana abierta
Te estoy enviando una ventana abierta. Abierta como mi alma al dolor que hoy te aflige. Acércate sin temor. Siente cómo entran por ella los tibios rayos del sol mañanero, una brisa fresca -salpicada de tus aromas preferidos- y el sedoso aleteo de palomas mensajeras invitándote a la vida. Deja que escapen las dudas, la oscuridad y el miedo, tu propia dolencia… Sólo tienes que creer, y sin hacer pregunta alguna, asomarte a ella con fe, arropado por tu familia y amigos. Y quiero que cuentes también con desconocidos como yo que te envían, con mucha esperanza, una ventana abierta.
DÍAS DE QUIETUD
Como todos los días cuando me despierto, lo primero que hago es mirar por la ventana y dar gracias por lo que se muestra ante mí. Estos días de calma absoluta, las palomas como el resto de aves, se posan tranquilas en las ramas de los olivos que rodean la casa y disfrutan de su hábitad. Quisiera creer que esa quietud corresponde a días no laborables, en lugar de esta situación surrealista. Vuelvo a la realidad y agradezco de nuevo lo que tengo y lo que soy, antes de hacer la pregunta de rigor a los cercanos: ¿Cómo sigues?
Abro la ventana cada mañana,
solo puedo hacer eso para sentir el aire.
Las mismas palomas cada día, vuelan
ajenas a nuestra realidad.
¿Quién iba a creer lo que está sucediendo ?
Y siempre la misma pregunta ¿hasta cuándo?
De esta saldremos, aunque falta…
Y descubriremos cosas que habíamos olvidado,
pequeñas cosas sin importancia
y que ahora significan tanto.
Volveremos a ir con prisa,
nos olvidaremos del ahora.
Pero de vez en cuando nos acordaremos
de cómo nos volcamos los unos en los otros, cómo nos asomábamos a los balcones para mostrar que estábamos unidos.
Unidos a esa familia de desconocidos.
¿Estaban seguros nuestros amigos de cuatro patas?, queremos pensar que sí, cada vez que no los oímos más que por la ventana,
Al fin y al cabo la vida se podría medir desde la altura a la que una paloma vuela y siempre desde esa altura hasta la próxima un poco más arriba. Pensar en ello taciturna que la vida se podía medir de muchas maneras la reconfortaba.
Dicen que cuando Dios te cierra una puerta te abre una ventana. Hasta el zureo de las palomas me resulta extraño. Es difícil creer lo que está pasando y, a veces, me hago la pregunta, ¿será un sueño? Pero la realidad se impone.
Un escalofrío recorre mi espalda. Esto hay que vencerlo y lo vamos a hacer todos juntos. Creo que esta lección nos hará volvernos más humildes, más humanos, más solidarios.
Ya no es solo la familia la que nos quiere. Nos queremos todos y a todos. Pronto se abrirá esa ventana y desde ella gritaremos ¡Lo conseguimos! Hemos vencido al virus. ¡Ánimo!
-Levántate y anda hacia la ventana.
-¿Para qué?
-En ella están las palomas apelotonadas.
-No creo que eso me alegre.
-Creer a veces es suficiente, ¡mira cómo cotillean!
-Me gustaría levantarme pero…
-No hay peros que valgan, oye, una pregunta: ¿cómo es estar siempre ahí sentado?
-A veces cómodo, muchas no…
Una de las palomas empuja la ventana y logra abrirla, entra una fuerte brisa, las palomas revolotean por toda la habitación.
-Tanto tiempo sin ir hasta ellas y mira… ¡ellas vinieron a ti! – dijo la voz de su corazón.
-Será… ¿Se sentirán familia?
¡Y animado por ellas… se levantó!
