ESCRIBE TU RELATO DE OCTUBRE (I)

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Paz Vega, actriz

Primera Semana: Esta semana nos regala las palabras la actriz Paz Vega con la que Mar Olayo coincidió en el cielo sobrevolando el Atlántico camino a Nueva York y tras una afable conversación, nos regaló las palabras:

DESEO
BAMBALINAS
LLUVIA
CARACOLA
ARCÉN

Fundación Pequeño Deseo, nuestra causa del mes de octubre

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45 comentarios sobre “ESCRIBE TU RELATO DE OCTUBRE (I)”

  1. No podía aguantar los nervios, mi DESEO por verla actuar podían conmigo. Miraba aquellas BAMBALINAS como niño travieso esperando que apareciera tras ellos Lulu, en su primera obra teatral, precisamente llevaba título de la primera película que vimos juntos cuando nos conocimos “cantando bajo la LLUVIA”, «tal vez porque era una adaptación teatral de la misma…». Cuando al fin subieron las bambalinas pude verla, allí estaba ella, bella y glamurosa, colgaba de su cuello por una fina cadena de plata la CARACOLA que la regalé en nuestro primer aniversario, en un ARCÉN de atrezo, vestida como un Gene Kelly femenino.

  2. Nuestro deseo roto a veces se esconde entre bambalinas, tenemos que seguir sonriendo al público interpretando nuestro papel, Shakespeare dijo algo como “El mundo es un escenario y todos los hombres y mujeres son meros actores”. Ya puedes recibir el radiante sol en tu cara o la solitaria lluvia, mojar tus pies en la orilla junto a tu querida o escuchar el sonido del mar lejos y solo en una caracola. O avanzas por la carretera o te quedas en el arcén… hazme el favor de hacer autostop porque… ¿Y si el amor de tu vida te para un día?

  3. Me moria de deseo por sentir su piel contra mi piel. Porque su olor no desapareciera de mi olfato. Porque sus gestos quedaran grabados en mi retina. Y para ello me escondí entre bambalinas . A ver si con un poco de suerte podía verme y leer en mis ojos lo que sentía.
    Pero en el momento que iba a hacer mi aparición en escena cayó una lluvia purificadora que me susurraba como en una caracola que desapareciera, que eso no era para mi…..yo tan poca cosa…..y el tan grande…..
    Mejor que me quedara en el arcén de mis sueños y ser más realista a partir de ahora. Me iría mejor en la vida y no sufriría tanto mi ya debilitado corazón .

  4. APENAS PUEDO…

    Sostenida en el deseo
    bajo y subo escaleras infinitas
    calmando frustraciones
    entre bambalinas,
    escondiendo bajo mi piel
    desnuda y seca
    las primeras gotas de lluvia otoñal,
    tus manos me niegan caricias,
    tus ojos no me miran,
    nuestra caracola marina abandonada,
    ya no guarda el susurro
    de tus besos,
    ni en el hueco
    de tus silencios
    encuentro paz.
    Quiero tirar mi dolor en el arcén
    sin alquitrán,
    donde la costumbre
    del olvido, tiene eco.

    1. ¡Mama mía, bella flor! cuánto sentimiento y emoción soltáis por vuestros poros. Dejadme que os tiente la vena del que toro es y no parece, plumas tiene, vuela y desaparece soltando píos desde que amanece hasta los primeros rayos del sol, permitidme daos es amor controlado y pasión desmedida por la esencia Divina de vuestra pluma. A vuestro pies.

  5. Rediez!, si alguna vez tuviera un deseo, un capricho especial, sería un café, cerveza o lo que fuere entre bambalinas, al ruido de la lluvia, escuchando su sonido a través de una caracola cuando golpea sobre el arcén.
    -¡Duque!, un taponcito de aguardiente?
    -¡Me place!, ¡vive Dios!
    -Entre el otoño se abre la almohada, tu dulce posada, unas veces me dice que sí y otras nada, pero mi bella, mi hermosa doncella, mi Paz, mi Vega, mi reina, venid entre mis piernas mientras os canto al viento el amor con sentimiento.
    -¡Pero Duque!, ¿ya estamos con el corazón?

