ESCRIBE TU RELATO DEL MES DE JULIO (I): Juan Francisco Montalbán Carrasco, DIPLOMÁTICO. EX EMBAJADOR DE ESPAÑA EN CUBA

Comenzamos julio con la esperanza de haber superado la pesadilla del coronavirus, pero con el temor al rebrote del virus en España, viendo como está castigando al resto del planeta.

Desde hace algún tiempo tenemos guardadas las palabras de Juan Francisco Montalbán Carrasco, un diplomático de carrera muy involucrado en la cooperación.

Este madrileño, Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, ingresó en la Carrera Diplomática en 1985. Ha ocupado destinos diplomáticos en las Embajadas de España en Mozambique, Nicaragua y México, con responsabilidad en cuestiones políticas, consulares y de cooperación para el desarrollo.

Ha trabajado también en diversas secciones del Ministerio español de Asuntos Exteriores, en el seguimiento de la cooperación y las relaciones de la Unión Europea con América Latina y con los países de África, Caribe y Pacífico, y ha sido Subdirector General de Cooperación con Guinea Ecuatorial, y Director de la Oficina de Planificación y Evaluación de la cooperación española. Fue Director General de Cooperación con Iberoamérica en la Agencia Española de Cooperación Internacional (1999-2001), Embajador de España en El Salvador (2001-2004) y en Bolivia (2004-2008). Reincorporado al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, fue nombrado en noviembre de 2008 Embajador en Misión Especial para Políticas de Desarrollo, y en julio de 2009 Vocal Asesor en la Dirección General de Política Exterior para Iberoamérica. En agosto de 2011 asumió un nuevo destino en el extranjero, en París, como Representante Permanente Adjunto de España ante la O.C.D.E. 

En junio de 2012 tomó posesión como Embajador de España en Cuba, cargo que ocupó hasta 2017.

Las palabras del diplomático  JUAN FRANCISCO MONTALBÁN CARRASCO para los escritores solidarios de Cinco Palabras son las siguientes:

Malecón
Árbol
Empatía
Correr
Libros

Normas de CINCO PALABRAS para escribir un relato solidario:

1-. Extensión máxima 100 palabras.
2-. No se cambiará la posición de las palabras.
3-. No se modificará el género ni el número de las palabras proporcionadas.

*Por favor, revisad ortografía antes de publicarlo.
*Se eliminarán los relatos que no cumplan las normas.


(*) Escribe el relato en esta WEB pinchando DEJA UN COMENTARIO (aparecerán publicados una vez sean aprobados por nuestro equipo de edición) – Al final del mes se recopilarán todos los relatos en un volumen editado en PDF, que se podrá adquirir por un donativo de 10€, destinado a cada causa del mes. Colabora con nosotros y nuestras causas.

Además, puedes colaborar para que siga creciendo el proyecto CINCO PALABRAS mediante un donativo realizando una transferencia bancaria a la cuenta corriente de la Asociación de Escritores Solidarios:

BANKIA

IBAN ES22 2038 2463 2460 0037 9336

NOTA: CINCO PALABRAS se reserva el derecho de la publicación de los relatos. Se eliminarán relatos ofensivos o insultantes hacia cualquier país, pueblo, animal o personal que puedan herir la sensibilidad del lector. Registro de la Propiedad Intelectual Nº 43388/2013 © CINCO PALABRAS. Una vez que el autor escribe su relato en ‘comentarios’, autoriza a CINCO PALABRAS a hacer comunicación pública de las obras que voluntariamente publica en nuestra página web: cincopalabras.com

PROLOGUISTA DE JULIO

CÉSAR HEREDERO
Jubilado, colaborador de Refugges Welcome .

El prólogo de este mes es de César Heredero, jubilado y colaborador de Refugges Welcome.

"Tienes entre tus manos el volumen de CINCO PALABRAS. Es una pequeña maravilla que, cada mes, reúne un puñado de relatos cortos entre los cuales hay que insertar, como si de piedras preciosas se tratara, CINCO PALABRAS, diferentes, diversas, marcadas por el azar.
Estas CINCO PALABRAS deben de quedar escondidas en el corto relato, que puede ser romántico, humorístico, tenebroso…, da igual el género que sea".

