ESCRIBE TU RELATO DE AGOSTO (IV): ACTOR SALVA REINA @salvareinachuki

En el ecuador de este caluroso mes de agosto, seguimos homenajeando a la película El mejor verano de mi vida de Dani de la Orden, una de las películas que está triunfando este verano de 2018... Hoy, las palabras nos la da el actor Salva Reina, apodado Chuki, que interpreta a Usha, un masajista que se cruza con el protagonista Curro, el popular Leo Harlem, que ya nos dio las Cinco Palabras cuando estaban en pleno rodaje... https://cincopalabras.com/?s=leo+harlem

Las semanas anteriores fueron Arturo Valls, Gracia Olayo e Isabel Ordaz los que nos dieron sus Cinco Palabras. Ahora, Salva Reina nos da las Cinco Palabras, con la gracia que tiene este actor malagueño...

JALEO
ALICATE 
OCÉANO 
AGUACATE 
TABURETE

Salva Reina, un todoterreno

Criado en Málaga desde los tres años. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Colaborador en numerosos programas y magazines dando la nota de humor un tanto surrealista. En teatro protagonizaba la obra Full de Reyes y Reina junto a Pedro Reyes, siendo considerado su discípulo más aventajado.

Entre los años 2004 al 2008 trabaja en la serie SOS Estudiantes de Canal Sur.

Participa en las series de Antena 3 Generación DF (2008) y Somos cómplices (2009), así como en la serie Padre Medina (2009), la versión para Canal Sur de la premiada serie gallega Padre Casares.

Ha participado también en las películas 321 días en Michigan (2014) del director Enrique García y La isla mínima (2014) dirigida por Alberto Rodríguez.

Actualmente interpreta a José ("Jozé") en la serie de Antena 3 Allí abajo​ (2015) y colaboró como tertuliano en Zapeando. El día 22 de septiembre de 2015, se estrenó como presentador del programa Este coche es una ruina, para Canal Sur Andalucía. Participó en la película Villaviciosa de al lado de 2016.

El 20 de junio de 2016, comenzó el rodaje de la película El intercambio, en la que interpreta a uno de los personajes secundarios, compartiendo escenas con otros actores como Hugo Silva, Paco Tous, Pepón Nieto, Natalia Roig o Rossy de Palma. La película está dirigida por el malagueño Ignacio Nacho y producida por Marila Films. Su fecha de estreno en cines será el 1 de junio de 2018.

En el otoño rodó la película Señor, dame paciencia y la tercera temporada de la serie Allí abajo.

Este 2018 empezó grabando la cuarta temporada de la serie Allí abajo.

 

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La película trata de un personaje que se llama Curro (Leo Harlem) que no está viviendo uno de sus mejores momentos. Este padre de familia que trabaja vendiendo robots de cocina sueña con un futuro distinto. Y, en pleno declive económico y crisis matrimonial con su mujer Daniela, decide hacerle una promesa a su hijo Nico. Si el chico de 9 años consigue sacar sobresalientes, se lo llevará a pasar el mejor verano de sus vidas.

Lo que Curro no podía imaginar es que el muchacho lo conseguiría. Así, se verá obligado a cumplir su promesa, que logrará cambiar el curso de las cosas cuando la familia se embarque en una aventura en la que se verán envueltos en situaciones que jamás imaginaron.

Una película dirigida por Daniel de la Orden (El pregón) que, ha tomado como referencia la película La vida es bella para realizar el largometraje. El reparto, además de Isabel Ordaz, está formado por Leo Harlem (Villaviciosa de al Lado), Maggie Civantos (Las chicas del cable), Toni Acosta (Mi gran noche, Con el culo al aire) Arturo Valls o Gracia Olayo (La Llamada) entre otros protagonistas.

