ESCRIBE TU RELATO DE MAYO (II): La periodista Marta Muñoz-Calero @MartolaMC

En la segunda semana del mes de mayo las cinco palabras vienen de la mano de la periodista Marta Muñoz-Calero, es además estilista y fotografa gastronomica. Publica en revistas de estilo de vida como Vogue o Elle. Sus Cinco Palabras fueron:

COLIBRÍ
SILENCIO
ROMERO
ALFÉIZAR
VICTORIA

Así se define nuestra protagonista

"Me enamoré de la cocina desde pequeña viendo cocinar a mi madre pero fue mi hermano Javier, Chef de profesión ( Un restaurante llamado Tartán, Munoca, Perrito faldero ) quien heredó el talento familiar. De mi padre aprendí a disfrutar del vino y hoy seguimos compartiendo esta afición juntos.

En casa siempre se ponían mesas preciosas. Mi madre coleccionaba vajillas, cristalerías, cuberterías antiguas, manteles de hilo, fuentes vintage, jarras de cerámica ect… Desde que tengo uso de razón me he visto influenciada por cosas bonitas y el amor que tengo por la estética rige todo lo que hago.

El comedor familiar siempre estaba abarrotado de amigos, me he criado cocinando y compartiendo comida alrededor de una mesa.
Automáticamente asocio felicidad con platos caseros, con familia, con follón, con una copa de vino, con eternas sobremesas… Quizá por eso soy tan feliz cuando cocino, cuando como, cuando invito, cuando descubro, incluso cuando recojo las migas y los platos sucios.

Decidí estudiar periodismo y pronto me di cuenta que me sentía también atraída por la fotografía y el diseño. No recuerdo ninguna etapa de mi vida en la que no haya escrito, cocinado, diseñado o hecho fotos.

Siempre he sido una devoradora compulsiva de revistas de estilo de vida y de libros de cocina pero un día, hace ya algunos años, empecé a descubrir blogs de los que me fascinaron su estética y sus recetas. Fue entonces cuando decidí tomarme más en serio la fotografía gastronómica y comencé a formarme como Food Stylist.

Me fio de la gente a la que le gusta comer, creo firmemente que la comida nos une y a día de hoy se, que todo lo relacionado con la comida me hace feliz".

Para saber más sobre Marta Muñoz-Calero esta es su página: http://www.martamunozcalero.com

La autora del prólogo de este mes es Carina Peláez, directora general de la Fundación Polibea, y la causa irá destinada a la Fundación PHI Proyecto Bangladesh 2018. El Proyecto Puerta de acceso al Empleo y al Fortalecimiento Económico para las Mujeres y Niñas Supervivientes del Tráfico con fines de explotación sexual, en colaboración con la Fundación de Sobrevivientes del Tráfico de Seres Humanos, creada por el Centro de Estudios para Mujeres y Menores (CWCS).

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No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)

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25 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DE MAYO (II): La periodista Marta Muñoz-Calero @MartolaMC”

  1. Me comentó mi amigo, que en uno de sus viajes, se encontró con un colibrí, mientras estaba en plena naturaleza gozando del silencio. Un momento ¿Cómo se goza del silencio? En una gran ciudad es muy difícil pero en plena naturaleza es muy sencillo y más aún si se tiene la suerte de encontrarse con el olor del romero. Uno igual como el tiesto del alfeizar de la ventana donde le declare mi amor a mi Victoria.
    Volver a recordar aquella época de nuestra juventud me da nostalgia. De esa declaración ya hacen casi cuarenta años, es toda una vida

  2. ¿Alguna vez estuvo conmigo?… ¿Acaso importa?
    Solo sé que ha venido la primavera por las puertas de mi ventana
    y sigue siendo otra vez igual de bella, ¡sí!
    ¿Noticias frescas?
    “Lo mejor este año es el colorido y trabajador colibrí,
    su canto alegre inunda el silencio de las flores,
    ronda ya todos los colores y
    mi romero en flor”.
    Me apoyo en el alféizar, cojo una ramita, ¡CRACK!
    ¿Por qué lo nuestro acabó durante el invierno?
    Quizás para dar lugar a algo necesario… ¿Por qué no?
    ¿Será Naturaleza siempre sabia?
    Y su victoria, oh sí
    ¡Es el néctar del amor!