Además, colaboró con la novena TERTULIA SOLIDARIA de CINCO PALABRAS” con Juan AntonioTirado.

César Heredero
Olga San Martín
Brighid De Fez
Nani Canovaca
Rosario Serra
Maribel Álvarez

LA CAUSA DE JULIO

El pasado sábado 20 de junio se celebró el Día Internacional del Refugiado , junto a la llegada de la ansiada nueva normalidad, Refugees Welcome hizo un llamamiento a los ciudadanos a ayudar a frenar la situación de emergencia en la que se encuentran miles de personas solicitantes de asilo en España

Refugees Welcome España es una organización sin ánimo de lucro fundada y mantenida gracias al esfuerzo y la dedicación de un grupo de profesionales con conocimientos multidisciplinares y una sólida experiencia en el campo de la inclusión social: gestores de proyectos, trabajadoras sociales, médicos, psicólogas, expertas en comunicación y fundraising, programadores, periodistas, fotógrafas y diseñadoras gráficas.

Las estrategias, las prioridades de intervención y los métodos de trabajo de la asociación nacen del grupo motor que conforma la Asamblea general de socios.

¡Refugees Welcome se expande por el globo! La organización nació en Berlín en noviembre de 2014 y ahora tienen presencia en 14 países diferentes. En conjunto, han realizado más de 1200 convivencias. Los números actualizados y el listado de las páginas web de los países que conforman la Red Internacional de Bienvenida está en: www.refugees-welcome.net

La filosofía de Refugees Welcome: es compartir hogar.

Pretenden promover un cambio cultural y un nuevo modelo de Bienvenida. Creen que la hospitalidad horizontal es la mejor manera de facilitar la inclusión de las personas refugiadas en España y que ayuda más que cualquier otra medida a superar las vulnerabilidades. Además, crea espacios seguros que favorecen la expresión del potencial personal, la participación en la comunidad y el bienestar común.

Para las personas refugiadas, formar parte de un hogar compartido puede ser un momento decisivo en el camino hacia la plena autonomía. Vivir con gente locales la mejor manera de formar parte de una comunidad y de aprender rápidamente el contexto social y cultural del país de acogida. El nuevo compañero o compañera de piso puede ayudar a la persona refugiada a crear con facilidad una red de relaciones sociales, mejorar el conocimiento del idioma o invertir en su proyecto de vida. Objetivos como reanudar los estudios o encontrar un trabajo son mucho más fáciles con una persona local a tu lado.

Según Refugees Welcome: "promovemos un modelo de inclusión basado en el conocimiento mutuo entre las personas desplazadas y los ciudadanos locales, lo que contribuye a combatir los prejuicios y la discriminación". La Cultura de Bienvenida es buena para todos, no sólo para las personas refugiadas. 

Quienes construyen un espacio común de intercambio tienen la oportunidad de introducirse en una nueva cultura, conocer el mundo a través de conversaciones, ayudar a una persona a construir un proyecto de vida en este país, formar parte de una solidaridad que tiene sentido y convertirse en un ciudadano más consciente y activo, con unos lazos de comunidad más valiosos y fuertes.

TERTULIA DE CINCO PALABRAS DESDE EL CONFINAMIENTO CON LOS ESCRITORES SOLIDARIOS

Juan Antonio Tirado, periodista, jefe de informativos de Onda Cero Sierra y Director de La voz de la Sierra, ha comenzado su iniciativa “TERTULIAS SOLIDARIAS de CINCO PALABRAS”, para dar a conocer a los Escritores Solidarios y todos aquellos que han colaborado en estos siete años de andadura y siguen colaborando.

En esta primera tertulia participan los siguientes escritores solidarios y colaboradores de Cinco Palabras:
Gracia Olayo
Soledad Olayo
Javier Olayo
Marga García Calvo
África Sánchez
Claribel Aránega
Lili Del Riego
Alicia Manzanares
Gabriela Vázquez

Visita nuestra tienda solidaria para adquirir la pulsera de Cinco Palabras PINCHA AQUÍ: Tienda On Line

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1-. Extensión máxima 100 palabras.
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*Se eliminarán los relatos que no cumplan las normas.