Hoy desde mi ventana veo las palomas y las cigüeñas volar. Las urracas saltan en la azotea frente a mi casa. Todos rebosan vida. Rememoro otra época diferente, en la que yo también necesité asistencia respirando, mis pulmones llenos de coágulos. Pero nunca dejé de creer que mejorar y estar bien era posible. Mi doctor aún se pregunta cómo estoy viva. Siempre sentí que iba a estar bien. La peor llamada, la de despedida a mi familia, que no fue la última sino la primera de una nueva vida. Ten ánimo, cree en tí, estamos todos contigo, un gran abrazo.
Mis ojos son los mismos, pero he cambiado la mirada. Observo ahora mi ventana como el improvisado marco de una grandiosa obra de arte. A su fondo inmóvil, le da pinceladas de color el sol, aparecen palomas que descansan en un árbol, ahora desprovisto de sus hojas.
Me recuerdan que debo creer en la esperanza.
También veo alguna nube con forma divertida, parece que pregunta, ¿quién soy? o esa familia de pajarillos que vuela sin temor, ya que nuestro miedo disipó el suyo.
Pero es una obra incompleta, porque faltas tú, faltamos nosotros, todos faltamos … Pero nunca dudes que volveremos.
Bajo las sabanas escuché un ruido extraño, me levanté, junto al poyete de la ventana, una preciosa paloma africana golpeaba con su pico el cristal, mis pupilas se clavaron en las suyas, ella me sostuvo la mirada con amor, tristeza y ternura. No lo podía creer, era mi primera visita tras el confinamiento por coronavirus. Dios la había enviado para romper mi soledad. La esperanza volvió a brillar y entonces le hice la siguiente pregunta: ¿Podrías decirle a mi familia y a todos los que se debaten entre la vida y la muerte, que los quiero, hoy más que nunca?
¡Ventana que acoge palomas!
Pájaros de paz en
Picasso volaban
Dan vueltas suben bajan
Picotean nuestras migas que
lanza nuestra alma
¡Sus ruidos nos molestan!
¡Nos encantan!
Tesla se enamoró de una…
Dijo: “Quería a esa paloma al igual que un hombre ama a una mujer, y ella también me quería a mí. Me daba razones para vivir”
Cucurrucucú cantaba Pedro Infante
¿Qué tendrá el amor de esta misteriosa ave?
Creer que montas en ella,
sus alas se abren esbeltas.
Pregunta:
“¿Dónde está la familia?”
¡Navegador sin GPS!
¡Levanta del pico su punta!
Y…
¡FLAS! ¡FLAS! se alza…
¡Es única!
ADIÓS
Una última mirada a través de la ventana que me ha mantenido en contacto con el mundo durante estas semanas.
El último adiós a las palomas que desde el alféizar me han acompañado estos interminables días siendo testigos de mi recuperación, todavía no me lo puedo creer.
Con lo mal que estuve, las veces que me hice la misma pregunta ¿Saldré de esta? A la que me respondía, por supuesto que sí, saldré, las fuerzas me flaquearon pero nunca la esperanza.
El último adiós a la habitación que dejó atrás caminando hacia la salida, me parece un sueño, pero regreso a casa con la Familia.
ENCUENTRO EN LA NOCHE
Ya ha caído la noche, y desde su retiro involuntario, el adolescente observa, a través de una ventana iluminada, una figura femenina que baila.
Mientras escucha el aleteo de las palomas, juega a creer que la chica que se mueve frente a su balcón también lo mira a él.
Se pregunta si se llegarán a conocer, si coincidirán tirando la basura o paseando al perro.
Su familia se sobresalta al escuchar que grita emocionado cuando descubre que una mano lo saluda desde el al otro lado de la calle. Definitivamente, el sol saldrá mañana.
Apoyo mi rostro sobre el estático cristal de la ventana, cuando observo el vuelo de palomas planeando libres, ajenas a todo, disfrutando de su condición.
Me inclino curiosa para abrir la ventana. De pronto percibo el calor de los rayos del sol sobre mi tez, la brisa suave que alborota mi pelo, y exhalo el aire.
