Los españoles y prácticamente todos los europeos estamos volviendo a la normalidad, aunque manteniendo las medidas higiénicas de seguridad a fin de contener la epidemia: No tocarse las manos, llevar mascarillas, distancia social y mantener las manos limpias.
Esta semana recordamos las palabras que nos propuso el actor y dramaturgo, Eloy Arenas, en una de las tertulias telemáticas que hemos tenido durante el confinamiento y que ha presentado el periodista de Onda Cero Sierra y La Voz de la Sierra, Juan Antonio Tirado.
Eloy Arenas ya fue nuestro prologuista hace algunos años con la causa de la Fundación Polibea como protagonista del aquel mes de abril de 2014. Eloy Arenas nos dijo que siempre estaría dispuesto a "escribir un prólogo pero nunca para escribir un epílogo de Cinco Palabras".
BLANDA POR DENTRO, DURA POR FUERA. FASE 3 – DÍA 92, 14 DE JUNIO
Que todo esto le estuviera ocurriendo ahora, coincidiendo con esta extraña situación, auténtico momento DISTÓPICO… ¡Si se lo hubieran dicho ni dos meses antes, no lo habría creído!
A ratos cuerda, a ratos como una DEMENTE. Su vida había dado un giro de 360 grados, en lo personal, en lo laboral… Y aunque sabía que tenía correr el RIESGO también sentía un vértigo mortal por la incertidumbre de cada paso.
Rota por el dolor y muerta de miedo, Eugenia se levantaba cada mañana con el firme propósito de no caer, sacar fuerzas de flaquezas; verdadera RESILIENCIA premonitoria de grandes ELOYCIDADES.
FINAL
En este tiempo distópico, en el que nos ha tocado vivir; en esta era tan demente, en la que el riesgo de exterminio ha llegado a toda la vida del Planeta, no tenemos más remedio que acudir a la resiliencia. Eso si es que los seres humanos, con nuestra gran torpeza, hemos conseguido dotarnos de esa capacidad tan necesaria en momentos como este. De lo contrario moriremos agotados y tristes de ver en lo que hemos convertido el magnífico regalo que nos dio la Madre Tierra. Ya no estaríamos a tiempo de eloycidades, por muy épicas que ellas fueran.
Mientras llega la calma
Un buen día, sin saber cómo, la burbuja dónde vivía saltó por los aires y aterrizó en un mundo distópico, donde reinaba el caos y el desconcierto.
Solo con los ojos de un demente podía asimilar el riesgo que corría la humanidad si persistía en mantener tanto desenfreno. Eran voces… Su aprensión crecía…
Sabía que la resiliencia mantendría la danza de la vida bailando en su mente. No obstante, decidió reforzarla y se montó una timba con los mejores cómicos que tenía a mano. Cuando terminara con ellos, podría recurrir a Eloy y sus eloicidades. Entre tanto fluiría la calma.
Nos quedaron las montañas y el mar azul, el verdor de las flores y el chorro salvaje de las aguas. Sobrevivimos a un mundo DISTÓPICO nacido de una mente DEMENTE.
Nos atrae el RIESGO hacia la vida, nos une nuestra RESILIENCIA a seguir dando pasos conocidos en esta Nueva Normalidad. tan distinta, tan llena de vida.
Se abren los teatros retronando en aplausos, se retoma la cultura y vuelven las risas ante las ocurrencias de Eloy, esas irónicas excentricidades que tú llamabas ELOYCIDADES.
Hoy…tu silla vacía…todavía te recuerda.-
ELOY Y SUS ELOYCIDADES
Se imaginó cual héroe con capa dispuesto a salvar el mundo. Creció y los superpoderes no llegaron así que, decidió volcar su esfuerzo en aquello que le hiciera sentirse útil. Preocupado por un futuro distópico temía que algún regidor demente, sin asumir el riesgo, pudiera llevar al precipicio valores esenciales para la humanidad. Sin resiliencia todo estaría perdido.
Hoy haría lo mejor que sabía hacer. Eloy subiría al escenario y su público reiría como nunca.
Recordó unas palabras: Hijo, tus “eloycidades” serán bálsamo sanando corazones.
“Eloycidades” – repitió sonriendo. ¡Así era su madre! fortaleciendo en él, al héroe que llevaba dentro.
RELATO A LA INOCENCIA NO PERDIDA
Me relataba aquel joven de inocencia no perdida, cómo le fascinaba mirar los grandes retratos enmarcados de serios personajes que colgaban en pasillos o paraninfos de colegios o centros oficiales de la época.
Pensaba si ellos, desde aquella privilegiada altura, podrían ver lo distópico de la sociedad que les tocó vivir.
Tan intensa llegaba a serle aquella fascinación, que por momentos, considerábase un demente hasta que, asumiendo el riesgo que aquellas visiones podrían reportarle, volvía a su cuerda realidad.
Para salir de tales trances echaba mano de su capacidad de resiliencia y evocando a Eloy Arenas, animábase con sus eloycidades.
