El pasado jueves, 27 de enero de 2022, se presentó en la Biblioteca Elena Fortún de Madrid, el poemario "Tiempo de memoria" de Chelo de la Torre. En esa presentación la autora estuvo acompañada por Enrique Gracia Trinidad, Arancha Martín, Asunción Caballero y por la editora, Lidia González. Esa misma mañana estuvo en Onda Cero Sierra donde anunció que parte de los fondos recaudados por la venta de su libro irán destinados al proyecto de Alfabetización de Cinco Palabras.
La palabra inquieta. Colección de poesía y relato
Este es un proyecto de la Editorial Nuevos Ekkos que nace para dar cabida a obras poéticas que evolucionan hacia nuevas tendencias, dará prioridad a la belleza y a formas visuales con dinámicas estructuras en sus versos. También cobijará obras colectivas de relevancia actual y narrativa sobre diversos entornos, que logren un impacto social y que inspiren valores acordes a las inquietudes de este siglo XXI en el que vivimos, y es donde está encuadrada la obra de Chelo de la Torre.

Marina Martínez Contreras es la autora de la obra plástica de la portada. y el libro estará en librerías y plataformas online, así como en la web editorial Nuevos Ekkos.
Chelo de la Torre también ha escrito su obra ÁNGULOS donde algunos de los relatos se han traducido al árabe.
por la actriz Soledad Olayo y la poeta África Sánchez
Además Chelo De la Torre edita la revista digital ASCHEL DIGITAL (AD). junto a la escritora y poeta Asunción Caballero (AS). Con la revista Aschel Digital, pretenden sumarse al abanico cultural existente en la actualidad, con el fin de promover de manera altruista, las artes y la literatura. Abriendo una ventana más a la creatividad plástica y visual así como a las distintas vertientes literarias escritas en Lengua Castellana.
ASCHEL DIGITAL Revista 12 pág 32 dedicado a Cinco Palabras a través de la poeta de Cinco Palabras, África Sánchez.
YouTube: Asociación Cinco Palabras
Chelo de la Torre es licenciada en matemáticas y durante 30 años ha sido profesora de matemáticas del " Jaime" es decir del I.E.S. Jaime Ferran de Collado Villalba.
CHELO DE LA TORRE,
por el pintor JAVIER OLAYO
Las Cinco Palabras propuestas por la autora de 'Tiempo de Memoria', Chelo de la Torre, son las siguientes:
ÁNGULOS
TIEMPO
MEMORIA
LIBRO
CUADRADO
EL PROLOGUISTA DE MES DE FEBRERO: ESTHER FERNÁNDEZ, PRIMA DE ANA

Mar Olayo, Presidenta de CINCO PALABRAS, me ha pedido que escriba el prólogo de la causa solidaria AYUDA A ANA. Para mí, como prima de Ana, es un honor hacerlo. Soy Esther y allá voy.
CAUSA DEL MES DE FEBRERO: AYUDEMOS A ANA
Esta es la historia de Ana Vargas, una mujer que nació en Portugal y actualmente vive en Florida, tiene 53 años y es de profesión repostera.



Ana fue diagnosticada con cáncer de ovarios tras someterse a un procedimiento quirúrgico hace 18 meses y desde el primer momento se dedicó a luchar con cuerpo y alma para salir adelante.
Por eso su amiga Liz Rivera ha organizado una recaudación de fondos, a través de GoFundMe donde lleva recaudados casi veinte mil dólares.

"Ana es un ser bondadoso, de luz y amor, que en todo momento nos ha ayudado y que siempre ha estado allí para cada uno de nosotros cuando la hemos necesitado", apunta Liz Rivera.
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TERTULIA DE CINCO PALABRAS DESDE EL CONFINAMIENTO CON LOS ESCRITORES SOLIDARIOS
Juan Antonio Tirado, periodista, jefe de informativos de Onda Cero Sierra y Director de La voz de la Sierra, ha comenzado su iniciativa “TERTULIAS SOLIDARIAS de CINCO PALABRAS”, para dar a conocer a los Escritores Solidarios y todos aquellos que han colaborado en estos siete años de andadura y siguen colaborando.