*Si quieres mandar un audio con tu relato solidario leído por ti, evíanoslo a contacto@cincopalabras.com


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NORMAS DE CINCO PALABRAS

Los escritores solidarios de CINCO PALABRAS siguen las siguientes reglas:

No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)

(*) Escribe el relato en esta WEB pinchando DEJA UN COMENTARIO (aparecerán publicados una vez sean aprobados por nuestro equipo de edición) – Al final del mes se recopilarán todos los relatos en un volumen editado en PDF, que se podrá adquirir por un donativo de 10€, destinado a cada causa del mes. Colabora con nosotros y nuestras causas.

Además, puedes colaborar para que siga creciendo el proyecto CINCO PALABRAS mediante un donativo realizando una transferencia bancaria a la cuenta corriente de la Asociación de Escritores Solidarios:

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31 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DEL MES DE JULIO (I): Juan Francisco Montalbán Carrasco, DIPLOMÁTICO. EX EMBAJADOR DE ESPAÑA EN CUBA”

  1. UNA COLECCIÓN ESPECIAL
    Desde el paseo del malecón Elisa veía pasar los barcos, le gustaba imaginar que iba a bordo de un velero que la llevaba hasta una playa donde encontraba un árbol centenario bajo el que compartir lindas historias.
    Su imaginación era infinita y su empatía la hacía conectar rápidamente con áquel que quisiera escuchar sus relatos sin echar a correr pasados unos minutos.
    Una mañana encontró la libreta en la que escribió sus primeros cuentos y comprendió que era el momento de hacer su sueño realidad y que éstos serían el principio de su colección de libros para adolescentes.

    1. “Maravillas del ser humano”
      Divisar el malecón desde tan enigmático paraje, sentir la música celestial que componen las hojas de un árbol (ayudadas por el viento que golpea y muestra mayor empatía que muchos seres humanos) o cultivar nuestro interior con el mejor de los instrumentos (los libros), son algunas de las maravillas que hemos de disfrutar, inmersos en unas circunstancias complejas.

  2. Esos momentos únicos. Nueva Normalidad – Día 106, 28 de junio

    Paseaban de nuevo por el MALECÓN de Cádiz, como hicieron antaño, sin un ÁRBOL que dieran sombra, aunque no hacía falta por ser noviembre. Cogidos de la mano miraban las olas chocar contra las rocas mientras la fría brisa marina besaba sus rostros. Después de meses de confinamiento, al fin habían podido salir de casa, del pueblo y de la provincia, y viajar a otra comunidad autónoma. Se sentían libres. Por EMPATÍA con las gaviota, a pesar de sus 66 y 68 años, al no poder volar echaron a CORRER.
    No cambiarían ese momento ni por los LIBROS más hermosos.

  3. Novela apócrifa del salado poeta:

    “En aquella biblioteca veraniega, las complicadas encuadernaciones de mecánica de fluidos encerraban tan solo un juego de niños si las comparaba con lo que aún no entendía del amor.
    Por aquel malecón, paseando antes del amanecer, descubriendo lo que el árbol de la juventud estaba a punto de darme: La adormecida empatía, la libertad de correr cerca del mar, la locura de agitar el corazón salvaje….
    La mágica poesía ¡más compleja que los libros de ciencias! me llamó una tarde, por imperiosa necesidad, y tendiéndome una mano me señaló, ¡oh amante indiscreta!…

    Hacia el corazón”

  4. Paseaba por el malecón de los sueños recordando paso a paso cada uno de los besos que le concedió. El corazón con las iniciales seguía tallado en el tronco del árbol centenario; sus labios firmaron allí la eternidad como hiedra entre sus almas. Jamás tuvo empatía por los gritos, tampoco por las ideas que le apartaron del amor arrastrándolo hacia tierras lejanas en nombre de la violencia. No entendió porque tuvo que correr entre balas disparadas por gente humilde cargada de odio que ni siquiera conocía. Su alma separada del cuerpo rogaba que lanzaran libros en lugar de plomo.