Hay días que despierto con la sensación de vivir una irrealidad.
¿En que momento el destino se equivocó de camino?.
Parece que estamos inmersos en un mundo distópico, en la realidad de un universo paralelo, donde cada vez resulta más difícil distinguir al demente del cuerdo.
Vivimos días extraños, quien nos iba a decir que caminar por la calle, hablar con alguien, nos supondría riesgo de enfermedad y muerte.
Saldremos de esta, nos dicen, la resiliencia de la sociedad es enorme, a la vez vemos hacer (como diría Eloy) eloycidades a sanitarios, protegiendose con bolsas de basura, como si estuviéramos en una historieta del tebeo.
Por el pecado que aún late, en este mundo que enferma
Con un distópico ambiente, donde alguna humanidad demente quiere poseer y dominar…
Existe el riesgo de perder la vida,
De aquellos que el bien buscan,
a menos que encontrar puedan, la resilencia necesaria para salir de esta locura!
Si fuera una obra de teatro, donde Eloy puede decir eloycidades… y terminarla según su antojo….
Pero sabemos que la luz echa fuera las tinieblas
Y hay un final feliz, para aquellos que confían en su Salvador!
El amor traerá paz y el mal será atado.
Las eloycidades del humor
Camino por la calle y percibo un mundo distópico: un mundo de mascarillas y guantes que nos impiden sentirnos. Un mundo que parece diseñado en el intelecto de un demente. ¿Qué somos los humanos si no nos tocamos? ¿Qué somos si tenemos que ocultarnos la sonrisa? Siento que quiero correr el riesgo de vivir sin profilácticos…pero no sólo yo me pondría en peligro. Sé que mi capacidad de resiliencia me hará salir de aquí, pero ¿a qué precio?
Sólo nos salvará el humor. Reír. Reírnos de nosotros mismos y de nuestros miedos para conjurarlos. Estas son las ”eloycidades” del humor.
Hace años leí una novela que me impresionó profundamente.
Se titulaba “Un mundo feliz”.
Aun siendo un relato DISTÓPICO,que parecía estar escrito por un DEMENTE, (aunque Husley no creo que lo fuera), según iba devorando páginas sabía que corría el RIESGO de entrar en una tremenda depresión.
Menos mal que mi RESILENCIA me hizo recuperarme pronto del trauma que estuvo a punto de causarme aquella lectura,pero si es verdad que, a veces,ese mundo terrible aparece en mis peores sueños.
Cuando eso sucede,cojo mi comic de ELOYCIDADES y la angustia se transforma en alegría.
Ojalá que ninguna generación conozca ese mundo”feliz”.
DISTOPICO – DEMENTE – RIESGO – RESILENCIA – ELOYCIDADES
Mi hermano, nos llevo a conocer su nueva casa, en un solitario valle de la zona Navarra. Entorno de zona boscosa, DISTOPICO, lugar. A mi me parecía DEMENTE, vivir tan aislado del pueblo.
Por dentro el suelo de la casa, tenia una inclinación importante; al pisarlo corría RIESGO, de caerse cualquier persona que entrase.
Con RESILENCIA, llevaba, su patología. Vértigos.
Él solo, llevo a cabo la construcción de la casa, a su gusto. Era una de esas ELOYCIDADE. Le ayudo a sobre llevar su problema, con dignidad.
Se sentía seguro en un suelo inclinado, se mareaba en los suelos nivelados.
La realidad superó a la ficción en el año 2050. Un mundo distópico de rascacielos infinitos, vehículos voladores y comida en píldoras, imponía su dictadura prohibiendo a la población todas las emociones. El último payaso mendigaba atención en su lucha por la supervivencia de los sentimientos. Las fuerzas de seguridad detuvieron al demente terrorista y lo llevaron frente a la justicia. Acusado de poner en riesgo la estabilidad monocorde del sistema, su resilencia se vino arriba al mojar al juez con una pistola de agua. Fue condenado a cadena perpetua por eloycidades manifiestas profundas.
Sole consiguió salir de Las Bahamas en el último vuelo de repatriación. “¡Qué presente más distópico!” se decía contemplando esa maravilla de archipiélago rodeado de corales mientras Arturo posaba una mano sobre su muslo.
Ya confinada en Madrid, tuvo la demente idea de invertir en bolsa y aunque no era amante del riesgo, decidió comprar acciones devaluadas, necesitando grandes dosis de resilencia para aguantar los envites del mercado.
Para cambiar el chip, se entretuvo viendo “Burundanga” interpretada por Eloy Arenas y tras soltar varias carcajadas pensó: ¡Qué Eloycidades tiene este hombre! Palabra a medio camino entre excentricidades y heoricidades.