En esta primera tertulia participan los siguientes escritores solidarios y colaboradores de Cinco Palabras:
Gracia Olayo
Soledad Olayo
Javier Olayo
Marga García Calvo
África Sánchez
Claribel Aránega
Lili Del Riego
Alicia Manzanares
Gabriela Vázquez
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¿Qué pueden tener forma de ángulos dentro del tiempo? ¿Y qué forma tendrá el tiempo? Es la primera vez que me planteo esta cuestión.
Debe ser triste comenzar a perder la memoria. Lamentablemente no se es consciente del valor real de nuestra querida memoria.
Gracias a un libro, he podido empezar a construir un nuevo sendero, empezando a andar, gracias a mi afición por el teatro.
Es gratificante estar formando parte de otra experiencia que me ha regalado la vida.
Ahora que me doy cuenta, un cuadrado tiene ángulos, los mismos que dan clasificación a los tres tipos de cuadrados.
Los ángulos del tiempo se quiebran en mi memoria, se mezclan, se pierden y vuelven a aparecer en el libro de una historia miserable y personal. La soledad de mi entorno se vuelve abrupta, o acariciadora según sopla el aire de los recuerdos, esos recuerdos que atesoro en un espacio cuadrado, hermético y cerrado para evitar que vuelvan a escaparse, como pájaros hermosos y libres, buscando las estrellas.
No existe nada más aburrido que una solitaria línea recta salvo que se salte a la torera todos los convencionalismos y opte por dibujar sobre el plano curvas y ángulos, entonces esa misma recta deja de ser una simplona y nos arrebata la atención hasta el punto de perder, en su contemplación, la medida del tiempo.
Cuando la línea recta permuta en curvas dibuja en la memoria sinuosos caminos que construyen el laberinto de la imaginación; puede escribir las páginas de un libro maravilloso que hable de ti, de mí, el amor y la vida contenidos en un cuadrado perfecto.
Si las rejas ayer fueron un mal sueño,
batallaré en la cárcel del recuerdo,
si la vida perdida fue un infierno,
te buscaré en los ángulos del tiempo.
Si la angustia dictaba el destino,
evocaré alegría del momento,
si la palabra sufrió un secuestro,
gritaré la risa del pasado.
Si la memoria la hirió un laberinto,
reviviré miradas de niño,
si tu senda la cortó el monstruo,
caminaré valiente tras tus pasos.
No olvidaré las páginas de tu libro,
porque no eres tristeza de río seco,
ni imagen encerrada en cuadrado,
ni hay día sin olas de tu eco.
“Tiene ángulos que contienen, no como las esquinas que apartan, es enorme en sentimientos provocados porque nadie queda ausente, no miro el tiempo ni el que hace dentro ni el que hacia fuera cuando vine, ni el tiempo que llevo descubriendo detalles, tiene memoria, y lo recordamos tal como en el libro lo ponía y que bonito estaba puesto; no es la nuestra, pero es casi tan importante como la mía, esta cabe en un cuadrado, que no es exacto, 3,18 m x 2,76 m y me callo ya porque me emociono viendo su perfección.” Hablamos de Las Meninas
SANGRA MI MEMORIA
Las sombras de las horas
dibujan ángulos sobre mis noches
y pinchan con sus vértices
la piel de mis entrañas.
Se abren las venas del tiempo
y sangra mi memoria.
La sangre recorre los surcos de mi piel
y traza un mapa en el libro de mi vida,
que ahora yace
en el nicho cuadrado
-repleto de agua-
donde nadas tu eternidad
INSOMNIO
Busco entre las sombras el perfil de tu risa. Me pierdo en un laberinto poliédrico y los ángulos pinchan con sus vértices la piel de mis tripas. Recorro el mapa del tiempo y no escucho del reloj las horas. Al amanecer, siento la lava ardiente de mi memoria surcar con tu recuerdo mi rostro, y trazar con sangre y lágrimas, el final de la senda en tu libro. Ya el sol vuelve a su trono y las sombras desaparecen. Yo sigo pensando en tí y en ese pequeño recinto cuadrado, en el que anidas tu eternidad.