  3. Victoria

    Me asomé a la ventana y contemplé admirado al precioso colibrí que parecía jugar entre las rosas del jardín. Pese a que movía aceleradamente sus alas, no se oía nada, el silencio era total, apenas causaba un leve remolino de viento en forma de cascada, sobre el perfumado y frondoso romero de mí jardín. Entonces las lágrimas inundaron mis ojos cuando, desde el alféizar de mí atalaya pude admirar cómo el colibrí mojaba su pequeño pico en el agua de la fuente de siete caños, la que servía desde hacía cinco años de sepulcro y descanso de mi amada Victoria.

  4. Aleteos
    -“Un colibrí no vuela como las otras aves. Es el único pájaro capaz de sostenerse -durante mucho tiempo- allí en el aire, en el mismo lugar”.
    Mientras lee en voz baja lo que dice el periódico, el silencio se colma de un aroma a romero.
    -¡Feliz Aniversario!
    Al mirar el alféizar ve que él le ha dejado un puñado de flores pequeñitas (en pálido violeta), perfumadas y frágiles.
    -¡Qué extraño! ¡En plena helada! ¿Dónde las encontraste?
    Cuatro manos celebran con un aplauso breve -infantil, entrañable- la victoria perfecta de continuar unidos, después de tanto invierno, medio siglo de vuelo…

  5. NUESTROS ENCUENTROS ESPECIALES, LLENOS DE CANTOS, REVOLOTEOS Y PLUMAS

    Me embelesaron los colores de su plumaje y el peculiar baile de su vuelo. Interpreté la irrupción del pequeño COLIBRÍ como otra visita tuya, querido padre, de esas que me haces desde que te fuiste, reencarnado cada vez en un pájaro distinto, esos que tanto te gustaban. Y así rompiste el SILENCIO de mi pensamiento perdido mientras disfrutaba del aroma del ROMERO que llegaba desde el ALFEIZAR de la ventana.

    Y como siempre, me dejaste un mensaje, o así lo interpreté, como suelo hacer, porque es la forma de llevarte conmigo: “Mira siempre hacia adelante, hasta que logres tu VICTORIA”.

  6. Día cualquiera, de estos que parecen uno más, en eso sentí el revuelo de unos pies corriendo hacia mi cama y alli llí estaba su sonrisa pura, su Alegría infinita y sus ganas de empezar el día como si de un colibrí se tratara revoloteando por toda la habitación, vino a quebrar el silencii de mis sábanas, dando un gran abrazo y diciendo con su melodiosa voz ¡FELIZ DIA MAMA!.
    EL mejor regalo que nadie puede tener, en sus manos, una planta de romero que regó y cuidó con cariño para este día especial, con todo el amor y el cuidado que merecía tal regalo lo coloque en el alféizar para verlo bañarse al sol y seguirle dando sus cuidados…
    Toda una cascada de sentimientos y entre orgullo, amor, satisfacción sentí una gran victoria como madre y ser humano y me dije a mí misma…..algo estás haciendo bien…..

    1. Gracias por tu relato, Alexandra
      Os recuerdo:

      Los escritores solidarios de CINCO PALABRAS siguen las siguientes reglas:

      No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

      El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)

  7. SIN POLINIZACIÓN, NO HAY VIDA
    La primavera ha llenado de flores el jardín que tanto he mimado para la esfinge colibrí. En el silencio de la mañana, aparece, con su repentino batir de alas, para libar el romero del alféizar. Mientras se va llenando de néctar, memoriza una a una todas las flores. Creo que su color favorito es el blanco de los jazmines. En susurro le digo: la victoria será mía si el azúcar de mis viboreras te hace regresar mañana.
    “El secreto no es correr detrás de las mariposas, es cuidar del jardín para que ellas vengan hacia ti”.