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La causa del mes de agosto es La Red de Solidaridad de Galapagar está abierta a todas aquellas personas que de corazón tengan la intención de ayudar y ser ayudadas. Estén dónde estén y sean como sean. La Red de Solidaridad de Galapagar fue creada por Julián A. Elías Sánchez y está creciendo, ya son más de trescientos asociados a la maraña solidaria, pero el eje fundamental es que los que forman la red detecten las necesidades a través de cualquier organismo al que tengan acceso, a título personal o por terceros. Desde esta organización intentan por todos los medios ayudar a paliar cualquier necesidad que surja.

La autor del prólogo de este mes es del escritor solidario Rafael Blasco López. https://cincopalabras.com/2018/07/29/prologo-de-rafael-blasco-lopez-escritor-solidario-de-cincopalabras/ 

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No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

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25 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DE AGOSTO (IV): ACTOR SALVA REINA @salvareinachuki”

  1. En aquella playa hermosa, apreciábamos soles espectaculares, tanto en sus puestas como en sus llegadas; era una gozada.
    Intentaba leer pero esos soles me lo impedían, entonces aunque suene ridículo, cogí un alicate y me propuse cortarme las uñas, mientras disfrutaba un delicioso aguacate que una amiga que me había preparado.
    Todo era placer, tranquilidad, en ese disfrute del océano, tan silencioso, tan en paz hasta que sobrevino el jaleo.
    A una señora mayor, le había dado por instalarse con su piano, su taburete frente al océano y tan contenta tocando,situación que a todos enamoró,mar y música.

    1. Gracias por tu relato…

      No olvides las normas de Cinco Palabras

      Los escritores solidarios de CINCO PALABRAS siguen las siguientes reglas:

      No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

      El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)

  2. En medio del jaleo playero Juan, el manitas, iba con un alicate para arreglar el sarao que se había montado en el chiringuito, se les había roto una tubería y lo tenían medio inundado. Miraba el océano que se extendía hacia el horizonte cuando tropezó con las piernas de una hermosa dama tumbada, cayéndose de bruces en su ensalada de aguacate encima de su toalla. “¿Marta?” “¿Juan?” Era… ¡una antigua amiga!  El móvil le sonó, ¡otro manitas se le había adelantado en el chiringuito, ozú! Ella dijo: “Siéntate en este taburete, quillo, tómate algo…” Y así se arregló el… Amor

  3. FILIBUSTEROS
    En medio de un enorme jaleo, cayó al suelo junto con todas las herramientas. Se levantó de una salto blandiendo el alicate.
    La encarnizada lucha con el pirata Roberts continuaba. El océano se llenaba de sangre y de marineros heridos. Su hábil contrincante no le daba tregua. A punto estuvo de caer al pisar un aguacate que rodaba por la cubierta. Hadock subió a la barandilla dejando a Roberts en desventaja.
    La batalla acabó de forma inesperada cuando la madre entró en el garaje y encontró al hijo subido a un taburete y al vecino revolcándose entre los destornilladores.

  4. LA AVERÍA
    Menudo jaleo se organizó en la embarcación de recreo. El agua salía a borbotones por una tubería, con tal fuerza, que nos echaba para atrás. Ernesto cogió el alicate para tratar de apretar la tuerca, pero allí en medio del océano con el movimiento de las olas, era casi imposible.
    Al fin lo consiguió con un gran esfuerzo. Ya más tranquilos y arreglada la avería, nos sentamos bastante agotados y nos comimos un aguacate, una piña y algunos plátanos, con el propósito de reponer fuerzas.
    Yo lo hice en un pequeño taburete, pero suficiente para poder descansar

  5. La musica estridente .
    Los chiquetes armando Jaleo otra vez bajo su ventana, el coche con las puertas abiertas, sonido a todo volumen y los cuatro de siempre preparandose unos cubatas y a voces.
    Que os vayáis a dar ruido a vuestra casa.
    Que apagues el sonotone, viejo.
    Que cojo el Alicate, os corto los cables y arranco los pendientes.
    Que te vayas al centro del Océano.
    Les tira un Aguacate, tomates y pepinos.
    Se ríen de el.
    Que hecha la ensaladera y tenedores.
    Lo que les manda es el Taburete de la cocina y acierta en la cabeza a dos de ellos.
    Y mientras la policia le detiene acusado de lesiones cae en la cuenta, ningún vecino se a asomado, panda de cínicos, piensa entristecido.