Quizá sea el momento de volver a creer, momento de plantearse la obligada pregunta:
“¿Y esta vez, lo haremos bien?”
La familia de palomas se aleja permitiéndome ver los árboles, montañas, el cielo…la naturaleza nos concede de nuevo, la oportunidad de la vida.
Me acabo de despertar, un día más. Miro a través de mi ventana y descubro un mundo maravilloso, el sol está espléndido y veo una pareja de palomas volando sobre los árboles de mi jardín, alrededor de mi hogar, sin preocupaciones, y siento que la vida sigue y que los momentos difíciles se superan.
Quiero creer que todo pasará pronto y me hago una pregunta, a pesar de que haya mucha gente que vive o se siente sola, ¿no somos realmente una gran familia? Y me respondo que sí, y por eso comparto contigo mis sentimientos y te deseo felicidad.
LA SEÑAL
A los pocos días del confinamiento, sentí un deseo irrefrenable de abrir la ventana.
Andaba absorta contemplando, el árbol que repusieron en las últimas elecciones.
Estaba verdaderamente hermoso, hojas multicolores vestían sus ramas, e iba creciendo, como ninguno lo había hecho. Todos los que plantaron, anteriormente, al poco tiempo, morían.
Un aleteo me sobresalto, cerré los ojos. Al abrirlos pude ver, dos palomas posadas encima de una farola, compartiendo el agua.
Comencé a creer que aquello, era una señal.
Reflexioné, haciéndome una pregunta ¿Será el momento de comprender, que todos debemos actuar, como una gran familia?
¡Yo, sí lo creo!
Una ventana se abre. Un hombre, a quien la vida le ha enseñado a extraer lo mejor de cada día, asoma su sonrisa entre pilares y altavoces. Las palomas, fieles espectadoras, se posan en primera fila como todas las tardes a las ocho, aunque sin bizcocho.
Ver para creer o creer para vivir.
Las notas musicales, cargadas de esperanza y solidaridad, llaman a los cristales de todos los vecinos con una humilde pregunta:
¿Te unes a esta gran familia? Juntos venceremos al coronavirus.
Y Manuel, emocionado, escucha a la vecindad cantando: RESISTIRÉ.
Para mis hermanas y hermanos del planeta.
Ahora no puedes acceder a ninguna ventana de Windows para trabajar, ni siquiera para entretenerte porque estás postrado en una cama y la internista, la doctora Palomas, que no es nombre sino apellido, insiste en darte ánimos para hacerte creer que vas a salir de esta. Y seguramente será así, ya que la actitud positiva es imprescindible, y ella lo sabe, para cuando uno está malito, sin poder moverse, sin poder articular siquiera una palabra, una pregunta, una duda. Ellos, los sanitarios, son los que, en este momento, en los hospitales, hacen las veces de familia. ¡Que vivan!
La ventana permanece cerrada a pesar de todo. Por una rendija vigilo a las palomas que se posan en el alero del tejado, como un ejército que espera la orden de atacar. Creer en Dios a veces no basta, te haces la pregunta de cómo proteger a tu familia, cuando llega el momento en el que hasta las aves las sientes amenazantes, hay que cerrar la puerta y atrancarla. Todo antes de que nadie les haga daño. Abrazo a mis hijos y, al más pequeño, le canto una nana. A los mayores no les dejo asomarse a ver el sol.
Salía a pasear y siempre veía la ventana cerrada, sólo algunas palomas posadas en el alféizar. Empezó a creer que allí no vivía nadie.
Llegó el otoño y un carruaje se paró en la puerta de la casona; del coche bajaron varias personas, todas desconocidas para él. Pasaban los días y nadie salía de la casa: la pregunta que todo el pueblo se hacía era que si sería una familia llegada de ultramar, por fin descubrieron que eran los herederos de los antiguos dueños de la casa y que acababan de llegar de las Américas para asentarse en el lugar.