  8. Abro los ojo y veo las verdes hojas del viejo olmo que da sombra a mi jardín, cruza ante mi mirada lo que parece un colibrí, asombrado me incorporo, contemplo en silencio su rápido batir de alas, entra y sale del romero en flor, otro movimiento capta mi atención, sobre el alféizar Victoria, mi gata, también lo ha visto y agazapada espera su momento para atacar, un grito, un ¡NO! surge de mi garganta, la sobresalto y espanto al pajarillo.
    Menos mal, me descuido y te lo meriendas, la regaño, me has fastidiado el mejor despertar de mi vida.
    Zalamera se frota contra mis piernas como pidiendo perdón, le rasco la cabeza.
    No te preocupes el instinto es el instinto.

  9. Desde tu partida, los días se hacen eternos y mi pensamiento vaga sin descanso, imparable, como el aleteo del colibrí.
    El silencio invade la casa y el aroma a romero sigue impregnándolo todo.
    Me aferro a tus trajes y me encadeno a las sábanas que me envuelven en tu ausencia.
    A veces, apoyado en el alféizar de la ventana, coincidiendo con el amanecer, observo el horizonte, perdida la mirada. El sol que ha ganado a la penumbra, me habla de victoria, la tuya batallando contra la enfermedad.
    Sé que ya eres libre, amor.
    Yo, aún soy esclavo de tu recuerdo.

  10. PEQUEÑO MENSAJERO   

    Pequeño colibrí
    que alegre bates tus alas al viento,
    y a la ventana de mis días llegas,
    rompiendo mi silencio ceniciento.
    Traes color y aromas de romero;
    hermoso colibrí
    de mágicas plumas iridiscentes,
    que mueves dibujando en un patrón
    de infinitos deseos envolventes.
    Mi alféizar iluminas,
    y entrando directo en mis pensamientos
    ya eres dueño de todos mis tormentos;
    incumplidos deseos
    devaluados en tristes gimoteos.
    Mi pequeño adivino,
    vuela con ellos hacia su destino.
    Que si no he aprendido a decir “te quiero”,
    lo harás tú, mi adorado mensajero.
    Y te entregaré el sueño;
    tu victoria es mi empeño
    que por mi cobardía en ti delego.
    Dile por mí… “te quiero”

  11. El COLIBRÍ Y LA DAMA

    Erraba el COLIBRÍ en busca del sustento
    por tierras que el sol con saña apuñalaba,
    esquiva era la fuente y exiguo el alimento,
    que hambrienta esperaba, la párvula camada.

    Sufría en SILENCIO la dama el tormento
    de falta de noticias del novio, en su ventana,
    y cuando interpretó la rotundez del tiempo
    con llanto acompañó su espera larga y vana.

    Sorpresa para el ave fue el gran avistamiento
    de insólito ROMERO que el ALFEIZAR regaba,
    con fértil lagrimeo de un crudo sentimiento
    que el ave, en su VICTORIA, jamás imaginaba.

  12. Me gusta pasear temprano en primavera, descubrió a un pajarillo que cantaba sin parar, vi que era un Colibrí y le observé en Silencio.
    Me hacía recordar cuando mí madre cocinaba y el olor a Romero me encantaba, regresé a momentos de mí niñez.
    Y entre juego y juego, veía a mí madre colocando las macetas que tanto le gustaban en el Alfeizar de mí dormitorio.
    En ese instante recibí una llamada, lo primero que escuchó fue: Victoria hemos ganado, me hizo regresará al presente…….