  6. BAJO SU SOMBRA

    Resisto al jaleo de voces
    y palabras imprecisas
    taponando mis oídos.
    Intento apuntalar los hilos
    que inseguros me sostienen.
    Busco con afán el alicate
    que ayude a sacar los clavos,
    que incrustados duelen
    en las paredes del Alma.

    Pues perdida en mis orillas,
    he olvidado que un océano
    me estaba esperando.

    Respiro hondo los perfumes
    y sabores de mi tierra firme.
    Y a la sombra del viejo aguacate
    de flores que niegan su fruto,
    siento latente mi desesperanza,
    sentada en ese pequeño taburete,
    recuerdo viejo de otra época,
    otras voces, otras Almas,
    otras vidas que ya se fueron,
    mientras ese árbol infecundo,
    arropaba huero bajo su sombra.

  7. Abrazos que sanan
    La vida se nos teje con tristezas, jaleo, emoción y sorpresa. Y a pesar de lo bueno, no existe un alicate que le quite a su océano lo que le contamina con pena los recuerdos.
    Sin embargo, lo juro, hay razón suficiente para nadar incluso cuando estamos exhaustos. Por ejemplo, el abrazo de un auténtico amigo tiene más propiedades que el aceite de coco o la noble semilla que el aguacate envuelve. Es como esas canciones de cuna ya olvidadas, que desde un taburete nos regala el pasado, transformando la hiel, indefectiblemente, en ternura, alegría y esperanza.

  8. En una playa andaluza

    Amante de fiesta y jaleo,
    alicate y buen chancero,
    ya sea en lago u océano,
    gustoso mi aguacate papeo,
    sentado en taburete o rellano.

    Y así, con Cinco Palabras hermano.

  9. HACER MÍA LA DICHA – 2

    Reencontrar la paz interior y la calma era aún más difícil con todo el JALEO de la obra, martillazos, ruido del taladro, albañiles hasta en el café, silicona, ALICATE, cemento cola y todo el OCÉANO de desolación que produce una reforma, ¡ea, todo patas arriba! y polvo flotando por doquier, incrustado hasta en el cuarto apellido.

    Pero como para todo hay que tener recursos, para intentar lograr su ansiada tranquilidad, pensó en algo bello y relajante; se vio a sí misma, al borde de una piscina, degustando un jugo de AGUACATE fresquito que apoyaba tras cada sorbo en un TABURETE.

  10. S.O.S.

    Cómo me iba imaginar que se armaría tanto jaleo. Durante el crucero, el capitán me dijo:

    —Échame un cable.

    Encontré uno y lo corté con el alicate. Era muy largo, de color rojo.

    Al entregárselo, sus alaridos se escucharon por todo el barco. Me sentí desconcertado. No supe qué había hecho mal hasta que descubrí que los motores se habían detenido en mitad del océano.

    Desde entonces, navegamos a la deriva y los pasajeros van adquiriendo un color aguacate, de tanto vomitar.

    Todos me miran mal. Me han amordazado y, a falta de quilla, me han subido a este taburete.

  11. El jaleo de la noche anterior, le dejó mal sabor de boca y dolor de cabeza, era como si alguien estuviera apretando los tendones con alicates. Se preparó una ensalada de aguacate y atún, se sentó en un taburete de la cocina. El ventanal le ofrecía un hermoso paisaje de olas rizadas en el océano que tenía frente a la casita de verano. Seria mejo pasar aquel día de descanso.

  12. ¿Amaste?
    Amé, a pesar de su vida de caos y JALEO, le amé. Le amé tanto que el cable que me unía a él era tan resistente que no hubo ALICATE lo suficientemente fuerte que pudiera cortarlo.
    Amé su cuerpo con aroma a mar, a OCEANO y amé sus manos con olor a AGUACATE recién abierto.
    Le odié por minar mi voluntad para alejarme, le amé por estar conmigo cuando esa voluntad quedaba minada.
    Le odie por robarme mi vida hecha cómodo sofá, le ame por sentarse a mi lado en ese TABURETE en el que la convirtió.