  6. El DESEO me recorria el ánimo de lado a lado, lleva años esperando para ver ese concierto.. Decían que sería el último y que luego se retiraba de la música. Era el broche de despedida a una gran carrera. Al final de esa gran noche inolvidable para mí, el artista volvió a salir al escenario y cogiendo el micrófono me llamó, a mi!! Por mi nombre y apellidos! Y consegui verlo entre BAMBALINAS, hablar y darle un abrazo.. Al salir del teatro srreciaba la LLUVIA, y ente en una pastelería a resguardarme, y aproveché para comprarme una CARACOLA casera y luego disfrutarla en mi casa. Eche andar tranquila al dejar de llover, y cuando iba tranquila por el camino vi las luces de un coche, me arrime al ARCEN para dejarle pasó suficiente. El vehículo para dos metros mas adelante, se abrió la puerta y el se bajo y con una sonrisa me invitó a subir.

    1. ─Pide un deseo…
      ─No sé, no te conozco
      ─No temas. Cierra los ojos y deja que salga al instinto travieso que escondes entre bambalinas.
      ─No. Déjalo… ─y sin darme cuenta, evito su mirada. La lluvia arrecia sobre el andén, dejando a su paso huellas de su presencia en forma de pequeños charcos que atrapan mi mirada de la misma forma que si fueran diminutas espirales con forma de caracolas. ¿Puede ser que no se traten más que de pequeñas puertas a un pasado difícil de olvidar? Quizás, es la respuesta de la voz de mi interior que intenta sincerarse con una extraña.

  7. Tras bambalinas
    Con desaforado deseo votaron la ley tras bambalinas, y una lluvia de acerados reproches apagó el dulce sonido de la caracola que siempre llevaba consigo. Tirado en el arcén, recogió su vademécum tan maltrecho como él y desapareció de tan indigno escenario, perdiéndose entre el elenco de actores.

  8. Acompaño con la mirada sus gráciles movimientos y el atávico deseo de ser como ella se manifiesta una vez más.
    Me visualizo apareciendo majestuosa de entre las bambalinas del escenario recibiendo, mientras saludo, una lluvia de aplausos y exclamaciones admirativas que me envuelven en una nube de sueños realizados.
    Ella, acompañada siempre de la misma música, sigue girando incansable en el centro de la caracola.
    Yo, sentada en el arcén, entreteniendo el tiempo dando cuerda una y otra vez a la cajita de música, espero que algún conductor amable me acerque a mi destino.

  9. Acertijo 12

    Entre sus velos confunde
    deseo con realidad
    y a voz en cuello difunde
    la ilusión como verdad.

    Oculta entre bambalinas
    caballeros y rufianes,
    reyes, clérigos, truhanes,
    magas, monjas y adivinas.

    Mas…dejemos cancamusas,
    pongamos final y punto,
    y pasemos de las musas…
    de la poesía al asunto.

    Y el asunto se evidencia
    en que ni es lluvia ni edén,
    ni caracola ni arcén,
    es fingimiento, apariencia.

    Completando el aforismo
    de la tercera cuarteta,
    no has de perder la chaveta
    y abrirás el mecanismo
    del final de esta historieta.

    1. Caballero Mencía. Como siempre a vuestros pies, leeros es un gozo, os lo digo con claridad y devoción, poco a poco os vais ganando incluso Santa Cruz del Tozo, que de ahí no soy, pero conozco y sirve para darle un toque más hermoso. Aún queriendo, os garantizo que esta pluma no es capaz de hacer tan bellas poesías, tanto talento, utilizáis, cortesía y saber plasmar, que me llenáis de alborozo ¡Chapó, caballero Mencía!

  10. Matías V

    Hasta que conoció a Marita, Matías no había sentido deseo por ninguna mujer. Su naturaleza mantenía entre bambalinas su afectividad, pero aquella voz de mujer entre la lluvia, en el parque de San Francisco, fue como el sonido de una caracola, sedoso y potente al mismo tiempo, que le trajo a una realidad nueva. Había circulado por una estrecha carretera sin arcén y ahora se abría ante él una autopista. No había podido, hasta entonces, estar muy lejos de las ruinas del Picu Castiellu y aunque sentía la necesidad de explicárselo a Marita no se atrevió. Temió perderla y calló.