  5. No nos concienciamos sobre la mayor amenaza al planeta y a nosotros mismos, el cambio climático.
    Imaginad los sentimientos del que bajo una tormenta contempla un malecón rezando, para que aguante al empuje del mar o la tristeza de ver secarse el ultimo árbol de la aldea. Tengamos empatía hacia los que ya sufren los cambios.
    Al final nos tocará correr y no estaremos preparados.
    Ojalá los libros del futuro nos recuerden como la generación que luchó por pararlo, no como la generación que miró hacia otro lado.

  6. Paseando por el malecón, mi abuela me contaba que había tres tipos de personas: unas prefieren sentarse, otras pasean, y algunas saltan el muro. Apreciaba a las primeras y cuestionaba el arrojo de las terceras. Yo alardeaba de tener un árbol al que trepaba para ampliar mis horizontes.
    —No es tan sencillo—me reprendía ella—. Reflexiona. Sentarse no implica resignación, y saltar puede ser muestra de coraje o de huida indistintamente.
    Aprendí de su empatía con los débiles. Les sugería pasear y no correr para solucionar sus problemas.
    Era analfabeta y jamás tuvo libros pero era una enciclopedia andante.

  7. SAMIR
    En el malecón, a la sombra de un árbol, Samir extiende ordenadamente su brillante mercancía. Paso cerca de él cada tarde al salir del trabajo; él acaba de llegar y yo lo observo con empatía. Me maravilla ese sistema oculto que le permite, en un solo gesto, recoger su tenderete tirando de un hilo y correr para ponerse a salvo de la policía. Sé que no es lícito huir de la justicia, pero no quiero que los polis lo alcancen. En este mundo tan complicado la diferencia entre el bien y el mal no se aprende en los libros.

  8. MALECÓN – ÁRBOL – EMPATIA – CORRER – LIBROS

    Un inquieto aventurero cubano, después de pasar, por la costa mediterránea de Españ., A la vuelta, a su país; en su MALECÓN, plató un ÁRBOL. Un hermoso naranjo, por la EMPATIA, que sentía hacia los grandes cultivos valencianos. Que en su viaje, visito.
    Su copa, era enorme, y bajo su sombra disfrutaban, los que salían a CORRER, de buena mañana, o los paseantes, que aportando sus hamacas, se acomodaban, bajo sus ramas, para disfrutar de la lectura, se sus LIBROS. Al abrirlos, manaban de sus paginas, aventuras, historias, o tramas; que se desgranaban, como gajos, del fruto de las naranjas.

  9. Despierta, mi rey, buenos días, ¿Qué hacemos en el malecón? Si no recuerdo mal, me quedé dormido sobre tus piernas junto al mar. Sí, efectivamente, una suave brisa me despertó y el fresco del amanecer me hizo buscar refugio debajo del este árbol, al lado de tu silla.
    El rocío de la mañana, me despertó y me envolvió con su empatía, era un nuevo día. Mire el móvil y encontré una WhatsApp de Manuel que decía: Buenos días, estamos perfectos, nos estamos preparando para salir a correr y terminar en la playa con dos libros, estaremos en contacto, un abrazo.

  10. NO SOY YO

    No, no fue intencionado
    ser dique de contención;
    malecón contra el que golpean
    impetuosas las aguas.

    No, no fue intencionado
    ser el árbol que soporta
    los fieros vientos de la vida.

    ¡Qué no! que no fui yo.
    Que no elegí ser todo eso
    y resistir siguiendo en pie.
    Es simple…
    no supe luchar por aquello
    que quise ser.

    En la forma que conforma
    el rigor de mi destino,
    lágrimas cristalizadas
    son caleidoscopio
    al otro lado del espejo.

    Refugio de empatía
    sosteniendo en los abismos.
    Correr hacia miradas nobles.
    Quizá… una sonrisa
    entre páginas de libros…
    que ya no me reconocen.

  11. Resaca

    Entre el encrespado oleaje se sentía perdido. La espuma le caída a la cara, los ojos le escocían…, trepidaban las luces del malecón que parecía alejarse. Creyó morir y los recuerdos le llegaron de golpe.
    Había aprendido la vida desde el árbol de la ciencia, y no concebía la empatía por nadie, ni sabía qué significaba.
    Fue cambiando su traje, por otro estriado con adornos de plata; vio correr el tiempo acompañado de sus libros; leales compañeros, que le iniciaron en el amor a sus semejantes, y…
    Una gigantesca ola le devolvió a la arena de la realidad.