  13. Anfiloquio

    Sucedió sin remedio. Un pequeño jaleo y un licor de más trajeron aquella desgracia. Esas cosas pasan.
    -¿Una moto?– le balbucía Luis Alfredo a Leoncio- Eso es un alicate.
    -Hablas puras huevadas. Tu mujer te pone los cachos- le escupió Leoncio.
    Anfiloquio salió del mostrador a poner paz.
    -¿Para eso cruzó el océano?-gemía Adriana-¿Para que, en su bar, le despanzurren la cabeza, como si fuera un aguacate maduro, con un taburete?
    Anfiloquio se quedó aquí. Lo enterraron a lo pobre, bajo un montón de tierra desnudo de flores.
    -Él no vino para esto- Y Adriana negaba con la cabeza, sin dejar de santiguarse.

  14. Entre rayos y truenos me hallaba
    Tremendo jaleo se escuchaba
    Pues la tormenta no se alejaba
    Gotas frias me helaban
    Como un alicate me agarraban
    Solo queria que el viento soplara
    Y las nubes alejaran
    Todo ocurrió de repente
    Y una silueta en el océano
    Quedó latente

    Era un reflejo como la fruta del aguacate
    Verde y amarillo apasionante

    Que belleza contemplaba
    Baje del taburete
    Para que esperaba

    Me lance a por ella
    Queria abrazarla
    Las olas me acercaban
    A ese amor
    Que yo esperaba

    Fin

  15. —Hola voy a leer tu futuro. Tendría que hablarte de usted, pero voy a ser coloquial. Una vez aclarado este punto y para evitar jaleo, continúo. Comienza con un alicate que usarás para arreglar una sombrilla de playa. Una vez insertada en la arena, te quedarás ensimismado observando el océano. Te darán un aguacate para que compruebes si está maduro. Sentado en tu taburete mirarás detrás de ti y verás a tu hija junto a tu mujer.
    —¿Voy a tener hija y mujer, si estoy soltero?
    —Es lo que dicen las cartas.

  16. Que no te puedo llamar
    Que te lo cuento por WhatsApp
    Que nos fuimos de jaleo
    anoche con el Santi “el Alicate”
    y si no lo veo no lo creo
    Cruzar el charco pa ver esto
    Tío, nos metimos directos
    en la fiesta del aguacate
    y me lo encuentro de subidón
    encima de un taburete
    cantando el “Viva España”
    Ya te contaré
    Ya sabrás el por qué
    del final de la hazaña.

  17. PENDIENTE DE UN HILO

    Por fin, se ha acabado el jaleo que estaban armando los vecinos de arriba. He estado a punto de coger mi alicate, bajar al cuarto de contadores y cortarles la luz. Ahora, sumergido en este océano de paz y silencio, me concentraré en lo que llevo planeando toda la tarde.
    Compruebo que todo está listo y no hay ningún cabo suelto. Desde aquí arriba, me doy cuenta de que el color aguacate, con el que pinté las paredes del comedor, es horroroso. Menos mal que, en cuanto empuje el taburete al suelo, todo acabará al balancearme del techo.

  18. SIN GANAS

    Ya no quedan ganas,
    ni basta el jaleo
    para la distracción vana,
    te vas forjando con el desgaste
    un duro molde,
    a golpe de martillo y alicate,
    un océano en el alma
    donde nos vamos hundiendo,
    en una pleamar distante.

    Yo, sigo señales en la distancia,
    evito reproches, oculto lágrimas,
    hablamos de tomates,
    aguacate, ensaladas,
    aceptando afirmaciones
    de negaciones veladas,
    promesas, palabras, pero…
    las ganas se van muriendo,
    siguen ausentes,
    las ganas…
    ni vuelven, ni voy a buscarlas.