Era medio día, un día como otro cualquiera, que dejaba entrever todos los ángulos en los que el sol, hacía gala de su prepotencia.
Todo parecía igual, salvo por esa fotografía
que siempre le recordaba otro tiempo.
No estaba colocada en el mismo lugar.
Era algo extraño, su memoria era de las pocas cosas que conservaba intacta.
Ahora, esa fotografía estaba junto a un libro, que antaño fue su paño de lágrimas.
Todo podría ser de lo más normal.
De repente; un cuadrado con una cara pintada, se puso a bailar en la sala.
Supo entonces que algo ocurría.
Los ángulos, con el tiempo, se volvieron orgullosos, se sentían elegantes, agudos, de elite, aunque muchos de ellos eran verdaderamente obtusos. No se medían en centímetros como el resto de figuras, sino en grados porque desde que tenían memoria, en el libro en que vivían, procedían de la figura más perfecta, el circulo, cuyos puntos equidistaban lo mismo del centro, sin principio ni fin. Por eso, se alejaron de otras figuras que despreciaban por toscas, como el cuadrado, lo que no sabían es que el cuadrado contiene cuatro maravillosos ángulos rectos que suman los trescientos sesenta grados del círculo.
Mercedes Martínez
NO CONSIGO
No consigo saber en qué momento
todo en tus ángulos
se volvió oscuro
y se escondió en tu mirada
el tiempo de la dicha.
No consigo vestir a mi memoria
con la risa
que bañaba de avidez
nuestros cuerpos
en devorador incendio.
Nos urgía el placer de los besos,
escribir en los labios,
dejar huella en los huesos,
no consigo
el libro que soñamos.
No consigo el olvido
a pesar de moverme sin aire,
en un cuadrado de alambre
donde destrozo mis manos
porque aún te siento.
No consigo saber en qué momento
te volviste
perseguidora sombra de mi mente.
A fuego lento
Observo con detenimiento
los ángulos casi perfectos de tu rostro.
Se acaba el tiempo, y debo guardarlos bajo llave,
en lo más profundo de mi memoria.
Serás, las páginas del libro que despacio,
repasamos una y otra vez.
La imagen prendida en mi retina
grabada a fuego lento.
Al principio, me resultará difícil
salir del cuadrado o el circulo,
donde inseguros andarán mis pasos.
Tu mano, será el bastón donde apoyarme,
tu voz, será mi guía, y tus latidos y tu olor
me recordaran que no estoy sola,
en la terrible oscuridad que me engulle, poco a poco.
EN EL VACÍO DE TU LUZ
En un cofre de agua
guardé el dolor
provocado por los vértices de tus ángulos.
El arca viaja siempre entre mis brazos,
y la brisa de otro tiempo
teje una red de hilos
en mi memoria.
Para no olvidarte nunca,
para quedarme siempre contigo,
anoto en el libro de los muertos
semblanzas de tu biografía,
y una cascada de lágrimas
brotan del cristal de mis ojos.
Con ellas cubro el cuadrado de arena
que seca la sonrisa del aire.
Nada cambia.
La noche se hace día,
entre mis manos.
La luz golpeaba en los ángulos acerados de la habitación reflejando un tiempo que hacía mucho que había dejado de existir. Solo quedaban ya algunos restos en su memoria, perdidos entre las páginas de algún libro o atravesando el marco cuadrado de la pintura de su vida.
Abro los ojos y acuso todos los ángulos de este amor que desfallece. Hubo un tiempo en el que creció lozano, como un niño en la edad de la inocencia. Un sentimiento imprescindible que llenaba todos los vericuetos de la memoria. Esta que ahora me falla y hace que olvide ciertos pasajes del ayer. No era un amor de libro, era mucho más hermoso que cualquier historia. Ahora solo me queda este lánguido recuerdo llenando el cuadrado de esta habitación con vistas a ningún lugar. Cerraré los ojos para poder regresar.