  13. ALETEOS

    A través de los cristales del ventanal, contempla el vuelo de un colibrí que rompe la monotonía y el silencio de la tarde. Su aleteo, en torno a la maceta de romero que hay sobre el alféizar, le hace recordar sus tiempos de bailarina, cuando la música daba alas a su cuerpo para dibujar sentimientos en el aire.
    Al comenzar su mente a sentir el movimiento, entra su madre en la habitación: —Victoria ¿te bajo un poco la persiana para que no te moleste el sol?
    Ella, desde su cama, pestañea dos veces para decir que no.

  14. La victoria
    Jamás había visto tan de cerca un colibrí. Bueno, ni de lejos. A pesar de estar ahí, revoloteando en silencio, el trasteo de los cacharros en la cocina me hace recordar que en casa no hay romero. ¿Dónde se ha visto un guiso de conejo sin romero? Yo, abandonado durante unas horas sobre el alfeizar inspiro todos y cada uno de los benditos aromas del campo. Ojalá que un día pueda alcanzar la victoria y consiga que alguien me abra esta maldita jaula.

  15. EL COLIBRÍ Y LA DAMA

    Erraba el COLIBRÍ en busca del sustento
    por tierras que el sol, con saña, apuñalaba,
    esquiva era la fuente y exiguo el alimento
    que hambrienta esperaba, la párvula camada.

    Sufría en SILENCIO la dama el tormento
    de falta de noticias del novio, en su ventana,
    y cuando interpretó la rotundez del tiempo
    el llanto acompañó su espera larga y vana.

    Sorpresa para el ave fue el avistamiento
    de insólito ROMERO que el ALFEIZAR regaba,
    con fértil lagrimeo de un crudo sentimiento
    que el ave, en su VICTORIA, jamás imaginaba.

  16. He visto un COLIBRÍ en SILENCIO, cantando por dentro. Rememorando los sueños de una tarde de Abril.
    Huele a ROMERO cuando me asomo a la puerta de casa. Nadie me está siguiendo y sigo apoyada en el ALFEIZAR de mi ventana.
    He visto pasar la sombra del miedo a hurtadillas, huyendo de la VICTORIA de ese amor propio que habita en mí.
    ¡ Canta, colibrí¡
    ¡ Rompe el silencio¡

  17. UN DÍA MÁS

    Cuando despertó, su corazón latía tan rápido como el aleteo de un colibrí, aunque en la casa reinaba el silencio. Abrió el balcón para recuperar el aliento. El romero, que florecía sobre el alféizar, aromaba la mañana.

    Celebraba cada amanecer como una nueva victoria. Desde el principio supo que la batalla sería dura, pero jamás se rendiría. Se relajó bajo la ducha y se sintió con fuerzas para luchar.

    Limpió el vaho que empañaba el espejo. Se atrevió a plantarle cara a aquella mirada amenazante que le devolvía su reflejo. Lo difícil era acallar su voz cuando le susurraba:

    —¡Salta!

  18. NUEVA LUZ, TU VIDA

    Se mece el alma
    del recién nacido
    en la sinfonía que al alba,
    crea el colibrí
    con su aleteo,
    en mi mirada
    de infinito amor y silencio,
    de incondicional entrega,
    germina un jardín primaveral
    de rosas, girasoles,
    jazmín, pensamientos, romero…
    se abren mis labios
    receptivos al beso
    que recibo de su gorgoteo.
    Mi vida, su sueño,
    y en la ventana una caricia
    que deja la luna
    en el alféizar, disimulando
    sus ganas de entrar
    hasta su cuna.
    Victoria la del amor,
    tu nacimiento criatura!!