    Sentada en un taburete,
    ya muy seca mi garganta,
    respeto, acepto, sonrío…
    todo, sin ganas.

  19. ¿A quién se le ocurre, reparar un jaleo con un alicate? Ni al que asó la manteca.
    Las palabras forman un verdadero océano, en el que términos como:
    aguacate y taburete, representan una minúscula parte de la grandeza de este inmenso mar. Un mar creativo.
    Cada vez que me como un aguacate, regresa a mi mente la imagen del abuelo sentado en su taburete, pelando aquel aguacate para la ensalada del día siguiente para la comida con la que celebrábamos las fiestas del pueblo. Mis primeros recuerdos de mi relación con el sabor del aguacate son horribles por su amargor.

  20. El estruendo provocó un monumental jaleo en casa. La estantería había volcado como empujada por una mano fantasma. Sólo quedó en su lugar una alcayata vetusta y oxidada aferrada a la pared y al tiempo como una lapa.
    Busqué los alicates en la caja de herramientas. Aquello parecía un océano de utensilios de bricolaje. Al fin los encontré (pronto o tarde, todo se encuentra al final)
    Con tanto buceo ferretero, quedé exhausto e hice hambre, así que me preparé una ensalada de aguacate y desalojando al gato del taburete, ocupé su lugar y satisfice la gusa que arañaba mi estómago.

  21. No quería tener ningún jaleo. Un clavo saca otro clavo, sin necesidad de alicate o cirugía del corazón. Cierto que me ahogó un océano de dudas cuando le vi en mi cama con otra mujer, comiéndose la ensalada de aguacate que le preparé, sudorosos, hambrientos, desnudos. Lo único que hice fue desplomarme sobre el taburete frente a ellos mientras me decía: “No es lo que parece”.
    Ahora te he encontrado y sé lo que es y debe ser el amor, y doy gracias al cielo (y esa mujer) por alejar aquel cerdo de mi vida. Quieres otro café, amor mío?

  22. Pobres vecinos
    Su canción favorita era la que aprendió del abuelo y aun no sabiéndola del todo, entre letra y letras, tarareaba. ¡Anda JALEO, jaleo…!
    Ésto le ayudaba a trabajar, sobre todo cuando surgía algún contratiempo, como cuando se rompió el ALICATE y no podía arreglar el fregadero que estaba inundado la casa, parecía surtirse de un OCEANO. ¡Que desaguisado se preparó!
    ¿Qué es la vida sin humor? —decía.
    Con el agua hasta los tobillos, se puso a merendar: un AGUACATE, subida al TABURETE de su abuelo y contemplaba cómo, el agua se deslizaba bajo la puerta y corría por las escaleras…

  23. JAGGER

    En medio del jaleo vio al segurata sacar la porra y se dió cuenta de que atracar un supermercado con un alicate era mala idea. Debía dejar de tomar decisiones tras beber Jagger.
    Corrió por un pasillo pero chocó con un carrito de la compra y se estampó contra el estand del guacamole cayendo en un océano resbaladizo de aguacate. Cuando se levantó el segurata patinó y chocó con él y cayó sentado sobre la barriga del segurata como si fuera un taburete.
    Escapó del segurata y ya en la calle pensó en celebrarlo con un chupito de Jagger.

  24. Ni una más

    Cuando bajé corriendo a la calle, nunca imaginé que aquel jaleo, aquellos gritos de auxilio desgarrados y aterrorizados, que me arrancaron de una serena siesta y que lograron despertarme y hacerme salir a la carrera, dejando mi confortable sillón, pudieran, cual alicate de acero, pellizcarme las venas hasta encharcar mi corazón convirtiéndolo en un océano de sangre, vísceras y quimeras. Todo eso sentí al verla tirada y herida en la acera… El agresor, con sus ojos inyectados en sangre, un zumo de aguacate en su ensangrentada mano derecha, tranquilo y sentado en un taburete de bar, sin inmutarse, sintiéndose amo.

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