  11. Todos los domingos les veo pasear desde mi ventana. Él pragmático y decidido, sin dar un paso en falso. Ella le mira con el deseo de la eterna romántica, que juega a besarle entre bambalinas.

    Han pasado los años. Hoy ella pisa fuerte sobre la lluvia y él, mimoso, se aferra a su brazo, de perderla temeroso.
    Le entrega una caracola, mientras cae sobre el arcén al cruzar la carretera que les lleva al río.

    Quiero correr y ayudarles, como me han ayudado a vivir a través de su amor, pero no puedo moverme y mi maldita enfermera no aparece.

  12. Le ardía el DESEO de salir de las BAMBALINAS aunque eso implicara soportar la LLUVIA de miradas que caerían sobre él desde el patio de butacas. Sabía que tendría que vencer esa timidez que le compelía a volver a encerrarse en su caparazón de CARACOLA, pero estaba completamente decidido.
    En cualquier caso, sentía que había llegado el momento de salir del ARCÉN y comenzar su discurrir por la autovía de la interpretación.

  13. El deseo del actor era estar entre bambalinas. Quería actuar aunque temía salir al escenario más que a la lluvia, que a la tormenta. Ese miedo le hacía repasar su papel en el coche antes de cada función. Era un ensayo extraño, como escuchar el mar en una caracola. Aparcado en el arcén, terminaba divagando sobre la obra y siempre imaginaba al público aplaudiendo. Luego, antes de salir a escena, recordaba esa imagen y dejaba atrás sus nervios. Y, al final, el público le aplaudía como en sus ensoñaciones

  14. La lluvia empapaba el arcén. El contante repiqueteo sobre los tejados sonaba como el atronador rugido del mar azotado por la tormenta. Nada que ver con el suave y sutil sonido de la caracola que reposaba sobre su mesilla de noche. Reprimió el deseo de salir corriendo, como una actriz que se esconde entre bambalinas para ocultar su temor. Sinceramente, prefería quedarse sorda a que se le empapara el artístico moño que tantos tirones de pelo le había costado.

  15. No queriendo dejarse llevar por un DESEO
    jugó al despiste entre BAMBALINAS.
    Evitaba encontrar de frente
    la tentación de la que huía.

    Fuera la LLUVIA caía sin cesar
    barriendo deseos y quereres.

    El tiempo corría,
    mientras una CARACOLA repetía en un eco sin fín,
    sonidos que resuenan, sonidos que no mueren.

    Tirado en el ARCÉN quedó perdido un beso.
    Huérfano de un deseo que se ahogó,
    porque no fue.

  16. De niña soñaba todas las noches que mi vida transcurría entre BAMBALINAS, envuelta en miles de caricias de otros soñadores como yo. Ese era mi único DESEO. Y cuando despertaba de aquella ensoñación, mis ojos, inconsolables, se ahogaban en océanos. Me tocaba levantar a mis hermanos, prepararles el desayuno y llevarlos al colegio porque la vida me había regalado unos padres adictos a la heroína y más pobres que las ratas. Luego, entraba en clase, me sentaba en mi pupitre y te recordaba. Y mientras los profesores se esmeraban en ofrecernos clases magistrales, quizá fruto de sus propias frustraciones, yo contemplaba cómo las gotas de LLUVIA se estampaban en los cristales, manchándolos de todo ese amor que me diste. Entonces, me veía sujetando entre mis dedos la CARACOLA que me regalaste en el ARCÉN donde nos despedimos.

  17. Siempre me preguntaba qué DESEO pediría si alguna vez se me presentara a mi hada madrina .
    A mi me daba mucho miedo bailar ,siempre veía a mis compañeras con emoción ,entre BAMBALINAS. Esta tarde me retrase demasiado ,sin darme cuenta cayó la noche y la LLUVIA caía torrencialmente sobre Dreamsville.subí a las peldaños atropelladamente protegiéndome la cabeza del agua como podía , cuando de pronto la vi ! Una cARCOLA preciosa … gigante …brillante …no me pude resistir a cogerla !! La acerqué a a mi oído y….si mediar palabra… Me vi allí !!bailando sobre el ARCEN!! Como ellas !!como mis compañeras!! Como las que tanto miraba y admiraba!! Haciendo mil piruetas !! Mil pasos y volteretas que siempre había visto y sin darme cuenta aprendido . Sin miedo !! Sin miedos !!
    La música me transportaba a playas paradisiacas y a mundos de infinita belleza y libertad! Que serían desde ahora mis mundos.

