ESCRIBE TU RELATO DE NOVIEMBRE (III)

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Esta semana las palabras nos llegan desde África y nos las envían la tripulación de Iberia del vuelo IB MAD-JNB (Johannesburgo) y sus Cinco Palabras son las siguientes:

Silueta
Susurro
Tormenta
Aventura
Orilla

La tripulación junto a Mar Olayo, presidenta de Cinco Palabras, se encuentran en Mabula Game Reserve que es una reserva natural situada en Limpopo provincia de Sudáfrica . Es un área que abarca un territorio de 12.000 hectáreas (30.000 acres)  y ubicada a unos 47 km de Bela Bela (Warmbaths)... un paraje en el que se encuentra una fauna que  incluye los cinco grandes : león , leopardo , búfalo , elefante africano y el rinoceronte , y ademas, también, la pequeña fauna cómo: hormiga león , tortuga leopardo , tejedor de búfalo , elefante musaraña y el escarabajo rinoceronte

Así nos llegaron las Cinco Palabras: https://instagram.com/p/BMvgm5Hhse3/

Los autores de las fotos del safari en  Mabula Game Reserve son de Antonio Limia, Sara Molina y Mar Olayo.

La causa de este mes va destinada a Haití

Los escritores solidarios de CINCO PALABRAS siguen las siguientes reglas:

No se cambiará género ni número de las palabras propuestas. No se modificará la posición de las mismas.

El relato tendrá una extensión de máximo 100 palabras.(*)

(*) Escribe el relato en esta PÁGINA pinchando DEJA UN COMENTARIO (aparecerán publicados una vez sean aprobados por nuestro equipo de edición) – Al final del mes se recopilarán todos los relatos en un volumen editado en PDF, que se podrá adquirir por un donativo de 5€, destinado a cada causa del mes. Colabora con nosotros y nuestras causas.

NOTA: CINCO PALABRAS se reserva el derecho de la publicación de los relatos. Se eliminarán relatos ofensivos o insultantes hacia cualquier país, pueblo, animal o personal que puedan herir la sensibilidad del lector.

33 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DE NOVIEMBRE (III)”

  1. Ella entró despacio en casa, herida y cansada. Cuando vi aparecer su silueta, no me imaginaba lo que vendría. Ella me dijo en un susurro que partieramos en un viaje. Una odisea de amor y esperanza. Ya en las altas aguas del querer estalló la tormenta y comenzó de verdad nuestra aventura. El maltrecho barco de nuestra relación a duras penas pudo llegar a la orilla de una isla deshabitada, la isla de la razón. Allí vivimos como naúfragos desde entonces.

  2. La palmera en un baile lúdico se movía insinuante delante de mis ojos, en un vaivén que prometía delicias, esbelta…orgullosa, distante, para expandirse luego en un ramillete de hojas verdes. Su silueta se dibujaba tentadora, el leve susurro del viento no presagiaba tormenta. La miré largamente antes de dar el paso, calibré todo hasta el escudriño, no me la iba a jugar por su atractivo, achiqué los ojos para ver defectos que no vi.
    Estaba decidido, pondría mi nido allí, yo halcón, venido de la otra orilla de otros lares, como cada año.

  3. Acertijo18

    Siempre fuiste natural,
    desde el principio del mundo,
    más yo puedo en un segundo
    mudarte en artificial.

    Juegas con la silueta,
    susurro que transparenta
    una verdad con careta,

    fulgurante, amarillenta
    te vistes de bayoneta,
    sirviente de la tormenta.

    Siempre es pequeña aventura
    acabar una coplilla.
    Lo dijo José Zorrilla:
    “la luna brilla más pura
    en esta apartada orilla”.

    Adivina adivinó:
    Fue lo primero que vio
    el ser que a este mundo trajo
    con grandísimo trabajo
    la madre que lo parió.

  4. A la luz de la luna, sentada frente a la cama, observo tu silueta esculpida bajo el revoltijo de las sábanas.
    Escucho tu respiración serena y cálida como el susurro de la brisa en una noche de verano.
    Te veo abandonado en los brazos de Morfeo, relajado, ausente tras la febril tormenta de pasión y sexo con la que hemos dado carpetazo a nuestra disparatada aventura de loco amor.
    Un azaroso viaje que nos ha llevado hasta la orilla donde empieza lo prohibido.