  12. Siguiendo el MALECÓN nos encontraremos a la altura del ÁRBOL que verás a tu izquierda (no existe otro en ese camino).
    Ya sé de tu EMPATÍA por las gentes que allí se reúnen con la música a todo volumen y que te encantan sus bailes, pero por favor, es importante que no te retrases.
    Efectivamente, se quedó extasiada mirando a aquellas gentes que movían sus cuerpos con un endiablado ritmo.
    De pronto miró el reloj y tuvo que salir CORRIENDO. Llegaría tarde a la cita y encima aquella mochila llena de LIBROS que tenía que entregar, pesaba como un demonio.

  13. CUANDO TODO SE DA LA VUELTA

    Teníamos gana de vernos y nos citamos en el malecón. Es un lugar emblemático al que llegamos con ilusión. Después de tanto tiempo nos apetecía oler el mar y sentarnos bajo el árbol que plantara el abuelo. Dolor y empatía por los que no han podido venir. Nos veremos más adelante, mientras tanto, seguiremos con la vídeo-llamada. Será un verano para disfrutarnos al aire libre. Correr por las mañanas y tardes divertidas de libros, café y té helado. Vacaciones familiares, con charlas interminables, sin besos y abrazos, pero con mucha complicidad, porque sabemos que ahora todo se vive.

  14. Me enseñaste ese Malecón tuyo, en un año en que la lluvia inundaba mi corazón y la hierba nacía verde. Como un árbol sin hojas fui regándome sediento de ti, hasta llegar a convertir en amor una sincera empatía que hizo brotar nuevos tallos. Dejamos correr el tiempo y aquel amor se fue convirtiendo en una dependencia tan fuerte de tu agua, que se hizo tóxica y caduca.
    Hoy sólo nos quedan los libros.Todos aquellos en los que tú y yo nos veíamos.

  15. Uniendo culturas

    Silvia es cubana, vive en Valencia unos años, conviviendo con su nieta Marí, que ha cursado sus estudios de piano en Castellón.

    Paseando por el parque, me habla de su preciosa Cuba, su cultura, del mítico Malecón donde se sentaba cada día. De los padres de Marí, embarcados en un crucero como músicos y cantantes. De cómo la pandemia les mantiene en países lejanos.

    Decidimos descansar, sentándonos a la sombra de un árbol. A las dos nos gusta leer nos une una gran empatía. Olvidando el correr del tiempo, continuamos leyendo nuestros libros hasta el atardecer.

  16. Mi promesa

    Desperté en el malecón, abrazada a tu recuerdo. Soñé contigo de nuevo; estábamos debajo de aquel árbol, donde hice mi promesa.

    Te adoré. La empatía de nuestras almas era transparente.

    Ahora, te odiaba.

    Observé las aguas rompiendo con furia desmedida, la misma, que nublaba mi mente.
    No luchaste como yo, te rendiste. Éramos uno y, me dejaste sola frente al mundo. Quería castigarte, pero no fui capaz de ir contra tu voluntad.

    Eché a correr, arrasada en llanto.

    Haciendo un hoyo en la húmeda tierra, enterré tus cenizas junto a los libros que leímos tantas veces, en ese lugar.

  17. Ojalá otra vez

    Como un palco, nos brinda abrigo para contemplar la más hermosa obra del creador: “El Mar”. Allí, juntos en el malecón: el pescador, el turista, el artesano, el tamborero, el bailador, los solitarios que se guardan bajo cada árbol. Todos, sin distinción, bailamos – sin correr- la danza del amor, de la alegría, la empatía, la hermandad. De todo aquello que los libros no logran definir. Desde allí, contemplamos en el infinito, la unión de los azules del mar y del cielo, sin que se desborden. Y ese instante nos recuerda que todo es posible para Dios.

  18. TODA LA LEY CUMPLIDA

    Salí a dar un paseo por el malecón,
    respirando la suave brisa del mar,
    con un corazón agradecido a Dios por la vida.