  18. No sé como lo hicimos
    Perdimos el deseo que había entre nosotros
    Entre aquellas bambalinas,
    un recuerdo de lo que hubo y ya no es.
    Lo vivimos tan intensamente
    que rápido se quemó
    Solo la lluvia refrescó nuestras vidas
    No hay nada eterno,
    no fuimos como el sonido de la caracola.
    Hoy te echo de menos y me siento idiota, esperando en este arcén por si pasas.

  19. ¡Oh! Cuanto desea mi alma
    De bambalinas y estrellas,
    Mirar en tu cara bella
    Mientras la lluvia escampaba;

    Deseos que son de angina
    Cuando se apretaba mi pecho,
    Te vi luz cómo iluminar
    Vuestro camino en provecho.

    El cangrejo de alta mar
    En cáscara de caracola,
    Encontró su allí alcázar,
    Que de hecho estaba sola.

    Y yo presto en el arcén
    No hallé donde escóndeme,
    De noche el nenúfar duermen
    Y los tulipanes también.

    Aun así en mí parecer
    Que hace al maestro sabe,
    La rima ha de comprender
    Si se puede y que no acabe.

  20. Queridísimo Fernando
    mas que poesías, coplillas
    que humildes y de puntillas
    su runrún van desgranando
    en cuarteta o en redondillas.

    O en quintillas como esta
    que atrás se nos va quedando.
    Estrujándome la testa
    rimando te doy respuesta
    queridísimo Fernando.

    Porque rimar es un vicio
    para mis luces de vate.
    En esto no soy abate
    tan sólo soy un novicio.

    Y con esta me despido
    que me entran las carrerillas
    y me voy como he venido,
    calladito, de puntillas.

  21. Más allá de la escalera sinuosa, CARACOLA varada en los siglos de oscuro olvido, la LLUVIA quebró tus huesos, oxidándolos hasta el sentido. Ahora es el miedo quien por ella asciende, entre BAMBALINAS ulula, se mece, más allá de la escalera sinuosa. Me buscas con afán, por un DESEO que no cesa, un temor que no envejece ¡tú! Miserable desacierto al que evito, gota colmada, estupor henchido, asciende ya, no te detengas, arroja sobre mi tumba ese ramo de níveas vergüenzas ¡y olvida! Desde el ARCÉN de este mundo suspiro, viento gélido, estertor mortecino, más allá de la escalera sinuosa.

  22. Ayer Julia, el gran amor de Juan, estrenaba su obra de teatro, y gracias a ella iba a cumplir su deseo de contemplarla entre bambalinas.
    Ella le dijo que llegase con una hora de antelación para entrar sin problemas y acomodarse en un buen lugar, pero no contaban con la lluvia que hizo ralentizar el tráfico.
    Le llevaba una gran sorpresa, ya que con la caracola que se encontraron la otra noche en la playa le había hecho un colgante.
    Pero todos sus sueños quedaron en el arcén de aquella maldita carretera, cuando se le cruzó aquel borracho al volante.

  23. —¿Qué es el deseo? —Preguntó la niña tras las floridas bambalinas.
    —¿Escuchas la lluvia atrapada aquí dentro? —preguntó el duende extendiéndole una caracola.
    —¡Sí! ¡Es genial! —La niña saltó de alegría—. Me gustaría sentirla cayendo sobre mí.
    —Eso es el deseo —explicó el hombrecillo—. Cuando quieres sentir algo que no tienes… Algún día desearás el amor de alguien.
    Juntos se detuvieron en el arcén de los sueños, frente al mar, para contemplar el amanecer.