  19. PRIMAVERA
    Amanece. Me levanto y abro la ventana de la habitación. La mañana es espléndida. Oigo cerca cantar un colibrí. Me suena a música celestial y pienso que el día empieza bien. De pronto, el silencio, consigue que el sentido del olfato adquiera más protagonismo. El romero que tengo sobre el alfeizar, ha florecido. Paso mis manos sobre el violeta de sus flores, la acerco a mi cara y el perfume me inunda.
    Alguien entra a mi cuarto abriendo la puerta despacito. Es mi nieta Victoria. Me dice que el canto de un pájaro, la ha despertado

  20. Sobrevivir

    Era especial, nació con los ojos abiertos y no lloró. Poquita cosa e hiperactivo, la tata, una mejicana dulzona, le apodó el colibrí. Amanerado y sensible, soportó, altivo y en silencio, lacerantes burlas. Fue a estudiar a la capital, y cambiar el olor a romero por el olor a humo y prescindir de los geranios en el alféizar de la ventana no fue, precisamente, una victoria para él.
    Tuvo un novio de la farándula que le humillaba y, aunque aguantó, un mal día, con unas tijeras, le atravesó el corazón.
    Encogido en la litera de la celda, todas las noches, pensando en Amaro, lloraba.

    Toros

    Había venido desde Sevilla. Toreaba su sobrino Luis Méndez “El colibrí”. Le apodaron así porque sonaba exótico. Le gustaban “Las Ventas”, allí se toreaba en silencio.
    -¿Una ramita de romero?- le ofreció la gitanilla.
    – “Grasias” – contestó, con su andaluz cerrado, Rafael.
    -Queda “niquelao” en el ojal.
    Rafael siguió andando
    -Oye, tú, ¿y la “voluntá”?
    -La “voluntá” es grande pero no llevo suelto.
    -¿Suelto? Colitis y tos ferina juntas tenían que darte. ¡Así te asomes al alféizar de la ventana y te estampes!
    Rafael levantó la mano haciendo el signo de la victoria.
    -Así te pille un tren “cargao” de latas “pa” que si no te mata te aturda- sentenció Manuela.

  21. Cuestión de tiempo
    Trabajó todo el día el COLIBRÍ. Como un picaflor extrajo en SILENCIO el néctar de la flora lindante y tuvo que refugiarse bajo el ROMERO, para despistar al halcón peregrino que andaba al acecho. Mientras, mezclaba los néctares formando una miel que llevó jubiloso hasta el ALFEIZAR del castillo, donde Rapuncel esperaba abatida y triste a su príncipe azul. Con este sabroso alimento su pelo crecía fuerte como la seda y el elfo de las abejas lo trenzó para que Caperucita pudiera escalar con la llave del castillo. La VICTORIA había llegado sin la ayuda de un caballero andante.

  22. Un colibrí de plumaje color azul y verde intenso sobrevoló la cabeza de Sole. Avisada por Arturo, esta pensó un deseo en silencio. Todavía tenía impregnado en la piel el aceite de romero con el que le había dado un masaje relajante a la hora de la siesta. El astuto colibrí descendió de la cabeza de Sole hacia la corola de una llamativa flor, rozando el alfeizar de la ventana del porche. Según el colibrí introducía su pico para obtener el codiciado néctar, Sole saboreaba lo que empezaba a considerar como una gran victoria: sentirse de nuevo ella misma, plena.

  23. Miraba el vaso medio lleno o medio vacío, según los pensamientos que aparecían, aleteando como ese colibrí que asoma en la ventana, sobre una misma obsesión. El vacío, el silencio, la soledad acompañada, la peor soledad, pesaban sobre sus canas. La lucha contra sí mismo mató la esperanza y la pasión, néctar imprescindible para el alma. Había sazonado su vida con romero y canela, pero sus aromas no mitigaban el hedor de la tristeza. Tomó el tarro de pastillas. Entonces, el pájaro se posó inusual sobre el alféizar, para ver quién cantaba victoria, la vida o la muerte.

  24. El horizonte brillaba como las alas de un colibrí y nos envolvía un silencio hecho de flores húmedas y sutiles aleteos de insectos. Los monos saltaban de rama en rama, juguetones acróbatas del amanecer, mientras hacíamos el amor sumidos en nuestra intimidad perfumada de romero. Sus manos aferradas a mí me anclaban a la vida, al seno formado por nuestro lecho. Quisimos saludar al sol y nos apoyamos en el alféizar. La mañana nos acarició el alma cantando la victoria del amor.

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