    Llegando hasta el árbol grande,
    que da esas flores como llamas de fuego:
    Rojas, naranjas y amarillas…
    me puse bajo su sombra y ahí, pensé en tí.

    En tu necesidad y pobreza,
    la empatía que siento por ti y tu pueblo…
    Y comencé a correr en busca de ayuda.

    No hay fin de hacer muchos libros,
    Y el mucho estudio es fatiga.
    Finalmente lo importante es:
    Amar a Dios y al prójimo, ahí cumples toda la ley!

  19. EL CORREO

    Conoció a la joven reportera en el malecón, mientras él fotografiaba las pequeñas embarcaciones de colores. Ella se acercó con curiosidad y él le fue mostrando las imágenes.
    Al pie de un árbol centenario, movido por la mutua empatía, le fue desgranando su vida y sus recuerdos, su pasado marinero y sus lejanos amores. Agradecida, posó para él frente al mar.
    Hoy ha recibido una carta con un obsequio. Quién podía imaginar que, con el correr de los años, sería el protagonista de uno de sus libros.

  20. Llegan las vacaciones y comienza un tira y afloja entre mi hermana y yo. A ella le gusta el mar, sentarse en el MALECÓN sintiendo multitud de sensaciones, mientras las olas rompen. A mí me gusta la montaña, tumbarme bajo un ÁRBOL en perfecta comunión con la naturaleza. Nos reímos juntas y aflora nuestra mutua EMPATÍA. Queremos estar juntas, disfrutarnos. Este verano atípico podremos CORRER por las lomas de la villa que hemos alquilado al lado del mar. Eso sí, las dos llenaremos las maletas de LIBROS, muchos libros.-

    1. Sentada en el malecón mirando al océano infinito y viendo amanecer un nuevo día.
      Mi imaginación me hace ver un inmenso árbol,de profundas raíces, entre los tonos y rayos de sol despertando,en el mar.
      La empatía con el lugar consigue que me llegue la paz y que mi mente deje de correr detrás de no sé qué.
      El amanecer,el mar consiguen la tranquilidad,los libros la evación,la música libera mi ánimo.
      Todo es necesario para aceptar,comprender y acompañar su crecimiento…

  21. TODO HA CAMBIADO…

    Los sueños volaban con cada paso,
    al alba disfrutaba del silencio
    en el desierto malecón reformado de Guayaquil,
    había cambiado tanto…
    el único árbol pegado
    al ya inexistente mercado
    de La Orilla, con tu nombre tallado
    tampoco estaba,
    pero yo seguía soñando
    con la empatía danzando atada
    a tu ausencia,
    mi cuerpo al recordarte me pedía correr
    como si corriendo pudiera alcanzarte
    en una meta ficticia
    donde tampoco estarías,
    soñarte, era un recurso pobre,
    alcanzarte, una utopía,
    solo me quedan los libros
    y la piel que me cubre.

  22. Mágico malecón

    Reflejo de luz plateada,
    testigo centenario
    de incontables secretos,
    guardián de olas y rocas,
    estoico como su pueblo
    sobrevive, escucha y calla
    el malecón habanero.

    Atrae como árbol frondoso
    su largo muro magnético
    que acoge con empatía
    al nativo y al viajero.
    A una pareja flechada.
    Al viejo agotado y lento.
    A los niños sin infancia.
    A trovadores de versos.
    Opiniones subversivas.
    Caricias clandestinas.
    Música de otras orillas…

    Amplia ventana vedada
    hacia el horizonte abierto
    con su sugestiva magia
    pone a correr los sentidos,
    refresca la piel y el alma,
    cansadas de vivir sueños
    entre pantallas y libros.

  23. INEXPLICABLE
    La última vez que llegué paseando al malecón, me resbalé y me rompí el dedo gordo del pie. Me arrastré hasta un árbol cercano, me senté apoyada en su tronco y busqué el móvil en el bolso para pedir ayuda. En esas estaba cuando apareció un duende diminuto que, con gran empatía, empezó a lanzar grititos y a sujetarse el pie como si le doliera. Antes de que me diera tiempo a asimilar ese hecho extraordinario, echó a correr y desapareció. Desde entonces, me estoy planteano seriamente si leer tantos libros no estará afectando a mi salud mental.