SU MIRADA
Su mirada y la mía trazaron ángulos misteriosamente convergentes, como secuencia de aducción o embrujo irrefrenable que se hicieron los encontradizos y se afanaron desde lo profundo de lo desconocido.
Se paralizó el tiempo como se frena el flujo de agua en el surtidor de la plaza los días gélidos. En mi memoria, o en lo farragoso de la fantasía, duerme la estampa abocetada de su media sonrisa y la ráfaga azul-celeste del brillo de sus ojos.
Lleva un libro en sus manos, dobla la esquina y entra en Correos; no sé en qué cuadrado he memorizado su estampa o si mis sueños son la entelequia de un deseo y me atrinchero en casa esperando su posible recibo.
Libro-tiempo
Me descubro volando
en la redondez de la noche.
Donde no hay ángulos ni aristas.
Donde el tiempo se pinta en cúpulas,
cubiertas de temperas de memoria.
(recuerdos que nunca abandonan el nido)
Escribo un libro de páginas vivas…
(distancias tan próximas)
hojas en cuadrado
llenas de la misma redondez de la noche en que vuelo.
El tiempo se mide en libros…
SÍNTESIS
Entre estos cuatro ángulos
mi espacio y mi tiempo
quietos, se contienen.
Vacía, mi memoria,
de rastro y recuerdos
más allá de lo que veo.
Como libro sin páginas
que no halla su sentido
registro este universo:
abstracto cuadrado
con muros y techo
que el alma aprisionan.
Si se me permite participar ahí voy …
Hay ángulos en mi ayer
es ese tiempo de memoria
que no está en el libro.
Libro que guarda
viajes, fotos, tiza,
alarmas y algún cuadrado.
Y vuelven las termitas
a roer mi útero.
Solo es el álbum de recuerdos
de mis días.
Día a día Tomás Prado González, guarnecido por un innegable enganche a la simetría y al orden, iba rozando lentamente los ángulos de su fracaso. El tiempo, espejuelo despiadado, dotaba de razón a su madre qué, desprovista de memoria, evocaba y hacía balance de sus palabras antaño pronunciadas, anotadas ya, en el libro de su biografía.
¡¡Ay…Tomasín, Tomasín, alma mía!! improvisa tus pasos, no seas tan erguido y cuadrado como lo fue tu versado padre.
Efluvios
Aguanto la respiración. Miro a través de la ventanilla del autobús. El horizonte está anegado por un mar curvo. Los ángulos filosos de los tejados pinchan las nubes y borran mi memoria. Me tapo la cara con el libro que no consigo leer. Los efluvios a orines sin vaciar suben desde ese WC pequeño y cuadrado que hay en mitad del vehículo, traspasando la protección ficticia de mi mascarilla. Siento nauseas, quiero escapar o cambiar de asiento. Pero soy incapaz de moverme de mi sitio.
Cuando los pensamientos forman ángulos
el tiempo es puntiagudo
te ensambla la memoria
te escuece el cerebro
pero cuando las ondas
libres y sensuales
invaden el libro que estás rubricando
la vida deja de ser un cuadrado
de torna mágica
sin inquietud
sin grietas
y sonreír se vuelve
parte del misterio.
EL ORIGEN
Por los ángulos ignotos
de los límites del tiempo
he buscado en la memoria
el instante y la partícula
origen de mi consciencia.
Se nace cual libro en blanco,
sin el número preciso
de unas páginas sin mácula
ni los golpes que en el pecho
sufrirá mi corazón.
¿Quién ha cuadrado el balance
sin atreverse a vivir?
No es posible ser un ángel
sin que hayas entendido antes
que a cada aliento de vida
inherente es el dolor.
No hay pasado sin un verso
del que no ruborizarse.
Del futuro nada sé;
ni indulgente me asegura,
por incierto, mi llegada.
CUANDO SE HACE PAUSA
Hizo una pausa, examinó los pies de otros;
todos los ángulos
rastreaban peculiaridades en aquellas huellas.
