ESCRIBE TU RELATO DE ABRIL (III): RUTH Y MARTA, TCP DE IBERIA

Tercera Semana: Esta semana nos dan sus Cinco Palabras Ruth López Gómez y Marta Pascual Lázaro, Tripulantes de Cabina de Pasaje de la Compañía Aérea Iberia. Mar Olayo tiene la fortuna de volar con grandes profesionales que, además de su buen hacer en el avión, se vuelcan en el proyecto de Cinco Palabras volando con ella en la ruta de la solidaridad, destino a la causa mensual.

Decencia
Primate
Reducto
Panza
Tentación

En el mes de abril de 2017, Cinco Palabras dedicará su causa solidaria a un colegio de educación especial situado en Collado Villalba en la provincia de Madrid (España). El colegio Peñalara escolariza a alumnos con necesidades educativas especiales permanentes, asociadas a condiciones personales de discapacidad que requieren adaptaciones muy significativas del currículo oficial correspondiente.

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29 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DE ABRIL (III): RUTH Y MARTA, TCP DE IBERIA”

  1. Camina por Recoletos con la decencia antigua de los hombres bienvestidos, no con andares de primate como los de la mayoría. En pleno siglo XXI extrañamente queda un reducto de hombres elegantes que alardean, muy a conciencia, de su saber estar. Se reúnen en el pabellón modernista, esmeradamente decorado, para que no se pierda la costumbre de merendar. Intercambian opiniones en un mundo vertiginoso que contemplan sin apenas poder participar. Mientras llenan la panza encubierta por un fajín caen en la manida tentación de afirmar en sonoras conversaciones que cualquier tiempo pasado fue mejor…

  2. Integración es empatía
    Beba padece el estigma del prejuicio. Le es difícil conseguir algún empleo, pero se niega a mendigar por sus derechos.
    Con la DECENCIA que sus padres le enseñaron, busca un trabajo de cuidadora en el zoológico: una tarea novedosa, gratificante, digna.
    La aceptación que no ha encontrado en otra parte llega en el brillo de los ojos de un PRIMATE.
    En ese inédito REDUCTO baila, juega, sonríe acariciándole la PANZA a ese amigo inesperado que la observa resistiendo la TENTACIÓN de suplicarle que abandone a los humanos.
    Por primera vez se siente libre… allí, en otra jaula.

  3. Mi hermosa nación ¡España!

    De nada me servirá la obstinación ni la Decencia que me asiste si, pese a mi inteligencia, sigo aceptando que me continúen considerando un Primate sin derechos ni dignidad. ¡No, no podrán conmigo! ¡Soy libre! aunque por esa misma razón también sé que ya no me queda más Reducto donde guarecerme que mí rebeldía, porque… ¡jamás cederé mis derechos a quienes se rascan la Panza ignorando o despreciando mis razones para no votarlos! No, no cometeré esa indignidad ni caeré en la Tentación de votar a quienes menoscaban, roban y corrompen mi hermosa nación ¡España!

  4. Ya no queda decencia en este mundo. Desde que los humanos hemos perdido el norte y nos atacamos unos a otros cual salvajes, un simple primate es mucho más inteligente que nosotros pues siempre defiende a los suyos: nunca los humillara ni los degradara. A un reducto de idiotez es a donde camina la raza humana . Y con mirar a otro lado ya nos sentimos tranquilos. Total. Mientras tengamos la panza llena todo irá bien . Y no hace falta que caigamos en la tentación de la autocompasión. Si siempre tendremos excusas. Si siempre habrá un pero…un quizás….un yo no sabía….
    Un niño es más sabio. Volvamos a ver las cosas con la misma mirada pura e inocente de ellos.

  5. Entramos en el aula de Filosofía.
    Tema para hoy: “Conceptos a debate. La Decencia”
    Me pregunto si en nuestros días este arquetipo es constatable o sólo se trata de una idea surgida de la cabeza de algún salvaje primate.
    Quedamos un pequeño reducto de estudiantes interesados en la asignatura. Temo que seremos engullidos hacia una panza hambrienta ansiosa por deglutir toda señal de conocimiento, de raciocinio, dejándonos morir de depauperación crítica.
    El profesor se retira de la pizarra donde queda escrito: “La Tentación del Poder”
    Curioso dúo de conceptos el del poder y la decencia.