  5. Sólo en Sueños!

    Única la calma que me embarga
    la que siento recorriendo
    tu silueta.
    Mimando tus formas
    con mis dedos,
    me baño en el susurro
    de tu aliento
    y única es también esa tormenta
    que se desata
    en lo más profundo
    de mi cerebro,
    cada vez que te sueño
    y se constata tu ausencia.
    Pensarte es sentirte sin remedio,
    vivir la aventura más valiente
    que la negación
    de la otra orilla
    ocultarme quiere
    y tenerte, aunque sea en sueños.

  6. El depredador

    Javier se levantó de la cama de un salto. Seguía sintiéndose como tigre enjaulado. Su cuerpo atlético y viril le continuaba pidiendo “guerra”. Alguien cantaba en el baño y la puerta estaba abierta. Se acercó con sigilo y vio a través del cristal de la ducha una Silueta femenina. Era Angie, la autostopista que recogiera la noche anterior en la autopista. ¡Qué maravilla de mujer! ―exclamó en apenas un Susurro. Era tarde, fuera le esperaba la misma Tormenta, una continua Aventura, y la constante búsqueda de una razón para seguir viviendo a la Orilla infame de sus odiosas mentiras.

  7. Duermes. Acaricio tu cuerpo desnudo. Dibujo la silueta de tu boca con mi lengua, mordisqueo tu cuello. Susurro obscenidades que sé te traerán de vuelta a mi lado. Te desperezas, tus manos me buscan, tu boca me encuentra. Aprisiono tu sexo, provocando una maravillosa tormenta de piel y sudor. Tu aliento se vuelve gemido. Me atraes con fuerza y fragmentas mi alma al entrar en mi. Nada existe sino tú, yo y esta aventura de querernos a ratitos. Pero lo sé, en breve tendré que volver a la orilla de tu mundo, como un náufrago esperando ser rescatado nuevamente…

  8. Nuestra compañera, Sara Molina, nos regala el relato que escribió después de darnos las palabras esa misma tarde:

    El día se iba apagando. Su fina silueta se dibujaba a la luz de las velas. La tormenta en la soledad agudizaba aún más su sentido de la aventura a medida que el silencio se adueñaba de la noche. En su cabeza tan solo se oía el susurro, cada vez más olvidado, de aquella voz masculina que la pasada madrugada sonaba tan cerca. Ahora lo sabía y sus pensamientos, claros como las olas que se dibujan cada mañana en la orilla de la playa, volaban sin cesar. Sonreía y con esa sonrisa se sumió en un profundo sueño de la felicidad buscada.

  9. Matías XI

    Percibió, a lo lejos, la silueta del Picu Castiellu. Escapaba la tarde y sólo el susurro del motor del coche le acompañaba. En la línea del horizonte se adivinaba el mar y sobre ella estaban empezando a formarse nubes que relumbraban con presagios de tormenta. Aquí comenzó su aventura y aquí había abandonado una orilla a la que creyó que nunca volvería y, ahora, tenía que intentarlo. Tenía que contactar con Festus. Marita le esperaba en Llanes. Había querido llevarle hasta la falda del Picu, pero él no la dejó.
    – Tengo que ir solo- le dijo tajante.

  10. A la orilla del Sena
    Agazapado entre los matorrales del pastizal, apuntaba a la silueta del rey de la selva que deambulaba majestuoso por la sabana, ajeno al peligro que le acechaba. El avezado cazador escuchó sus estertores; un tenue susurro, mientras se apagaba, haciendo un homenaje al amado hogar que ese día se había presentado gris anunciando una gran tormenta; y su agonía. Fue una aventura inolvidable. ¡Los cinco grandes africanos! Pero en la exposición de los trofeos a la orilla del Sena, todavía encontraba en sus ojos, profundos interrogantes con los que dieron su último adiós.

  11. Cerró la puerta y salió a la calle. Una suave brisa la envolvió con un delicado olor a azahar, era primavera y su ciudad, esa ciudad que tanto amaba, estaba repleta de naranjos en flor. De pronto lo vio venir, el corazón le golpeó en el pecho. A medida que se acercaba observó su inconfundible silueta; apenas había cambiado, alto, musculoso y con la misma sonrisa entre picara y sensual que dulcificaba un rostro de facciones duras, de hombre avezado en los avatares de la vida. Fue sólo un susurro…….. pero sus palabras bastaron para que en su cabeza estallara una tormenta de pasión. Esta vez estaba decidida, le acompañaría en su aventura, sumergiéndose en las profundidades de su amor hasta llegar a la otra orilla, donde nada ni nadie pudiera separarlos.

  12. TE OLVIDÉ

    Con el paso del tiempo tu recuerdo se ha borrado de mí, tu rostro se está convirtiendo en una débil silueta y tu voz es solo un susurro del silencio perdido en el viento.
    He aprendido que después de la tormenta viene siempre la calma y ya no me dueles, sé que para ti solo fui una simple aventura más, pero hoy por fin he logrado abandonarte en la orilla del desprecio.

