Cuando menos te lo esperas, la vida te da una nueva oportunidad de aprender. Y cuando te da dos de golpe, es para saltar de felicidad.
La primera la estáis leyendo, hasta ahora había estado 'jugando' al maravilloso juego solidario de Mar Olayo, hoy me da la oportunidad de escribir sin muletas, gracias Mar.
La segunda ha sido la ocasión de visitar el Centro Ocupacional de la Fundación APASCOVI.
Mientras que la primera opción ha supuesto un gran reto ( y alguna noche en vela), la segunda ha supuesto una gran experiencia y una enseñanza.
Enclavado entre Colmenarejo y el embalse de Valmayor, rodeado de encinares y jarales, el Centro Ocupacional, uno de los que la Fundación APASCOVI tiene en la Sierra Noroeste de Madrid, en el cual se atiende y forma a personas con diversidad funcional.
En un principio, una asociación de familias, fueron cubriendo las necesidades de sus hijos. Hoy tienen como meta la máxima integración de sus familiares.
Para conseguir este fin, disponen de diversos talleres y también participan en el funcionamiento de las instalaciones. Pero lo que más me llamó la atención durante la visita es el cuidado y la dedicación que ponen en sus tareas, la alegría y el orgullo cuando la realizan. Todo ello supervisado por un plantel de profesionales, apoyados por voluntarios. Todos ellos forman más una familia que una institución.
Su principal actividad es la jardinería, cuentan con un vivero y una planta de compostaje, llevan el cuidado de las zonas ajardinadas de Colmenarejo. También disponen de un taller de reciclaje, donde elaboran su propio papel y hacen accesorios de oficina. Y en el simpático "taller de las chuches" hacen estuchados con diversos tipos de golosinas de forma muy artística.
Entramos en Agosto, mes tradicionalmente "vacacionero" en nuestros calendarios. Aprovechamos para hacer lo que durante el resto del año no podemos. Por favor, no dejemos de escribir, ni de ser solidarios, inundemos el blog de relatos. Así haremos un gran regalo a Mar...