  6. Posiblemente la DECENCIA sea un concepto obsoleto. Siendo un PRIMATE, el hombre se irguió y su cerebro evolucionó desprendiéndose lentamente y con prudencia de su REDUCTO de vello protector para conquistar la libertad que le daba pensar, elegir y mostrarse tal cual era. Pero en su afán de alcanzar su meta confundió el decoro con la urgencia. No es lo mismo un cuerpo extasiado que un alma manchada, no es igual una PANZA sudada que un ombligo desnudo. Siento entonces la TENTACIÓN de renunciar a nuestra imparable evolución pero prefiero desviar la mirada y seguir confiando en el ser humano.

  7. Si te quedara un poco de Decencia no me hablarías así.
    Tus palabras duelen, se clavan en mi alma y no es justo la verdad.
    Cualquier Primate del zoo tiene más sentido común que tu.
    Antes te disculpaba, te justificaba y te amaba. Ahora no queda ni un Reducto de amor en mi corazón para darte. Tu estabas a mi lado sólo por interés, tener la Panza bien llena de vino y gandulear a todas horas.
    Esta vez se acabó, y lo digo de verdad. No volveré a caer en la Tentación de volver a ti y volverme a enamorar.

  8. ¿Evolución?
    La palabra mágica era “Decencia”, y el prisma con el que el primate media sus actos era muy, muy particular.
    Carmina pensaba en lo acaecido a la vez que estudiaba al cabecilla de la organización, procedente con toda probabilidad, del último reducto de su especie.
    El homínido se acariciaba la panza, mientras la miraba fijamente sus dilatadas pupilas. Creyó ver una leve súplica entre sus brillantes parpadeos, implorando quizá por su libertad. Era tan diferente, y hermosa, que sintió la tentación de sacarla de la jaula y colocarla como una gran figura ornamental a la entrada de su cueva.

  9. Continente Africano, en cierto lugar del Congo. Donde mas se pierde gran población, animal salvaje. Un grupo de ciudadanos, lucha incansablemente, para que los políticos de su país. se implicaran en dicho problema y con toda DECENCIA, dictaran una orden tajante. Prohibiendo entrar con armas y la caza en el parque protegido para animales salvajes, y solo se permitieran visitas guidas.
    El PRIMATE, se alojaba en un lugar especial REDUCTO, construido para comodidad de ellos.
    Era impresionante, verles comer, frutas silvestres, semillas, PANZA arriba, colgados de ramas de los arboles. BRINCABAN y saltaban, de un lugar a otro con lianas. Los mas pequeñines, era una gran TENTACIÓN, cogerles para acariciarles; pero en esta zona protegida, solo se podía disfrutar, observar sus movimientos, sus actitudes, en su hábitat, en plena libertad.

  10. El sendero me llevo en busca de la DECENCIA de los hombres perdidos en la vanidad de sus mentes. El camino era largo y vertiginoso pero no imposible para mi. Al llegar vi a lo lejos a un PRIMATE devorando los últimos frutos del árbol prohibido que estaban tirados en la tierra seca de aquel REDUCTO devastado por el animal humano; su PANZA hinchada delataba su hambre insaciable y al verlo le dije: “la TENTACIÓN nos aferra a vivir en circunstancias extremas” pero siempre hay una salida y es la de los sueños.

  11. —¿Tiene decencia el ser humano?
    Mientras observa al primate llorar junto a los árboles, en ese reducto tranquilo que era hasta hace pocas horas la selva, el misionero divaga y siente algo en la panza. Puede que sea hambre o más bien remordimiento o alguna otra tentación en que no piensa caer. El cazador se llevó como trofeo al joven mono, casi lo arrancó de los brazos de su madre y él no hizo nada.
    —¿Qué podía haber hecho? —se pregunta.— A veces creo que son más humanos que nosotros.

  12. FALTA DE AIRE

    Se me ahoga la decencia
    en los silencios nocturnos,
    de nada ha servido, amor, lealtad
    ni principios.
    Y en el instinto que,
    como enloquecido primate
    me arrastra a lo absoluto,
    voy muriendo a cada instante
    en un reducto de cristales
    donde piso con dolor
    la desesperanza,
    desnuda mi panza,
    entregada a lo oscuro lucha sola
    sin ceder al egoísmo
    de otras entrañas.
    De nada ha servido, añado,
    resistir a la tentación más vil
    de un cuerpo antes amado.
    Que tentadora la muerte!
    Que tentador el descanso!

