Reflexiones para un prólogo
En este mes de marzo, me he permitido el gusto de ser yo quien escriba el prólogo de Cinco Palabras por varias razones:
En primer lugar, porque es el último volumen de nuestro cuarto año. El 2 de abril de 2013 nació este juego literario-solidario y ¡pronto cumpliremos cuatro años! Los que me conocen saben que me gusta celebrar todo en la vida.
Nunca olvidaré esa noche sentada en mi cama cuando, una vez terminada la primera publicación de mi blog (marolayo.blogspot.com que mi sobrino Abraham me ayudó a construir) apreté nerviosa el botón de “publicar” y a la hora había ¡600 visitas!. Entonces entendí la dimensión que podría tomar ese primer paso y asumí la responsabilidad de cuidar y respetar, cada mes, cada semana, este proyecto, alimentándolo con palabras, relatos y mucha esperanza, cada día.
Una esperanza que todavía no he perdido. Por el contrario, crece cada mes que publicamos una causa para apoyarla, darla a conocer y difundirla, y numerosos relatos de escritores generosos abonan el terreno para dar su fruto: hacer un mundo más digno para todos. No ha habido ninguna semana sin relatos. El apoyo y la confianza que he recibido, desde el primer día, ha sido un regalo continuo del que estoy muy agradecida.
No es fácil caminar en el sendero de la solidaridad, por varias razones:
El mal uso que alguna gente hace de la palabra “solidaridad”, mintiendo y aprovechándose de la buena voluntad de las personas, produce que se pierda la confianza en las demás acciones solidarias.
La envidia de aquellas personas que “no hacen”, pero sí insultan y critican "lo que haces", puede herir si no te cubres con la coraza de "saber que estás haciendo lo correcto" y te alejas de ellas con compasión y una sonrisa. (Nunca olvidaré la frase que me repetía un ser querido: "No es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa”)
La competencia que existe entre algunas asociaciones solidarias puede decepcionar, puesto que la solidaridad debe basarse en la humildad y la generosidad. La palabra 'compartir' no puede faltar en el vocabulario solidario.
Miguel de Cervantes escribió en el Coloquio de Perros: "La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea”
La pereza, una de las enfermedades más graves del ser humano, puede ser muy contagiosa.
Nadie dijo que fuera fácil caminar en este sendero de la solidaridad, como tampoco es fácil vivir. La felicidad depende solo y exclusivamente de ti. Todos estos obstáculos que me voy encontrando me enseñan a ser más humilde y más fuerte. Puede parecer una contradicción, pero para mí no lo es.
La fuerza se consigue pensando "en grande", sin pretender nada. Juntándote con los grandes, sin creerte más. Se consigue creyendo en tus sueños, sin que te quiten el sueño.
La fuerza se alimenta de hechos y acciones. La pereza la mata.
Como dijo Antonio Machado: “Se hace camino al andar”.
En este caminar, agradezco a todos los que creéis que, a través de nuestro ARTE y de nuestras palabras, podemos construir un mundo más digno para todos.
En segundo lugar, he querido escribir este prólogo porque admiro a la MUJER, como miembro de una familia de 15 hermanas y 4 hermanos, y en esta admiración quiero unir mi energía a esas mujeres que, por desgracia, tienen que luchar por su dignidad en el siglo en que vivimos.
Es triste que tengamos que seguir reivindicando nuestros derechos cada día. Es triste respirar la violencia machista. Es triste ver madres acosadas por los hijos. Es muy triste ver mujeres mutiladas por una tradición.
Pero me niego a poner toda la responsabilidad en el hombre. Es nuestra la responsabilidad de valorarnos. Solo cuando la mujer se sepa DIGNA DE AMOR, cuando la mujer crea en su FORTALEZA, cuando no haya COMPETENCIA entre nosotras y sepamos respetarnos unas a otras, cuando la posesión de paso a la independencia y dejemos de estar presas de "sucedáneos del amor", aunaremos nuestras fuerzas y conseguiremos esa VALORACIÓN de la que somos dignas y un AMOR SANO.
¡Está en nuestras manos!
Este mes dedicamos nuestras CINCO PALABRAS a TASARU, apoyando su lucha contra la Mutilación Genital Femenina.
Lo que he vivido en el viaje a Kenia, donde he podido conocer más a fondo la cultura Masái, me ha hecho creer más en la mujer. Conocer a Agnes Pareyio me ha dado más ganas, si cabe, de hacer, de escribir, de trabajar. Cuando nos contó su historia y cómo fue mutilada, no pude evitar llorar delante de los tres hombres que me acompañaban. Ninguno lloró. No es de hombres llorar, dicen. No sé si sintieron el mismo dolor que me transmitió esa mujer, cuando relató cómo la cortaron el clítoris, con solo 14 años, cuánto se desangró y las semanas de dolor que sufrió hasta que la herida cicatrizó. No sé si experimentaron la misma indignación que yo lamenté como mujer, cuando escuchábamos cómo los guerreros tienen sexo con las esposas de todos los compañeros o como una niña con 10 años es violada para peder su virginidad y poderle realizar la ablación y después casarla con un señor mayor que pagará con ganado su matrimonio.
No quiero que ningún hombre sufra lo que las mujeres sufrimos, pero SÍ deseo que entiendan nuestras lágrimas, nos escuchen y nos apoyen en nuestro camino.
Por eso, doy gracias a Juan Antonio Tirado que está a mi lado, apoyando y desarrollando este proyecto contra la MGF, porque, aunque no lloró, sé que comparte mi dolor y el dolor de Agnes.
Lo que das a la vida, la vida te lo devuelve. Lo bueno que me está dando la vida, desde que empecé Cinco Palabras, supera todo lo que pueda haber hecho yo por los demás.En agradecimiento, seguiré dando CINCO PALABRAS cada semana, hasta que la FUERZA ME ACOMPAÑE.
Tuvo que ser realmente terrible escuchar ese testimonio y, como mujer, puedo imaginar el dolor no solo físico sino la secuela permanente en la mente de esas niñas que cuando sean mujeres no van a poder desarrollar jamás una vida afectiva y sexual sana. Es realmente terrible y todo cuánto podamos hacer por que se sepa, por que se avance, por apoyar a las mujeres que desde sus países ya luchan por eliminar esas tradiciones salvajes, será una lucha que valdrá la pena. Gracias por esta labor que estás realizando Mar.