  24. Su nombre era DESEO, para su madre era su anhelo. Deseo de maternidad, deseo de felicidad, deseo de amar. Deseo siempre buscaba las BAMBALINAS de los sueños al escenario de la vida, pues era la efigie de la vergüenza, resguardada en pirámides de soledad. Aquella tarde de otoño, entre hojas de caducos árboles y bajo la LLUVIA de estrellas una sombra le rondó. No se distinguía su forma, tan solo una fragancia, brea e incienso, y en las manos una CARACOLA.
    -Toma Deseo, escucha su canto de sirenas y sus instrucciones.
    -Escucho “Sigue por el ARCÉN de tu destino

  25. Un sutil velo de deseo diluido en la suave penumbra con la que las bambalinas rasgan la oscuridad del escenario. Ocultas y apasionadas intenciones caen como cálida lluvia sobre la cruda realidad, floreciendo en volutas ensoñadoras.
    Lejana y fría, profundo rumor marino emanado de olas proveniente de la caracola hallada en el desierto ardiente, un solitario vehículo de ansiedad abandonado en el arcén de la sinuosa carretera de la vida.

  26. Cierro los ojos y pido el deseo de mirarles cuando creen que no son observados y verles en el teatro que es la vida como espectadora de la magia que sólo brinda su inocencia, magia capaz de transformar los días de lluvia en días para saltar en los charcos,magia que me hace sonreír cuando guardan cual tesoro una caracola para traer parte del verano al otoño.
    Días que van quedando rezagados en el arcén,días que van dando forma a sus vidas y a la mía.
    Que espere la vida para cerrar el telón.

    1. Cierro los ojos y pido el deseo de mirarles cuando creen que no son observados y verles jugar entre BAMBALINAS en el teatro que es la vida como espectadora de la magia que sólo brinda su inocencia,magia capaz de transformar los días de lluvia en días para saltar en los charcos,magia que me hace sonreír cuando guardan cual tesoro una caracola para traer parte del verano al otoño.
      Días que van quedando rezagados en el arcén,días que van dando forma a sus vidas y a la mía.
      Que espere la vida para cerrar el telón.

  27. Ya nos advirtió Williams de que había que tener cuidado con Un Tranvía Llamado Deseo. Más, desde luego, que con un deseo llamado tranvía que no llega nunca a cumplirse en Granada. Paz haría una buena versión hispana de la obra en compañía de Anthony Quinn hijo. Yo podría estar entre bambalinas cantando bajo la lluvia o, mejor, calladito escuchando el mar en una caracola, porque canto como el culo. En fin, todo acabaría con un beso apasionado en el arcén de la Gran Vía, al salir del teatro para celebrar el éxito. ¡O la llegada del susodicho a Graná!

  28. Se pasaba el día soñando, con la cabeza en las nubes. Un DESEO le ardía por dentro, mientras silencioso entre BAMBALINAS realizaba su trabajo. El corazón se le salía del pecho en cuanto sonaban los primeros compases. Sus pies tenían vida propia y volaban al ritmo de la música. Algún día tendría una oportunidad…

    Cabizbajo regresó a casa dando un paseo, mientras una fina LLUVIA resbalaba por su cara mezclada con la sal de sus lágrimas.

    Sacó la CARACOLA que guardaba en su bolsillo. Le tranquilizaba escuchar su sonido, imaginar cómo sería el mar… nunca lo había visto. Pensaba ir cuando lograra ser un bailarín famoso y saliese de gira…

    Al cruzar la calle, no se dio cuenta del coche que se acercaba a gran velocidad. Frenó pero no pudo parar a tiempo, con la lluvia el suelo estaba resbaladizo.

    Junto al ARCÉN quedaron rotos sus sueños mientras se escuchaba el rumor del mar…

  29. Un DESEO le ardía por dentro. Entre BAMBALINAS el corazón se le aceleraba. Sus pies volaban al ritmo de la música. Algún día tendría su oportunidad…

    Cabizbajo volvió caminando a casa. La LLUVIA resbalaba entre la sal de sus lágrimas.

    Sacó una CARACOLA del bolsillo. Le tranquilizaba escucharla, imaginar el mar… iría cuando lograra ser un bailarín famoso y saliese de gira…

    Al cruzar la calle, no vio el coche que se acercaba a gran velocidad. No pudo parar a tiempo, con la lluvia estaba resbaladizo.

