PRÓLOGO DE JOSE ESCUDERO @ARsusurrosdeluz

Prólogo para Cinco Palabras

Y con todo lo que tenemos por decir, ¿por qué solo cinco palabras?

Porque Cinco Palabras son las herramientas que Mar nos da para que pongamos a trabajar nuestra creatividad por unas cuantas causas solidarias. Diez años ya, doce causas al año… ¡Wow! Qué de causas, qué de palabras y cuánta creatividad compartida. Gracias por el esfuerzo que realizáis por estar cada mes compartiendo vuestra energía con tantas causas nobles como las que difundís.

Un buen amigo me definió, hace ya varios años, como un bohemio renacentista de espíritu libre. Ahora dicen que aprendiz de mucho es maestro de nada pero hace siglos, en el Renacimiento, un hombre te podía tallar una magna escultura, pintar un grandioso fresco, escribir un tratado sobre cocina y además pasar a la historia como genio polifacético. Disculpen mi atrevimiento, comparar mi ser con el gran Leonardo Da Vinci, ¡qué atrevimiento! No quiero comparar nuestros genios, el mío bastante malo, ni nuestras genialidades, si es que las tengo, pero sí quiero justificar mi capacidad de abarcar muchas cosas comparándome con los grandes genios de siglos atrás.

Quizás sea por la cantidad de cosas que tenemos por aprender o por nuestra capacidad de atención, o porque no tengamos televisión, cosa en la que coincidimos los genios del Renacimiento y yo, sabemos aprovechar nuestro tiempo. Observar en atención plena, dudar, aprender, compartir lo aprendido y servir a la humanidad. Si no, para qué sirve haber aprendido tanto.

Desde que soy adolescente me gusta estar atento a las necesidades del prójimo y servir, me gusta escribir poesías, ensayos, crónicas y además soy fotógrafo titulado, con título y premio nacional de fotografía. Esa parte de mí hace que «mi rincón del ego» crezca en casa a base de añadir libros, catálogos, reseñas y entrevistas en periódicos… lo que ocurre es que eso no da de comer y además puede que tanto ego adormezca mi alma.

Me gusta servir, para sentirme servido. Soy Escudero, si mi apellido fuese Botín igual atesoraba millones en alguna sucursal bancaria pero he nacido para servir, Escudero, fiel seguidor de caballeros de armaduras oxidadas con nobles sueños que conquistar y un toque de locura por el que vivir, aunque te maten. Ese soy yo. Un espíritu inquieto que aprende de cada error, que comparte los aciertos y que disfruta haciendo que las cosas bellas sucedan para luego contarlas y que sirvan de ejemplo.

Con tanto amor que hay en la sociedad a cada instante y que de estímulos positivos necesita.

Bob Marley dijo: “El mal nunca descansa, pues los que hacen el bien tampoco deben descansar. Hay que iluminar la oscuridad”.

Y este, de momento, es uno de mis propósitos de vida mientras escribo libros e imparto cursos de arte y meditación como forma de crecimiento personal: gestionar Susurros de luz de la mejor manera que sé. Haciendo que las cosas bellas sucedan, involucrando a todo aquel que pare a preguntar ¿qué hacéis?, e invitarles a la acción con nuestras respuestas: servimos, abrazamos, escuchamos, hacemos sentirse importante a los que parecen invisibles, damos posibilidades a la gente de bien a que se unan a un sueño en común, ayudarnos a ti y a mí; iluminar la oscuridad que puede haber en cada uno de nosotros. Amar, amar más allá de toda apariencia.

Gracias, Mar,  por hacer posible que el amor se expanda como la luz en susurros.

Somos Susurros de luz y yo soy Jose María Escudero Ramos, fundador de la asociación y realizador de sueños

LA CAUSA DEL MES DE MAYO

SUSURROS DE LUZ

Un comentario sobre “PRÓLOGO DE JOSE ESCUDERO @ARsusurrosdeluz”

  1. Tengo que elucubrar la situación o estaré perdido. Parezco un cascarón que zozobra en medio de un mar desconocido. Quién lo diría, un viejo lobo de mar como yo ha perdido la brújula y no sabe a dónde navega. Por fin veo luces, ese faro salvador se ha convertido en mi serendipia. ¡Ja! A ver ahora si alguna de esas caras conocidas se atreve a llevarme delante de aquella sanadora barata otra vez. Parece que esta calle me suena, aunque no la recuerdo sin acera, da igual, ya he llegado, pero…¿a qué había venido yo a la cocina?

Escribe tu relato