El tiempo almacenó en su memoria
los puntos de vista más agudos
y eliminó los obtusos
opresores del pensamiento.
Anduvo por esa quietud arenosa
entre cicatrices y pisadas;
murmullos maestros
de enseñanza libre de libro.
Contuvo en la boca la palabra estéril
mientras la vida resbalaba.
A veces ocurría un tropiezo
con los ángulos de algún cuadrado;
su rectitud la devolvían
a la verticalidad del horizonte vital…
Y seguía la pauta hasta la siguiente pausa.
Mi madre se volvió ángulo llano. El vértice difuminado. El tiempo herrumbroso, como el tejado de una casa abandonada. La memoria, eso que atesoraba en fotografías, tarjetas y cartas, ha olvidado por completo la fecha de su nacimiento. El libro está terminado. Lo que continúa es un sueño. La pesadilla absurda que prolonga la vida dentro de un cuadrado.
Mi precioso
Después de explorar la gruta, incansable, lo encontré: el prisma de cristal de la Ninfa Eco. Según el mito, el que lo poseyera sería el amo de la Tierra. Los ángulos se conservaban perfectos a pesar del tiempo. Para refrescar mi memoria, consulté el Libro de las Oréades. Debía trazar un cuadrado exacto, representando los puntos cardinales, y luego equilibrar el artefacto milenario sobre mi cabeza pronunciando un conjuro: «¡…diosa subterránea, concédeme el poder!» Fascinante como el Anillo de Sauron, sentí su siniestra fuerza. «Pooodeeer…», retumbó el eco.
Me asusté. ¡Se me cayó! ¡Crashhhhhh! ¡Oh, mi precioso!
Mi precioso
Después de explorar la gruta, incansable, lo encontré: el prisma de cristal de la Ninfa Eco. Según el mito, el que lo poseyera sería el amo de la Tierra. Los ángulos se conservaban perfectos a pesar del tiempo. Para refrescar mi memoria, consulté el Libro de las Oréades. Debía trazar un cuadrado exacto, representando los puntos cardinales, y luego equilibrar el artefacto milenario sobre mi cabeza pronunciando un conjuro: «¡…diosa subterránea, concédeme el poder!» Fascinante como el Anillo de Sauron, sentí su siniestra fuerza. «Pooodeeer…», retumbó el eco.
Me asusté. ¡Se me cayó! ¡Crashhhhhh! ¡Oh, mi precioso!
Aquella habitación que frecuentaba no era como todas, a veces había ángulos imposibles, y cuando observaba desde ellos el tiempo corría a diferentes velocidades, el lugar se encontraba en un antiguo templo, y aquel sitio tenía otra peculiaridad: una vez que la abandonabas dejabas tu memoria impregnada, miles de años habían dado gran sabiduría a ese espacio misterioso.
Dicen que un joven muy enamorado desapareció visitándolo y solo quedó un libro suyo en el suelo, cuando lo abrieron todas sus páginas estaban en blanco.
La extraña habitación tiene forma de cuadrado,
pero otras, dicen, de romboide
y también de óvalo.
PROYECTANDO UN SUEÑO
Los planos estaban llenos de ángulos, círculos y rectángulos. Su intención era realizar un edificio cargado de luz y comodidad, pero el tiempo corría en contra. No debía dejarse llevar por las prisas. La memoria le recordaba los fallos que en una ocasión tuvo precisamente por ese motivo, así que cogió el teléfono y llamó a la empresa. Dijo que necesitaba más fechas para realizar el proyecto que tanto deseaban. Cuando colgó, cogió un vaso de leche, un libro y se dio un respiro. Al otro día y más relajado, comenzó a dejar cuadrado el edificio de sus sueños.