Esta estancia también sería breve. Otro estado distópico que lo juzgaría indomable o demente. Temiendo por su vida regresó al portal. Atravesarlo siempre suponía un riesgo, pero tenía que seguir viajando. Hacia delante, hacia detrás. Totalitarismos. Anarquías. Demagogias. Teocracias. Nihilismos. Distopías varias… ¿Qué le había sucedido a la humanidad? Aunque sus incursiones en el tiempo demostraron la increíble resiliencia del ser humano, decidió volver a su época para prevenirle sobre el futuro y el peligro de obviar el pasado. Así empezó a escribir relatos salteados de ciencia ficción (¿o de historia?) que luego se convertirían en su obra cumbre: Eloycidades.
Cuando Lina nació su abuelo acababa de morir. Vino a un mundo distópico en el que la vida y la muerte caminaban de la mano más que nunca y en el que estar demente al morir, como su abuelo, era una bendición ; se abandonaba la vida sin sentir la ausencia de los seres queridos, que no podían acompañarte por el riesgo de contagio. Los familiares necesitaban una gran dosis de resiliencia para sobrellevarlo. El padre de Lina, intentando animarse, miraba en la tele un programa de humor llamado ‘Eloycidades’, mientras aguardaba la llegada de su bebé, vestido de luto.
Sentada en la terraza, pienso en menudo momento distópico que nos ha tocado vivir.
La naturaleza se regenera,los animales campan a sus anchas…
Mientras, la humanidad se ha vuelto demente por la sensación de estar enjaulada en su propia casa.
El riesgo nos llega de algo que no se ve,pero que puede ser mortal.
Viendo el atardecer,en tonos rosas,azules y violetas hoy, pienso que deben ser los colores de la resiliencia que necesitamos.Así cómo del sentido del humor de las Eloycidades para enfrentarnos a situaciones nunca vistas con anterioridad.
OTRAS ELOICIDADES
Han calificado a la terminación de las fases como “Nueva normalidad”, pero a mí me parece un momento anormal y distópico, donde el ser humano a veces demente por naturaleza, obvia una realidad peligrosa, poniendo en riesgo a ciudadanos, que sí intentan asumir, que solo la responsabilidad individual, logrará evitar una situación más desastrosa, tanto sanitaria, como económica.
La resiliencia es la capacidad del ser humano, para afrontar y superar situaciones difíciles y dolorosas. Seamos capaces de ponerla en práctica, pensando en los más débiles, para sin prisas y “eloicidades” volver a nuestra conocida “normalidad”
¡Distópico! ¡Qué palabra más rara! Ni siquiera a un demente, se le puede ocurrir. No quiero correr un riesgo innecesario, dando a entender que llamo demente al señor Arenas, seguramente con un poco de resiliencia, pueda llegar hasta las cien palabras, con estas palabras que encontró el señor Eloy entre sus Eloycidades.
Mi vida se encuentra muy unida al mundo de las palabras, pese a una diversidad funcional, han sido de una gran ayuda a la hora de expresar ideas o sentimientos. Unas palabras que en mi niñez, formaron parte de un cuento tonto, mi primer juego con las palabras,
Al límite
El dolor abre un nuevo surco, que es como un río de lava ardiente, en el mapa corporal lleno de cicatrices, distópico por sobreexposición. Como el caballo de un jinete demente surcando la noche, cabalga el corazón. Bordeando los abismos, sorteando el riesgo, tanteando la cuerda de la angustia con una resiliencia persistente, al límite de la contención. La compañía de teatro sigue, pese a todo, con sus eloycidades, de función en función.
MVF
Después de mucho tiempo de autocontrol, inesperadamente llegó un pensamiento distópico, despertando a una imaginación demente hasta ahora anestesiada.
Todo esto supone un riesgo difícil de asumir, cuyo coste moral crea una deuda doliente.
La única solución es recurrir a la resilencia como forma de escape.De tal forma que las Eloycidades cometidas por nuestra mente alterada, sean atrevimientos divertidamente disparatados y no falsas heroicidades de nefastas consecuencias.
* Resiliencia
En medio de la bobalización de la sociedad y de los efectos de la pandemia resulta fácil imaginarse un porvenir distópico y miserable como consecuencia de tantas decisiones equivocadas, más propias de un demente.
Ante semejante situación corremos el riesgo de sucumbir al desastre si no reaccionamos pronto con inteligencia y resiliencia.
Entre las recomendaciones para preservar la salud física y mental, el buen humor es otra cualidad altamente recomendable.
En este aspecto, existe quien sugiere poner en práctica las eloycidades del señor Arenas para tener, al menos, una sonrisa garantizada.
– Se burlan llamándome “el distópico”. Me piden historias y salen corriendo como si hablara un demente. El mundo es un reflejo de la maldad humana y pasará factura.
– Me llaman “la utópica” y se ríen porque me gustan las palabras bonitas. Creo que el mundo sería más bello si consiguiésemos amarnos bien. Pienso que el riesgo es el límite del deseo y que la resiliencia es la base de la felicidad.
– Me llamo Eloy, odio la frase: “Ahí va Eloy y sus Eloycidades”.
– Soy Cheles y me encanta oír: “Ahí va Cheles y sus dislates.”¿Crees que podríamos ser amigos?