    Junto al ARCÉN quedaron rotos sus sueños mientras se escuchaba el rumor del mar…

  30. Entre BAMBALINAS observaba el repiqueteo apagado y constante de la LLUVIA sobre el ARCÉN.
     EL DESEO, de volver a la playa que tantos buenos momentos le dió durante sus días de estío era debido, al murmullo de la CARACOLA, que tenía apoyada en su oído.

    La melancolía del otoño hace evocar los recuerdos…

  31. Contenía su DESEO de invitarla a tomar un café mientras, entre BAMBALINAS, observaba el repiqueteo apagado y constante de la LLUVIA.
    En su mano, una CARACOLA, que tiempo atrás había recogido del ARCÉN en una ciudad costera donde vivieron su amor de verano…

  32. Anastasia, soñadora o ávida de recuerdos, visitaba todas las mañanas la sala del museo del pintor Edar Degas, pintor de bailarinas, creo que su deseo era intentar reconocerse entre ellas, bailando entre bambalinas, con sus zapatillas en punta y su tu-tu. Por las tardes increíblemente siempre se escuchaba en su casa “cantando bajo la lluvia”, claqueando mientras cantaba Gene Kelly, Antes de dormir escuchaba su gramófono y de su gran caracola salía el lago de los cisnes. Y en la calle andaba por el arcén buscando el equilibrio, como una niña reía a carcajada, dejando huella para siempre recordarla.

  33. Como cada tarde, apoyada en su bastón salía a dar su paseo. Sumergida en su soledad, pensaba en su mayor deseo incumplido ” ver el mar “.
    Siempre anduvo entre bambalinas, rodando de pueblo en pueblo pero siempre del interior.
    En aquellas épocas se ganaba lo justo para sobrevivir y no se pensaba en las vacaciones.
    La lluvia empezó a caer y apresuró el paso; tropezó con algo ¿ que hacía una caracola en el arcén ?.
    Se agachó como pudo y recordó que decían que si te la acercabas al oído , se oía el mar…y ella lo oyó…y lo imaginó.

  34. Pide un DESEO, me susurró Carlo, el director de la compañía entre BAMBALINAS minutos antes del comienzo de la obra. Mi deseo era contundente, que reapareciera Alfonsina en escena. Así era como llamábamos a Eliana la actriz principal que nos dejó. Me atormenta el recuerdo de aquella noche de LLUVIA en que la llamé por teléfono y cantábamos la canción que ensayaba mientras conducía: “La canción que canta en el fondo oscuro del mar, la CARACOLA”. El golpe siguiente fue seco. Su vida terminó en aquel ARCÉN y aunque la obra siga en cartel, nunca será la misma.

  35. Ni el paso del tiempo le puedo hacer olvidar el deseo de revivir entre sus amadas bambalinas esa hermosa sensación de escuchar las gotitas de lluvia que en días de función, el sonido del chaparrón difuminado con el sonido de cada representación creaba el efecto del sonido del interior, idéntico al de una caracola marina, que en mi refugio, un acogedor arcén debajo del puente donde pasaba las primeras noches de otoñales. Donde y en noches de tormenta, podría disfrutar escuchando el preciso sonido del mundo marino que se fundía con el ruido de una gran ciudad, creando una sinfonía.

  36. DESEO – BAMBALINAS – LLUVIA – CARACOLA – ARCÉN

    El grupo teatral, teníamos un DESEO. Estrenar la obra que habíamos ensayado, durante seis meses.
    Finalmente se anuncio la obra y entre BAMBALINAS emocionados.
    Todo transcurría en una bonita playa del Pacifico; teníamos efecto LLUVIA, en el escenario, arena de coral blanca y una bonita CARACOLA cerca de una roca.
    Sonaban los primeros acordes Hawainaos. Era una historia de la Polinesia.
    Paz Vega era nuestra invitada de honor.
    Mis padres dejaron el coche averiado en el ARCÉN de la carretera, Pero llegaron puntuales.
    La obra fue un éxito y los aplausos se prolongaron por 10minutos. Sentimos, todos una gran satisfacción.

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