Estuve
en la ciudad
Volví a ver aquellos ángulos
que tiempo ha
registró mi memoria
Casi había olvidado
la asfixia que me produce
lo urbano. Me faltaba aire
Me senté al sol con un libro
Levanté la vista. No había aire
El día no fue redondo
más bien cuadrado
Sin aire
Estaba desesperada, llevaba buscando desde el lunes y ya era viernes por la tarde. Había repasado todo, analizándolo desde todos los ángulos, y a pesar del tiempo empleado en estrujar mi memoria, no caía en qué podría faltar ¿las serpentinas? ¿alguna pandereta?…
Para relajarme, acudí al libro de Machado que tanto me gusta recorrer.
Al sacarlo del cajón saltó al suelo un papel doblado.
¡Ahí estaba! ¡era la factura de la barba de Gaspar!
Por fin me volví a casa con el balance de la fiesta de Reyes bien cuadrado.
Me llaman loca…
Porque mido los ÁNGULOS
de las estrellas y los charcos
Porque planto amapolas
en el TIEMPO
y en primavera
tiño de ocre las hojas.
Porque por las calles
bailo al ritmo de bastones,
de ángeles con manos temblorosas
de santos con pies inestables.
Porque en mi MEMORIA
juego a ser mariposa
saltando entre los árboles,
volando entre nubes de azúcar
anís, miel y jarabe.
Porque escribo
en un LIBRO imaginario
que el amor es lo que importa,
lo de más son ilusiones.
Porque el mundo es un CUADRADO
lleno de corazones
soy amiga de la muerte,
sonrío a la miseria
brindando con quien bebe
una copa de razones.
Me llaman loca…
Porque mido los ÁNGULOS
de las estrellas y los charcos
Porque planto amapolas
en el TIEMPO
y en primavera
tiño de ocre las hojas.
Porque por las calles
bailo al ritmo de bastones,
de ángeles con manos temblorosas
de santos con pies inestables.
Porque en mi MEMORIA
juego a ser mariposa
saltando entre los árboles,
volando entre nubes de azúcar
anís, miel y jarabe.
Porque escribo
en un LIBRO imaginario
que el amor es lo que importa,
lo de más son ilusiones.
Porque el mundo es un CUADRADO
lleno de corazones
soy amiga de la muerte,
sonrío a la miseria
brindando con quien bebe
una copa de razones.
ÁNGULOS
TIEMPO
MEMORIA
LIBRO
CUADRADO
ENCONTRANDO SIMILITUDES
Hay personas obtusas y agudas,
también hay ángulos que así lo son
y aunque sí haya personas tozudas
no hay ángulos con esa condición.
Hay hombres y ángulos rectos también,
con diferente connotación;
el ángulo no es del tiempo rehén
sí el hombre con tal valoración.
También hay ángulos complementarios
como las personas pueden serlo
pues ambos asuntos son palmarios
y aquí con igual forma de verlo.
Y si la memoria es la que falla,
con libro de geometría al lado
veremos hasta donde los haya
paralelismos con el cuadrado.
Inclusive sin ser cabezón,
por simple y por mera distracción.
Luz de gas
Lo mira sin prisa, en silencio, sin pestañear. Cuenta los ángulos del isósceles dibujado en el mural del parque. No le lleva tiempo encontrar el vértice y los ángulos base, aunque tropieza con todo desdibujado en su memoria.
Termina el paseo y, con el libro bajo el brazo, regresa a casa. Al hogar por el que luchó hasta perder su autoestima, incrédula de que su gran amor ninguneara su pensamiento a tal punto de no encontrar los ángulos geométricos.
Con un perfecto cuadrado enmarca el dibujo de tres lados y lo coloca en la puerta a modo de talismán.
Sentía su mirada penetrante más allá de mi ojos. Buscaba en mi cerebro una respuesta, una emoción, un espejo donde verse reflejada. Acaricié con mimo los ángulos de la muerte que delineaban su tez violácea, recordando el tiempo donde florecían rosas en sus mejillas y jazmines en sus manos. Mis pensamientos volaron junto a los que ella plantaba, en los tiestos de su balcón. Traje a la memoria también sus geranios rojos y azules celestinas. Me imaginé leyéndole su libro favorito bajo el toldo cuadrado, verde, florido.
Sé que escuchó mi mente. Lo vi en su sonrisa antes de partir.