  13. EQUILIBRIO

    La reconoció sin ninguna duda, a pesar de la distancia, por su SILUETA y esa suave manera de andar, como un SUSURRO, que te acaricia al pasar.

    Él, por el contrario, era como la TORMENTA, que llega y lo arrasa todo a su paso, hasta que de repente todo es silencio, todo es CALMA.
    Deseaban tanto su reencuentro que aceptaron arriesgarse a vivir esta gran AVENTURA juntos, tras años de amarse y no tenerse, de dolerles el corazón.

    Cruzaron el puente, cada uno desde su ORILLA solitaria, hasta fundir sus labios y sus vidas, encontrando el equilibrio en su amor.

  14. Anoche mientras dormía creí verte, en la ocuridad y la confusion pude intuir tu silueta.
    Con un susurro decías mi nombre y acariciando mi mano calmaste la tormenta.
    Como una niña abrazo tu cuerpo y te cuento la vida ,que no es otra que una aventura en la que faltas.
    Siento tu piel y respiro tu aroma,eres tú,es tan real que sólo el amanecer disipa tu presencia,haciendo que regreses a la otra orilla.

  15. LA SILUETA DE TU SOMBRA

    La silueta de tu sombra
    ondula hoy sobre el telón
    de mi memoria lánguida.
    Velada y sigilosa se desliza
    por mi piel calada
    de ensueños y recuerdos:
    alboradas nuevas.
    Imágenes rotas.
    Despedidas tácitas…

    La silueta de tu sombra,
    simulado susurro
    de llovizna cálida,
    inclemente tormenta agazapada,
    me impregna los sentidos
    de tu presencia falsa,
    de la fugaz aventura
    que un día fuiste
    en una orilla lejana.

  16. Apenas se reconocía su silueta, la noche nos había sorprendido en medio de la nada. Creí oir un susurro de sus labios, pero sólo había silencio.
    La tormenta era muy fuerte, no dejaba de nevar y nos estábamos congelando.
    Siempre supe que esta aventura nos costaría cara: no estábamos preparados para subir aquel monte; pero su ilusión era muy grande, pues lo había visto desde pequeñita al fondo de su pueblo y siempre soñó que un día subiría a la cima. Y ahí quedó para siempre mi amor con su sueño cumplido a la orilla de aquel rio helado.

  17. Esperaba impaciente su silueta blanca asomándose sobre la alfombra que la guiaría a él, recordando el momento en el que, con un susurro apasionado, le pidió matrimonio.
    Los minutos comenzaron a clavarse en el estómago y el sudor de la preocupación develaba su inseguridad. Temía que la vida le pagará con la misma moneda y le dejara plantado en el altar. La tormenta de su inquietud se calmó al ver que las puertas de la iglesia se abrían, anunciando una nueva aventura.
    Ella, se acercó apresurada y, en la orilla del altar, le susurró sin pasión: Lo siento, no quiero.

  18. PAISAJES DE ARENA

    Con la arena volando a su alrededor casi no podía ver la silueta del campamento. A duras penas llegó hasta la pequeña tienda situada en la primera fila. Entró saludando a sus compañeros con un susurro, para no despertar a los pequeños que ya dormían profundamente. Llevaban varias semanas sufriendo más de una tormenta de arena al día. El acuartelamiento estaba situado enmedio del desierto.

    Pertenecer a Médicos Sin Fronteras era, además de una aventura, la mejor decisión tras jubilarse cómo cirujano en el Hospital más importante de América. Mirar le vida desde aquella orilla, su mejor paisaje.

  19. Tenía una silueta que era pasión y pecado al mismo tiempo. Caminaba con la gracia de una gacela, apenas era un susurro ….todo por no molestar. Y eso que no sabía la tormenta que se le venía encima. Despertaba muchas emociones encontradas y eso que la gente no sabia en la aventura que se había convertido su vida. Por amor. Siempre por amor.
    Pero ella ya deseaba llegar a la orilla y encontrar un poco de paz.

  20. Un helado sudario de nieblas difuminaba la silueta de su soledad desmentido por el atronador susurro de su andar por la tierra.
    Sentía se a gusto en su intimidad solitaria, lejos de la tormenta de obligaciones que el estar con los demás se le venía encima.
    Todavía no había cicatrizado de la última aventura que le llevó a la orilla de un océano de decepciones. Abrió su armario y del más profundo cajón se arropó con una cálida manta de autocompadecimiento.