  24. EL ÁRBOL DE ESPUMA DE MAR

    Al final del malecón, donde las olas se espuman al atardecer, está nuestro árbol. Allí, nos conocimos. Nunca he tenido empatía por las personas que salen a correr. Pero aquella tarde, la lluvia hizo de celestina. Ambos nos refugiamos bajo sus ramas. Surgió el chispazo. Fue el lugar de nuestras citas. Donde hablábamos del ayer, del mañana, de libros, de música. Donde entre caricias florecía la primavera. Pasó el tiempo. El viento arrastró todo. Entre sus hojas se perdieron sus besos. Su voz se apagó con el último adiós.
    Ahora, nuestro árbol vela mi mirada que duerme al vaivén de las olas entre espuma de mar.

  25. EL ÁRBOL DE ESPUMA DE MAR

    Al final del malecón, donde las olas se espuman al atardecer, está nuestro árbol. Allí, nos conocimos. Nunca he tenido empatía por las personas que salen a correr. Pero aquella tarde, la lluvia hizo de celestina. Ambos nos refugiamos bajo sus ramas. Surgió el chispazo. Fue el lugar de nuestras citas. Donde hablábamos del ayer, del mañana, de libros, de música. Donde entre caricias florecía la primavera. Pasó el tiempo. El viento arrastró todo. Entre sus hojas se perdieron sus besos. Su voz se apagó con el último adiós.
    Ahora, nuestro árbol vela mi mirada que duerme al vaivén de las olas entre espuma de mar.

  26. Sentada en el malecón, abstraída en mi novela, un chino captó mi atención. Andaba desnudo buscando algo con desespero. Señalaba un árbol gritando a la mulata que, como dios la trajo al mundo, decía melosa: Ay mi amor, yo no sé qué pasó, aquí no está la ropa, ni zapatos, ni tu cartera. Mostraba una extraña empatía que no convencía. El hombre echó a correr tras unos muchachos que asustados llamaban a la policía. La morena me dijo sonriendo: “El mar trae sexo y dinero. Deja los libros y disfruta, niña.” Se alejó airosa hacia un coche que la esperaba.

  27. Era temprano y el malecón aún lucía despejado. Convenía anticiparse al gentío que lo invadiría unas horas más tarde.
    El aire marino, fresco y puro, invitaba a ponerse en marcha.
    Tras los ocho kilómetros de recorrido de ida, los amigos bordearon el árbol que servía para indicar la mitad del trayecto y emprendieron la vuelta.
    Uno de ellos sintió empatía hacia el otro, al verlo tan exigido, y bajó el ritmo de carrera: tres meses sin correr habían hecho mella en su estado atlético. Era conveniente reactivarse progresivamente, según lo aprendido en los libros de entrenamiento deportivo.

  28. Un libro y su misión

    Un libro es para ella un malecón
    que le impide a su llanto
    -triste árbol sin ramas-
    reabrir las cicatrices,
    hundiendo sus raíces.

    Canto, escama y herida,
    causa perdida
    la de encontrar respuesta a lo inaudito…

    Sin hogar que habitar,
    practica un rito
    a plena luz del día:

    Ruega por la empatía…
    después, echa a correr
    por la playa vacía.

    Y para no temer,
    se zambulle en los libros,
    creyendo que las páginas
    son siempre un terraplén
    que la defiende bien
    de ahogarse entre sus lágrimas…

  29. Recuerdo el viaje a Cuba con mi hermano en 1988. La Habana lucía totalmente decadente. Los edificios frente al malecón se mostraban grises, carcomidos por el salitre, como si hubiese estallado una bomba nuclear. Después de hacer cola en Coppelia nos resguardamos a la sombra de un gran árbol para tomar los helados. Sentí empatía por este pueblo sometido a la dictadura y al embargo. Los nacionales no podían correr el riesgo de hablar con los turistas. En la Plaza de Armas compramos algunos libros y pensé: ¿Hasta dónde podría haber llegado Cuba si no hubiera sido por el embargo?

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