  13. -Decencia para mí es honestidad, me dijo una vez un amigo.
    – Estoy de acuerdo.
    -Es lo que nos diferencia a los primates de otro tipo de animales.
    -Ahí ya no coincido. Un perro, no es honesto? Ya lo creo que sí. No te metas en reducto confuso. Qué me dices del hombre que sólo piensa en llenar su panza? Y no me hagas caer en la tentación de mentar a los políticos que solo piensan en llenar su bolsa

  14. PUNTO FINAL.

    Escucho como gritan mis ojos cansados de luchar. Te añoran, no saben a dónde aferrarse, les hiere tu ausencia sin piedad.
    Esperaba que, al menos hubieses tenido la decencia de hacer más amable la despedida. No eres un primate que actúa por supervivencia, tus palabras duelen. Has dejado en mi piel un reducto amargo, al reabrir las heridas que tanto tardaron en curar.
    Recuerdo como me mirabas después. Parecías un gato que ronronea cuando le acarician la panza y nunca tiene bastante. No caeré más en la tentación.
    Vuelvo a respirar mientras todavía humea en mis manos nuestro punto final.

  15. ¡Con la decencia no se juega, ni con la dignidad!
    Como te vea aparecer otra vez por esa puerta, con tu cara de primate atolondrado, sucio y vago, y no seas capaz de sonreírme y besarme con pasión, hasta hacerme el amor con tu lengua, verás el último reducto de mi paciencia. Haré las maletas y me iré a vivir la vida como gato panza arriba, perdiéndome entre la tentación y el placer de los brazos de otros hombres.
    – Pepa, tráeme las cervezas que empieza el partido.
    – Voy, Pepe, voy… que estoy limpiando el espejo del baño.

  16. CORAZÓN SIN ALAS

    La decencia no la conocían, su educación era inferior a la de cualquier primate de una selva perdida. Eran un reducto de descerebrados, que en clase solo se dedicaban a rascarse la panza y a escribir obscenidades sobre ella.
    Ella y yo teníamos una relación muy íntima, nuestros cuerpos se acariciaban, se buscaban y nuestras pieles, cuando se rozaban, se convertían en un torbellino de pasión.
    En más de una ocasión quise enfrentarme, luchar y había tenido la tentación de lanzarme sobre esa cuadrilla, pero todo eran obstáculos y problemas, ellos eran más, ella una pizarra y yo un simple borrador sin alas.

  17. Una cohorte de primates, escuchaba atentamente lo que les decía Doña Decencia, exponiendo ejemplos y esquemáticos resúmenes.
    Los primates emocionados seguían la disertación sin pestañear.
    Al momento, un ciudadano humano, asombrado con aquella pintoresca reunión, detuvo su camino y se quedó a escuchar.
    – ¿Cuál es tu interés aquí? – Le preguntó extrañadísimo uno de los primates, que no podía entender, que un humano, estuviese interesado en saber de Doña Decencia. “¿Será tal vez el único reducto de su especie…?” – Proclamaba nervioso.
    El humano acariciando su prominente panza y con una sonrisa irónica, le contestó – Sabrás tú, lo que es la tentación.
    El primate, rascándose el cogote susurró – Cosas de la evolución humana…

  18. No tenían mucha decencia en la cama. Bien llevada, eso sí, siempre de puertas para adentro y siempre bien cerradas.
    A ella le encantaba que su pareja hiciera el primate durante el coito. Le daba risa, pero le encantaba, y él, como realmente lo parecía, lo hacía de escándalo.
    A él le gustaba imaginar que estaban en el último reducto del mundo y se encontraban por primera vez pasando por un estrecho pasillo que provocaba el roce de panza contra panza.
    La tentación, en forma de lencería de seda y mucho vello corporal, desencadenaba la indecencia una y otra vez.

  19. Sin decencia, invadí tu mundo
    ya habitado.
    Me apoderé de tu sexo,
    con la violencia de un primate.
    Quise ser reducto de tu amor no satisfecho,
    besándote el alma,
    volcando la mía.
    Pero me perdí,
    dejé de ser yo
    y fui ficticio e imposible nosotros,
    que quema la piel
    y empequeñece quién soy.
    Recompongo mi reflejo
    quebrado en mil fragmentos,
    que se clavan en las manos.
    Realidad que no nos perteneció,
    mi panza nunca albergaría
    la huella de tu paso.
    La tentación de volver a ti,
    golpea cada segundo,
    con el recuerdo de nuestros cuerpos abrazados por un mar africano.