  21. MAL AGÜERO CANDIES
    Desde su escaño, trazó en el aire la silueta del fatídico número, y recreándose en la suerte, sin apartar los ojos de su antagonista sito en la tribuna de oradores, dejando que las cámaras de los periodistas acreditados leyeran el susurro de sus labios, repitió la cifra que desató la tormenta sobre la bancada gubernamental del Congreso. Los ministros presentes hacían aspavientos y ya nadie escuchaba al portavoz del gobierno que optó discretamente por el mutis. La aventura de la regeneración política finalizaba lejos de la orilla del obsoleto 3% y encumbraba al 5% al Olimpo de la corrupción.

  22. Aún recuerdo su silueta, ¡qué armonía y belleza!, era como un susurro de amor de la naturaleza, como una tormenta que desde lejos se ve, amenaza con aguas cálidas en secos páramos, ¡pero se fue! Una aventura que vino de la misma manera que marchitó los encantos y sin embargo aún en la lejanía, desde la otra orilla, sigo recordando con los años sus ratos dulces, apacibles y amargos.

  23. Tras la silueta del Gran Capitán se habían reunido los indios Achomawi con los Yana para celebrar la unión de su Príncipe y Princesa. El primogénito del Gran Jefe Achomawi se acercó al filo de la montaña y con un susurro provocó la tormenta más grande que ambas tribus jamás vieron. La Princesa de la tribu de los Yana, sorprendida por la proeza, cogió al Príncipe por los testículos y se lo llevó hacia el río. La aventura duró tres días completos. Una vez en la orilla del Pit, lavaron sus partes nobles con su agua sagrada y se desposaron.

  24. Su silueta se veía mucho más alargada de lo normal en la sombra que se proyectaba sobre la arena. El niño, oía el susurro de las olas que parecían llamarle y miraba hacia el horizonte disgustado, intentando distinguir la tormenta que sus amigos le habían dicho que se avecinaba cuando les propuso que le acompañaran en aquella aventura. Decepcionado, se sentó en la orilla, al lado de su barca de plástico y se quedó esperando a que llegara la guardia civil que estaba seguro, que como siempre, sus padres no habrían dudado en llamar.

  25. ¿Por qué no puede ser una silueta hermosa? Y un susurro ¿es hermoso? Todo forma parte del camino, hasta una tormenta resulta atractiva para comenzar una gran aventura, que es probable que te muestre una nueva parte de una nueva orilla, donde una silueta juegue con tu propia sombra y te proponga atender con más importancia a un susurro el que quizás pueda pronunciar solamente cinco palabras en las que encontrarás una gran energía para emprender un nuevo rumbo a una nueva orilla desde donde llegó una voz positiva que con la suavidad de la brisa me habló de felicidad

  26. Corría por aquel camino, llena de hojas otoñales por el suelo, corría y su silueta le seguía, las hojas con el viento se movían y en un susurro le decían, date prisa que la tormenta se acerca, date prisa que empieza la aventura, date prisa que el pasado nos alcanza, así llego a la orilla de un río que corría turbio y enfadado, dolido reflejo de su estado, pero al otro lado estaba su futuro, había que alcanzarlo, traspasarlo pisando sobre sus miedos, ira, y frustración, al otro lado, una vida de color, libre y soleada.

  27. Tumbado en el suelo, reptando cual depredador que acecha su presa, un tirachinas, mi mejor metralleta, estudiaba cada movimiento de la silueta, el susurro del viento, en cualquier momento podría llegar una tormenta y estropear la aventura que estaba viviendo, ¡qué piernas!, ¡por favor!, así no hay quién se vaya a la orilla. Observé templando los nervios, coloqué el perdigón en la goma, tensé el arma y…
    -¡Zhasss! -¡Niño!, ¿qué haces con eso?
    -¡Ay, ay, ay!, nada mamá, estaba jugando a cazar.
    -¿A cazar qué?, ¡Ehhh!
    Y llegó el chaparrón.

  28. Hacíamos sederismo, una tarde de primavera, cruzábamos los bosques Asturianos. Nos sorprendió una gran SILUETA, nos quedamos paralizados. Era un oso pardo. Buscaba, miel en la corteza de un inmenso árbol. El suave SUSURRO del viento, soplo, cada vez con mas fuerza. Por los picos de las altas montañas, asomaban, nubes cada vez mas oscuras. Una TORMENTA, nos acechaba. Se convirtió en una AVENTURA, buscar un refugio. A la otra ORILLA de un riachuelo, un amable pastor, nos llamo y cobijo nos dio.

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