  20. Es completamente imposible imaginar la decadencia de un primate. Ya resulta muy difícil conocer exactamente como estaba distribuido un reducto en la prehistoria, también se tiene un auténtico desconocimiento de la condición física de un primate, ¿Tenía panza?
    ¿Quién lo sabe? Seguramente tuvieron más de una tentación por encontrar una forma de vida que le permitiese con sus propios medios ir descubriendo la utilidad de los diferentes elementos.
    El desafío más importante fue el descubrimiento del fuego que más tarde le sirvió para encontrar un clima más cálido, donde pudo descubrir con los demás elementos una nueva forma de vida.

  21. ¿ No es una falta de educación y decencia el dejar caer lo que nos sobra en cualquier sitio, como un primate tirando cáscaras de plátano en la selva ?
    Al final el suelo es un reducto de residuos ¿ os habéis fijado en la cantidad de colillas que lo pueblan ?
    Cuando llevo a mis nietos al colegio, se entretienen en contarlas y en un trayecto de 15′ les faltan los números. Ellos no lo entienden y yo no sé como explicarles que es muy fácil llenar la panza, fumarse un cigarrillo y caer en la tentación de tirar el resto al suelo.

  22. Algunos lo tenemos; la mayoría, no.
    Hablo del decoro.
    Si todos los tuviéramos, un animal no podría dirigir a unos cuantos individuos concentrados en primar sus propios intereses. ¡Qué difícil mantener la integridad frente al pecado! Pero es la singladura histórica del hombre. Desde siempre y para siempre. Ya lo apuntaba Hobbes : «El hombre es un lobo para, el hombre.»
    Todo ésto para decir que en un mundo provisto de decencia no cabría un primate a la cabeza de un reducto de seres con la panza llena, dispuestos a caer en cualquier momento en la tentación.

  23. Acertijo 39

    Durante siglos y siglos
    no se enseñó por decencia,
    entendiose cual peligro
    y una gran irreverencia.

    Cosa más bien de primate,
    procaz y pecaminosa
    era enseñar esa cosa,
    que algún impúdico abate
    de mente libidinosa
    persiguió con ansia ansiosa
    vuelto loco de remate.

    Que es reducto de placer
    nos dice la Wikipedia.
    Sancho Panza y su mujer,
    el cura y el bachiller
    de eso supieron ni media.

    Centra tu adivinación:
    El abate picarón
    lo que buscaba a destajo
    era la gran tentación
    que se encuentra más abajo.

  24. Pepe IV

    Alma vino a Madrid huyendo de un matrimonio roto. Por decencia consigo misma abandonó a un bebedor y aprovechado gandul, que tenía más de primate que de persona. Aquí tuvo que luchar a brazo partido con la vida y cerró su corazón en un reducto casi inexpugnable. Sin embargo, con Pepe se encariñó a su pesar. Sabía que estaba casado, pero eso le parecía sólo una circunstancia. Tuvo un novio al que dejó porque, según decía, era un panza al trote y ya había soportado bastante con su marido. Las visitas continuas de Pepe al bar y la actitud de éste eran, para ella, una tentación casi invencible.

  25. Cuando un mensaje tiene la decencia de pretender recordar un momento. Cuando ese momento lo destruye el ser humano, único primate que se dedica a matar, a envenenar lo que siempre deberia existir. La familia es nuestro castillo del que partimos y nuestro último reducto. Donde podemos hinchar nuestra Panza y caer a cualquier Tentación, que siempre estará ahí. Siempre nos dará éso, que haga resucitar lo que nunca debió desaparecer.

  26. Un dia más volvió a recordar porqué su madre le puso ese nombre.
    Decencia.
    Y una vez más recordó la lucha,el coraje,el tezón y el amor que le había inculcado ella.
    Recordó cómo le contaba el día en que se le cruzó aquel hombre o “primate” por su violencia hacia ella.Que le cambió la vida.
    Cómo tuvo que abandonar el reducto que supuso su pueblo en el momento en que empezó a crecer su panza.
    Y cómo nunca tuvo la más mínima tentación de deshacerse de ella…
    Y volvió a sentirse inmensamente orgullosa de su nombre.

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